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Brittney Griner vuelve a unos Olímpicos tras ser condenada a prisión en Rusia

La estrella de la WNBA competirá por su país por tercera vez en París, y la primera desde que fue detenida por cargos de drogas durante casi 10 meses en 2022.

Juan Diego Forero Vélez
23 de julio de 2024 - 11:20 p. m.
Brittney Griner representando a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2022.
Brittney Griner representando a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2022.
Foto: Getty Images

La vida es frágil. Todos sus componentes se quiebran con el tiempo. El mundo entero conoció a Brittney Griner en 2007 gracias a un vídeo publicado en Youtube. Bastaron 77 segundos para sembrar duda, excitación y ansiedad en todos los ojeadores de todos los equipos de la WNBA. Una joven aparecía enfrente de la cámara moviéndose con pasos rápidos en una cancha escolar de baloncesto. La pelota era una extensión viva de su alma. Se movía como un colibrí a través de un campo de flores y sus mates eran naturales, estéticos y libres.

“El básquetbol era mi normalidad. En la cancha no era rara. Era una superatleta. Siempre titular. Cuarenta minutos de aceptación. Cuatro cuartos de cordura”, dijo Brittney Griner en su último libro titulado Volviendo a casa. Luego de describir cómo se sentía antes de encontrar su lugar favorito, el único donde realmente siente que encaja, junto a su esposa.

El mundo que conoció y alabó a Griner luego de que aquel video se hiciera viral no fue siempre amable y considerado con ella. En los pasillos de la escuela escuchaba burlas grotescas, afirmaciones vulgares y ataques sin sentido. Fue perseguida y humillada por ser alta, homosexual y diferente. Se sintió castigada por todos, observada por la mayoría y juzgada sin reserva, hasta que el baloncesto la salvó, encontró refugio, algo por lo que luchar.

Cuando su fama empezó a cuantificarse, todo empezó a ser más fácil. Todos querían conocerla y seguirla. Conoció a Shaquille O’ Neal, firmó un increíble contrato con Nike, ganó dos medallas olímpicas con el equipo de los Estados Unidos, en Río 2016 y en Tokio 2020, y todo para llegar al día más bizarro, anormal y trágico de su vida hasta ahora.

Según cuenta, igual que muchas otras jugadoras de baloncesto profesional, tenía que jugar para dos equipos si quería ganar el dinero suficiente para vivir. Sus ingresos eran 250 veces menores que los de los jugadores de la NBA y en Rusia le pagaban cuatro veces más de lo que le pagaban en Estados Unidos. Se sentía cansada. Las articulaciones le dolían, la espalda se había convertido en un infierno que absorbía sus fuerzas a través de una succión interminable que le impedía dormir, y los cartílagos de sus rodillas se habían evaporado con los años, pero no podía parar; al menos no hasta cumplir con su contrato, que finalizaría en 60 días.

El 17 de febrero de 2022, luego de pasar el día de San Valentín en casa, junto a su esposa Cherelle, su madre y su sobrino, a las dos de la mañana de Phoenix, Brittney fue detenida por migración en el aeropuerto de Moscú y puesta bajo custodia bajo el delito de tráfico de drogas, algo que no podría haber imaginado ni en la peor y más decrépita de sus pesadillas.

Todo pasó demasiado rápido ese día y, por alguna razón, todo parecía ir en su contra. El tiempo, caprichoso, la obligó a alistar su maleta de forma desprolija; su esposa, que siempre lo hacía, no tuvo tiempo para hacerlo y, súbitamente, un par de pantalones, un poco de ropa interior y su pasaporte terminaron estrujados en el fondo de la maleta.

Encontró su celular cuando tan solo faltaban 30 minutos para su vuelo y además la ruta que usualmente tomaba para llegar a Ekaterinburg, ciudad donde estaba su equipo, cambió a último momento; la escala que usualmente hacía en Los Ángeles ahora la haría en Nueva York, y ese solo fue el inicio de la hecatombe.

Cuando Brittney llegó a Moscú, a solamente un paso de su destino, un pequeño perro detector de sustancias la seleccionó y la apartó del resto de los pasajeros del avión. No pasó mucho tiempo hasta que fue llevada a una habitación pequeña y gris en donde le hicieron preguntas en un prosaico inglés y le revisaron el equipaje sin escrúpulos.

Dentro encontraron cannabis, menos de un gramo, que estaba en su maleta debido a la torpeza con la que empacó sus cosas antes de salir de casa. Menos de un gramo, pero suficiente para que la condenaran a nueve años de prisión.

No importó cuántas veces trató de decir abogado en ruso, ni que su esposa, que estaba a punto de graduarse como abogada, estuviera apoyándola a través de Zoom, la diferencia de lengua fue lapidaria. Escuchó que podían ser uno o dos años, pero al final la ley fue implacable, y tal vez un poco radical.

Britney Griner estuvo en prisión de febrero a diciembre de 2022, cuando el gobierno de Estados Unidos logró un intercambio de prisioneros. Fue necesario que Viktor Bout, el “Mercader de la Muerte”, que cumplía 25 años en la cárcel por cargos de conspiración para asesinar ciudadanos estadounidenses, fuera enviado a Rusia para obtener su liberación.

Pero a diferencia del día de su vuelo, esos meses pasaron terriblemente lento. Tuvo que acostarse en sábanas usadas, manchadas con sangre, el frío fue aterrador y compartió su celda con una cantidad ingente de nidos de arañas que la mantuvieron enferma y al punto del colapso.

Ya han pasado 18 meses desde que fue liberada e increíblemente, en apenas unos días, estará de nuevo representando a su país en unos Juegos Olímpicos. Algo formidable. El primer partido se llevará a cabo el 29 de julio, en Lille, precisamente contra Japón, país al que le ganó su segunda medalla de oro, en 2020.

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Por Juan Diego Forero Vélez

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