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En López de Micay, un municipio de mayoría negra del Pacífico colombiano, las alternativas escaseaban para los más jóvenes. Ana Valencia, para entonces una bachiller de 16 años, dio luz a Mary. Quiso seguir una carrera universitaria, pero ante la falta de recursos decidió migrar cinco años después. La pequeña Mary quedó al cuidado de la abuela.
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“Para que me fuera mejor tenía que irme a otro país”, recuerda Ana en conversación con la AFP. En 2011, siendo una madre soltera de 21 años, viajó a la ciudad chilena de Viña del Mar. Un empleo en un casino le dio para vivir, estudiar Ingeniería Financiera y reunir el dinero para regresar por su hija en 2014.
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Mary se consolidó en el fútbol juvenil de Chile y a punta de gambetas calló las bocas que desde el inicio le lanzaron comentarios racistas. Superó el engorroso proceso de nacionalización como chilena y el miércoles, con 19 años, se medirá con Colombia en la última fecha del Grupo A de la Copa América en la ciudad de Cali, en un duelo decisivo para clasificar a las semifinales.
“¡Chilena y punto!”
A principios de la pasada década, una ola de migrantes de Colombia, varios de ellos del Pacífico, aterrizó en la próspera economía chilena. Según datos oficiales del país austral, solo los viajeros del vecino Perú superaban la cifra de los colombianos que migraban allí desalentados por la falta de empleo, de acceso a la educación y la violencia.
Ana temió siempre que su hija podría ser víctima de discriminación. “Cuando yo llegué a Chile no había tantos negros, era como una novedad ver morenos”, dice. En 2021 Mary confesó al portal emol.com: “En el colegio era la única morena, era extraño para los demás y me molestaban a veces”.
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Pero gracias a su destreza con el balón se ganó el respeto de sus compañeros. Su carrera fue en ascenso y en 2021 recibió un espaldarazo de la selección chilena sub-20, que le abrió sus puertas para un encuentro amistoso en el que marcó dos goles.
A Mary, cuenta su mamá, la llamaban “la africana” y en su cuenta de Instagram recibió comentarios que la acusaban de robar el trabajo de los chilenos. Le recriminaban el colocar a una jugadora “africana”a jugar con su país, sabiendo que en Chile también hay jugadoras que tienen la capacidad de hacerlo.
Su equipo, el Santiago Morning, denunció que fanáticos de un rival lanzaron dichos racistas en su contra. En su defensa, las barras del club capitalino exhibieron carteles con el mensaje “¡Mary es chilena y punto!”.
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Finalmente, este año recibió la nacionalidad chilena, tras lo cual La Roja la convocó para el Sudamericano Sub-20 de abril y el DT José Letelier la incluyó en su lista de viajeros de la selección mayor para la Copa América de Colombia.
En el partido más reciente, ante Bolivia, anotó un gol para el conjunto que marcha segundo en el grupo con tres puntos menos que las locales. Se dijo feliz por el apoyo que recibió desde la tribuna.
Valencia no reniega del país que representa. “Aquí pude terminar el colegio, pude hacer deporte y ahora me está yendo bien. Es maravilloso. En Colombia no hubiese tenido estas oportunidades”, le amplió a Emol.
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