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La era amateur del tenis había llegado a su fin y, en 1968, se dio la profesionalización de este deporte. La Era Abierta, como comúnmente se le conoce, trajo consigo a estrellas del tenis como Rod Laver, John Newcombre, Arthur Ashe y la jugadora estadounidense Billie Jean King. A pesar de que esta era una nueva faceta del tenis, las cosas no habían cambiado: los hombres eran considerados superiores a cualquier mujer en el deporte. El circuito de los hombres no solo contaba con más torneos, sino que también ganaban siete veces más que la ganadora femenina. En el primer Abierto de Estados disputado en esta era, el ganado de la categoría masculina se llevó 80.000 dólares, mientras que la mujer solamente tuvo un premio de 10.000.
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Billie Jean King era consciente del problema de la desigualdad de género que existía, pero solamente la tocó directamente en Wimbledon de 1968. Junto al australiano Rod Laver ganaron la edición número 82 del torneo, pero el primero en la era abierta. Laver ganó un total de 2.000 libras frente a las 750 de King. A medida que pasaban los años, la brecha salarial entre hombres y mujeres en el tenis empezó a ampliarse considerablemente. El punto de inflexión fue el torneo Pacific Southwest de 1970. Anunció que el campeón masculino recibiría 12.500 dólares y 1.500 para la ganadora femenina. BJK sabía que era momento de hacer algo.
Billie Jean King propuso boicotear el torneo y algunas jugadoras se unieron a esta idea. Sin embargo, la Asociación de Tenis de Estados Unidos amenazó con de suspender a quienes no participaran del torneo, varias de ellas se retractaron, pero ocho mujeres más no se desanimaron. A BJK, se le unieron Julie Heldman, Peaches Bartkowicz, Rosie Casals, Judy Dalton, Kerry Melville, Nancy Richey, Valerie Ziegenfuss y Kristy Pigeon. Emprendieron su propio circuito y se convirtieron en las “nueve originales”.
En Texas, se organizó el Houston Women’s Invitational, también conocido como Virginia Slims Invitation, donde cada una de estas nueve valientes jugadoras se inscribieron por un dólar. Este certamen no solo fue una forma de protestar ante la brecha económica, sino también por la igualdad de derechos de las mujeres en el tenis. Así que el 23 de septiembre de 1970 arrancó el primer torneo solamente compuesto por mujeres y el nacimiento del tenis femenino.
Tres años pasaron y las cosas mejoraron relativamente, pero aún faltaba un organismo que regulara el tenis tanto masculino como femenino. Inicialmente, King propuso unirse con la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), pero muchos de los directivos se negaron. En junio de 1973 y ante esta negativa, las Original 9 junto Gladys Heldman, exeditora de la revista World Tennis Magazine, se creó la Asociación Femenina de Tenis (WTA). Este organismo sería encargado de no solamente defender los derechos de las tenistas, sino al mismo tiempo generar más oportunidades de competir, más visibilidad en los medios y un pago más equitativo.
Para septiembre de ese mismo año, el tenista retirado Bobby Riggs propuso una idea a BJK: si lo vencía en un partido televisado ganaría un premio de 100.000 dólares. Ante la arrogancia de Riggs, ella se opuso de inmediato. En busca de otra jugadora, contactó a la australiana Margaret Court, quien para ese momento era la número uno del tenis femenino. El partido fue desastroso, Court perdió y más que una derrota deportiva, tuvo un peso simbólico respecto que era algo que se conectaba con los debates sobre la igualdad de género. King sabía que ese partido significaba una lucha por las mujeres y decidió aceptar el reto de Riggs.
Para ese entonteces BJK ya era considerada como una figura esencial para la segunda ola del feminismo en Estados Unidos, era la ocasión perfecta para hacer defender los derechos de las deportistas. Hubo una intensa atención mediática, llena de sesiones fotográficas, ruedas de prensa y a este partido se le conoció como la “Batalla de los sexos”. King era consciente de que tenía muchas cosas por perder: ella estaba en lo más alto de su carrera y Riggs llevaba años sin jugar profesionalmente. Pero esta era la oportunidad perfecta para mostrarle al mundo que una mujer está a la misma altura de un hombre.
El 20 de septiembre de 1973, en el Houston Astrodome y frente a 30.000 personas, empezó el partido que cambiaría el camino del tenis femenino. Billie Jean King, de 29 años, derrotó 6-4, 6-3, 6-3 al exnúmero uno del mundo Bobby Riggs. Desde ese día, BJK se convirtió en un símbolo de admiración, esperanza y oportunidad para todas las mujeres deportistas en todo el mundo y la lucha por el feminismo.
La historia de este famoso partido dio lugar a que el tenis empezara a tomar en serio al juego de las mujeres profesionales. Después de la victoria de King, la Asociación de Tenis de Estados Unidos, tomó una decisión que cambió la historia del tenis. Para el Abierto de Estados Unidos de 1973, el premio para los campeones, tanto masculino como femenino, sería el mismo. Ese año Margaret Court y John Newcombe ganaron un total de 25.000 dólares.
A los otros Grand Slams les tomó casi 30 años igualar el valor de los premios. En el 2001 el Abierto de Australia decide entregar tanto al campeón femenino como masculino un total de 3,569,290 dólares australianos. Cinco años después, la Federación Francesa de Tenis se unió a la causa y en el Roland Garros del 2006 se entregó un primero de 8.543.700 dólares a cada uno de los ganadores. Wimbledon, el torneo más viejo de todos, fue el último en igualar el premio. Solo hasta el 2007, en su edición 121, se le entregó tanto a Roger Federer como a Venus Williams un premio de 10.039.193 dólares.
A pesar de que en el tenis sigue existiendo una desigualdad de género, Billie Jean King siempre será la pionera de la lucha por la igualdad de género en el deporte. Su figura inspiró a jugadoras como Martina Navratilova, Serena Williams y Sofia Kenin a seguir peleando por un trato equitativo por parte de la Federación Internacional de Tenis (ITF). La Copa Federación, equivalente a la Copa Davis de la ATP, decidió cambiar su nombre en honor de la tenista estadounidense. En septiembre del 2020, el torneo anual de la WTA más importante de cada año tomó el nombre de Billie Jean King Cup, la mujer que cambió la historia del tenis femenino.