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“El mejor premio es que sea excelente persona, buen hijo y buen compañero. Eso es lo que uno más quiere”, dijo Angélica Vivas, mamá de Ángel Barajas, con el orgullo y la alegría desbordándose de sus ojos.
Lo afirmó con una sonrisa. La misma con la que recibió el reconocimiento y subió hasta lo más alto del podio, donde tantas veces ha estado su hijo Ángel Gabriel, medallista de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, quien fue galardonado como el mejor deportista juvenil de Colombia por El Espectador y Movistar en 2023.
De niño era incontrolable, y de ángel solo tenía el nombre. Se la pasaba haciendo volteretas y se trepaba en todo lado: muros, rejas, techos y hasta en los armarios. Jugaba a ser Sportacus, el protagonista de Lazy Town.
“Mamá, deme manzana verde porque a Sportacus le salen fuerzas cuando se las come”, recordó Angélica, quien le brindó todo su amor maternal y lo apoyó en cada locura desde chiquito.
Tenía unos tres años, pero ya se disfrazaba del protagonista de la serie y exponía su destreza innata. Era tanta su energía, que un vecino le recomendó a Angélica que lo inscribiera en gimnasia, pero no fue amor a primera vista.
En el coliseo Eustorgio Colmenares de Cúcuta solo había niñas y, en medio de su timidez al ver tanta gente, rompió en llanto. Se desanimó. Pero pasó el tiempo y llegó una segunda oportunidad.
Cuando una prima se inscribió, Angélica y Ángel volvieron a intentar. El pequeño dudó, pero luego tomó confianza y nunca abandonó la gimnasia artística. El deporte que le genera adrenalina, el sentimiento que más disfruta.
Bajo las enseñanzas de Jossimar Calvo y Jairo Ruiz, a sus 13 años ya era campeón de Juegos Nacionales y el año pasado logró siete preseas doradas en los Juegos Suramericanos de la Juventud, en Rosario, Argentina. Fue el mejor en piso, barra fija, barras paralelas, caballo con arzones, salto del potro, equipos y concurso completo individual.
En 2023, a sus 17 años, ya sabe qué es ser campeón mundial. En la cita orbital de juveniles en Turquía arrasó con todo. Conquistó cuatro medallas: dos de oro, una de plata y una de bronce.
Confirmó que no es solo una promesa, sino el presente de este deporte a nivel nacional e incluso suramericano. Pero no todo han sido premios, medallas y reconocimientos.
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Dedicarse al deporte, desde tan joven, le ha llevado a tomar decisiones distintas a las de cualquier persona de su edad. Ve poco a sus amigos, no sale de fiesta y estudia virtualmente. Todo es muy estricto, pero entiende que es por su futuro.
Angélica, su mamá, también ha hecho decenas de esfuerzos, más que sacrificios, como aclaró. Como cientos de madres en el país ha tenido que madrugar y trasnochar por el sueño de su hijo, así como extrañarlo cuando está compitiendo fuera del país.
Ha tenido que planear la alimentación de Ángel desde niño y hasta correr, como se dice popularmente, por las vitaminas del gimnasta, quien ha contado con la ayuda de su “nona” y de sus hermanos mayores, Yuri y Jeisson.
Su mamá, quien todavía recuerda los recorridos bajo el sol y a pie para llevar a Ángel a entrenar, ha sido el apoyo que lo ha alentado en los momentos que pensó rendirse.
Con un futuro que brilla por sí solo, el Ángel de mamá soñaba, junto a ella, en llegar a París 2024 y hacer historia para Colombia. Cumplió.