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La rivalidad comenzó en 1984, cuando Ayrton Senna en un modesto carro Toleman deslumbró al mundo del automovilismo. Bajó una lluvia torrencial, en las calles de Mónaco, casi le arrebata la victoria a Alain Prost, en una válida que terminó siendo culminada antes de tiempo por las condiciones climáticas.
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El brasileño demostró su talento al volante y años después fue contratado por McLaren. Como compañeros, protagonizaron, quizás, la rivalidad más importante en la historia de la Fórmula 1. Sin temores, comenzaron a demostrar sus diferencias en las pistas, en donde a ningunos les importaba tirarle el carro al otro en pro de sus intereses.
Así fue como Senna sacó ventaja en la temporada de 1988 en el Gran Premio de Portugal. Luego, en Japón, aseguró el título. Prost, segundo. Un año después, los puestos se intercambiaron: Prost, primero; Senna, segundo. En ese 1989, se quebró la relación porque, según el francés, Senna incumplió su palabra.
Prost dijo que habían pactado, para el Gran Premio de San Marino, que iba a ser respetado quien liderara en la primera curva. Senna arrancó adelante, pero luego la válida se detuvo. En el reinició, Prost iba adelante y Senna lo rebasó. El francés se enojó, anunció que al siguiente año se iba para Ferrari y casi no volvieron a dirigirse la palabra.
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Además, en ese mismo 89, Japón volvió a ser escenario de otra carrera para la eternidad. Senna necesitaba ganar ahí y en Australia para quitarle el título a Prost. Los dos McLaren se estrellaron y Prost se retiró mientras Senna intentaba volver a la pista ayudado por auxiliares. El brasileño fue suspendido y no se le valió el resultado.
En 1990, sí, otra vez Japón. Prost ya corría con Ferrari y, de nuevo, colisionó con el McLaren de Senna, que de todas formas se llevó el título, al igual que en 1991, cuando volvieron a tener un altercado en Alemania. Después Prost tuvo un retiro momentáneo y en 1993 regresó con contrato con la escudería Williams para volver a ser campeón del mundo y dejando a Senna segundo.
Un año después, en 1994, se produjo el accidente en Imola que derivó en la muerte de Ayrton Senna. Alain Prost cargó su ataúd y manifestó: “Ayrton fue el mejor piloto contra quien competí, por un enorme, enorme margen. Cuando él murió, una parte de mí murió también. Ayrton era el mejor, y por mucho”.