27 años sin ‘Magic’ Senna
En la historia de la Fórmula 1 han existido un sinnúmero de accidentes, pero pocos tan trágicos como el de Ayrton Senna. El premio de San Marino de 1994 en Imola, Italia, terminó con la muerte del piloto tres veces campeón del mundo.
Valentina Fajardo
Ayrton Senna da Silva, nacido el 21 marzo de 1960 en Sao Paulo, Brasil, empezó en el mundo del automovilismo en 1984 en el Premio de su país. Tan solo un año después, Magic Senna ganó su primer torneo en el Gran Premio de Portugal de 1985. A partir de ese momento, el piloto empezó a arrasar con todo y logró acumular 161 títulos en total. A pesar de sus años en la cima del automovilismo, la carrera de Senna venía pico abajo.
(Juan Manuel Fangio: herrero, futbolista y leyenda)
En su décimo año de carrera deportiva, Senna estaba listo para reivindicarse en las pistas y los premios de la Fórmula 1. El Gran Premio de San Marino 1994 era la carrera donde pretendía recobrar confianza enfrentando a la nueva sensación del automovilismo: el alemán Michael Schumacher.
San Marino 1994, el premio maldito
La carrera más trágica en la historia de la Fórmula 1 fue el Gran Premio de San Marino de 1994. Esta era la tercera fecha de la temporada y la primera carrera que se disputará en Europa. Senna buscaba su tercera pole del año, pero terminó siendo una de las tres víctimas que dejaría ese GP.
El fatídico fin de semana empezó el viernes 29 de abril, en los entrenamientos libres para el premio y el accidente de Rubens Barrichello. El compatriota y protegido de Senna perdió el control de su automóvil y terminó estrellándose contra la barrera de neumáticos. Después del accidente, perdió el conocimiento y fue trasladado inmediatamente a un centro médico donde recibió la atención necesaria. Barrichello salió del hospital con la nariz y un brazo rotos, sin saber que su caso solo fue la antesala de los accidentes fatales que ocurrirían en los dos días siguientes.
El sábado 30 de abril, el día de la ronda de clasificación, fue el austriaco Roland Ratzenberger quien protagonizó el desastre. El debutante de la Fórmula 1 estaba participando el tercer Gran Premio de su nueva carrera como piloto. Después de haber firmado con la escudería Simtek al comienzo de la temporada 1994, Ratzenberger estaba cumpliendo con el sueño de toda su vida: competir en la F1.
Mientras el novato intentaba clasificar al Gran Premio de Imola, sufrió un choque que lo hizo salir de la pista y acabar contra un muro de concreto. El alerón delantero se desprendió del monoplaza y el piloto no pudo evitar estrellarse a más de 300 km/h de manera casi frontal contra las barreras. Incapaz de controlar su automóvil, el novato terminó contra el muro de la esquina Villeneuve.
Después del accidente el Simtek de Ratzenberger quedó sorprendentemente entero pese a la gravedad del choque, pero él no corrió la misma suerte. El austriaco sufrió varias lesiones, incluida una fractura de la base craneal, la que le quitó la vida de manera inmediata. Sid Watkins, médico de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), certificó la muerte del piloto de 33 años a las 2:15 h del 30 de abril de 1994.
(Michael Schumacher: la gloria y tragedia de “El Barón Rojo”)
Tras la muerte de Ratzenberger el sábado, muchos pilotos contemplaron la posibilidad de no correr la carrera. Sin embargo, la FIA ya había firmado un millonario contrato con Federico Bendinelli, representante de los propietarios del Autodromo Enzo e Dino, para correr el Gran Premio y no podían darse el lujo de perder tanto dinero. Así que a los 25 pilotos restantes no les quedó más remedio que correr la carrera.
A diferencia del austriaco, ese domingo 1° de mayo, Senna correría un Gran Premio más en su undécima temporada de F1. El brasileño pretendía rendir homenaje a Ratzenberger colocando una bandera de Austria en su automóvil y en caso de ganar la carrera, o por lo menos quedar en el podio, iba a ondearla. Pero él nunca cruzaría la línea de meta.
Como era de esperarse, Senna lideraba la prueba con Michael Schumacher muy cerca. En la curva de la vuelta siete de la carrera, el ícono brasileño se estrelló en la esquina de Tamburello: el Williams del piloto brasileño chocó con la pared a más de 220 km/h. Los médicos entraron al circuito y pidieron un helicóptero para llevarlo al hospital. Senna ya se había ido. Eran las 2:17 p. m. del primero de mayo de 1994.
La RAI, responsable de la retransmisión televisiva, emitió en directo el accidente de Senna y todos los fanáticos del automovilismo lo vieron desde sus casas. Después de escasos 38 minutos del accidente de Senna, la carrera se reanudó y ganó Schumacher. Todo por el cruel capricho de seguir con la carrera. De hecho, lo único que hizo la FIA al estado de ánimo de duelo fue no dejar que se rociara champaña en el podio.
La muerte no fue oficialmente anunciada hasta las 6:40 p. m., más de cuatro horas después del accidente. Desde la salida de Imola hasta el Hospital de Bolonia se hizo todo lo posible para resucitar a Senna, pero fue en vano. El piloto tenía muerte cerebral desde el segundo impacto cuando piezas dentadas de la rueda delantera penetraron en su casco y produjeron múltiples fracturas en la base de su cráneo.
La muerte de Senna y Ratzenberger llevó a la reactivación de la Asociación de Pilotos de Grandes Premios e implementación de cambios en la Fórmula 1. El accidente no solo implicó nuevas medidas de seguridad, sino también hacer de las carreras más lentas. Por ejemplo el trazado en muchas pistas cambió y se incorporaron áreas de amortiguación para frenar a los autos antes de que choquen con la pared.
En lo que respecta a los utensilios del piloto, desde 1994 se implementaron las protecciones laterales de cabeza en la cabina para evitar un desplazamiento hacia los costados en un accidente. En el 2003 llegó el Head and Neck Support System (HANS), un dispositivo que proporciona soporte a la cabeza y al cuello en caso de accidente, y se volvió obligatorio en los cascos de todos los pilotos.
Pasaron 20 años para que otro piloto muriera por una carrera. En 2014, el piloto frances Jules Bianchi se incrustó debajo de una grúa en la vuelta 43 del Gran Premio de Japón. Bianchi salió con vida del circuito de Suzuka y fue llevado al hospital de inmediato. Pero el daño axonal difuso fue demasiado para su cuerpo de 25 años y falleció el 17 de julio de 2015, nueve meses después del accidente.
El gran premio de San Marino del 94 dejó una victoria agridulce de un joven Schumacher, un piloto herido y dos fallecidos, pero Ratzenberger se llevó una cosa más. A pesar de que fue una de las víctimas mortales, este premio es mayormente conocido por la muerte de Senna y en algunas ocasiones el accidente del austriaco no es mencionado. Todo esto debido al lugar que Senna había ganado en la historia de este deporte y el momento efímero de Ratzenberger en las pistas. Es comprensible, aunque algo injusto, que la muerte del campeón brasileño eclipse la de su colega menos conocido.
Ayrton Senna da Silva, nacido el 21 marzo de 1960 en Sao Paulo, Brasil, empezó en el mundo del automovilismo en 1984 en el Premio de su país. Tan solo un año después, Magic Senna ganó su primer torneo en el Gran Premio de Portugal de 1985. A partir de ese momento, el piloto empezó a arrasar con todo y logró acumular 161 títulos en total. A pesar de sus años en la cima del automovilismo, la carrera de Senna venía pico abajo.
(Juan Manuel Fangio: herrero, futbolista y leyenda)
En su décimo año de carrera deportiva, Senna estaba listo para reivindicarse en las pistas y los premios de la Fórmula 1. El Gran Premio de San Marino 1994 era la carrera donde pretendía recobrar confianza enfrentando a la nueva sensación del automovilismo: el alemán Michael Schumacher.
San Marino 1994, el premio maldito
La carrera más trágica en la historia de la Fórmula 1 fue el Gran Premio de San Marino de 1994. Esta era la tercera fecha de la temporada y la primera carrera que se disputará en Europa. Senna buscaba su tercera pole del año, pero terminó siendo una de las tres víctimas que dejaría ese GP.
El fatídico fin de semana empezó el viernes 29 de abril, en los entrenamientos libres para el premio y el accidente de Rubens Barrichello. El compatriota y protegido de Senna perdió el control de su automóvil y terminó estrellándose contra la barrera de neumáticos. Después del accidente, perdió el conocimiento y fue trasladado inmediatamente a un centro médico donde recibió la atención necesaria. Barrichello salió del hospital con la nariz y un brazo rotos, sin saber que su caso solo fue la antesala de los accidentes fatales que ocurrirían en los dos días siguientes.
El sábado 30 de abril, el día de la ronda de clasificación, fue el austriaco Roland Ratzenberger quien protagonizó el desastre. El debutante de la Fórmula 1 estaba participando el tercer Gran Premio de su nueva carrera como piloto. Después de haber firmado con la escudería Simtek al comienzo de la temporada 1994, Ratzenberger estaba cumpliendo con el sueño de toda su vida: competir en la F1.
Mientras el novato intentaba clasificar al Gran Premio de Imola, sufrió un choque que lo hizo salir de la pista y acabar contra un muro de concreto. El alerón delantero se desprendió del monoplaza y el piloto no pudo evitar estrellarse a más de 300 km/h de manera casi frontal contra las barreras. Incapaz de controlar su automóvil, el novato terminó contra el muro de la esquina Villeneuve.
Después del accidente el Simtek de Ratzenberger quedó sorprendentemente entero pese a la gravedad del choque, pero él no corrió la misma suerte. El austriaco sufrió varias lesiones, incluida una fractura de la base craneal, la que le quitó la vida de manera inmediata. Sid Watkins, médico de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), certificó la muerte del piloto de 33 años a las 2:15 h del 30 de abril de 1994.
(Michael Schumacher: la gloria y tragedia de “El Barón Rojo”)
Tras la muerte de Ratzenberger el sábado, muchos pilotos contemplaron la posibilidad de no correr la carrera. Sin embargo, la FIA ya había firmado un millonario contrato con Federico Bendinelli, representante de los propietarios del Autodromo Enzo e Dino, para correr el Gran Premio y no podían darse el lujo de perder tanto dinero. Así que a los 25 pilotos restantes no les quedó más remedio que correr la carrera.
A diferencia del austriaco, ese domingo 1° de mayo, Senna correría un Gran Premio más en su undécima temporada de F1. El brasileño pretendía rendir homenaje a Ratzenberger colocando una bandera de Austria en su automóvil y en caso de ganar la carrera, o por lo menos quedar en el podio, iba a ondearla. Pero él nunca cruzaría la línea de meta.
Como era de esperarse, Senna lideraba la prueba con Michael Schumacher muy cerca. En la curva de la vuelta siete de la carrera, el ícono brasileño se estrelló en la esquina de Tamburello: el Williams del piloto brasileño chocó con la pared a más de 220 km/h. Los médicos entraron al circuito y pidieron un helicóptero para llevarlo al hospital. Senna ya se había ido. Eran las 2:17 p. m. del primero de mayo de 1994.
La RAI, responsable de la retransmisión televisiva, emitió en directo el accidente de Senna y todos los fanáticos del automovilismo lo vieron desde sus casas. Después de escasos 38 minutos del accidente de Senna, la carrera se reanudó y ganó Schumacher. Todo por el cruel capricho de seguir con la carrera. De hecho, lo único que hizo la FIA al estado de ánimo de duelo fue no dejar que se rociara champaña en el podio.
La muerte no fue oficialmente anunciada hasta las 6:40 p. m., más de cuatro horas después del accidente. Desde la salida de Imola hasta el Hospital de Bolonia se hizo todo lo posible para resucitar a Senna, pero fue en vano. El piloto tenía muerte cerebral desde el segundo impacto cuando piezas dentadas de la rueda delantera penetraron en su casco y produjeron múltiples fracturas en la base de su cráneo.
La muerte de Senna y Ratzenberger llevó a la reactivación de la Asociación de Pilotos de Grandes Premios e implementación de cambios en la Fórmula 1. El accidente no solo implicó nuevas medidas de seguridad, sino también hacer de las carreras más lentas. Por ejemplo el trazado en muchas pistas cambió y se incorporaron áreas de amortiguación para frenar a los autos antes de que choquen con la pared.
En lo que respecta a los utensilios del piloto, desde 1994 se implementaron las protecciones laterales de cabeza en la cabina para evitar un desplazamiento hacia los costados en un accidente. En el 2003 llegó el Head and Neck Support System (HANS), un dispositivo que proporciona soporte a la cabeza y al cuello en caso de accidente, y se volvió obligatorio en los cascos de todos los pilotos.
Pasaron 20 años para que otro piloto muriera por una carrera. En 2014, el piloto frances Jules Bianchi se incrustó debajo de una grúa en la vuelta 43 del Gran Premio de Japón. Bianchi salió con vida del circuito de Suzuka y fue llevado al hospital de inmediato. Pero el daño axonal difuso fue demasiado para su cuerpo de 25 años y falleció el 17 de julio de 2015, nueve meses después del accidente.
El gran premio de San Marino del 94 dejó una victoria agridulce de un joven Schumacher, un piloto herido y dos fallecidos, pero Ratzenberger se llevó una cosa más. A pesar de que fue una de las víctimas mortales, este premio es mayormente conocido por la muerte de Senna y en algunas ocasiones el accidente del austriaco no es mencionado. Todo esto debido al lugar que Senna había ganado en la historia de este deporte y el momento efímero de Ratzenberger en las pistas. Es comprensible, aunque algo injusto, que la muerte del campeón brasileño eclipse la de su colega menos conocido.