Cabal y Farah: “La victoria y la derrota se tratan de la misma manera”
Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, la mejor dupla del tenis de Colombia, publicaron “Colombian Power”, un libro autobiográfico que recorre los momentos más importantes, buenos y malos, de su carrera.
Andrés Osorio Guillott
“En este libro van a encontrar historias que no se contaron en el día a día de nuestras carreras, varias situaciones en las que tuvimos problemas y salimos adelante”, dijo Robert Farah, mientras que Juan Sebastián Cabal afirmó que “teníamos una historia que nadie conoce, que podemos contar, que parte en dos el tenis colombiano, y nos pareció muy bonito compartirla, inspirar y marcar un camino a futuros deportistas”.
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“En este libro van a encontrar historias que no se contaron en el día a día de nuestras carreras, varias situaciones en las que tuvimos problemas y salimos adelante”, dijo Robert Farah, mientras que Juan Sebastián Cabal afirmó que “teníamos una historia que nadie conoce, que podemos contar, que parte en dos el tenis colombiano, y nos pareció muy bonito compartirla, inspirar y marcar un camino a futuros deportistas”.
Colombian Power, el libro autobiográfico de la mejor dupla del tenis colombiano, es eso, un recorrido por los inicios de sus carreras, por los momentos difíciles de cada uno, por las glorias que alcanzaron como equipo, pero todo atravesado por la cotidianidad, por el esfuerzo que hicieron de intentar recordar ese día a día y todos los detalles que ocurrían tras bambalinas.
“No todo es color de rosa. Siempre hay partes muy duras. Ese es el peor momento que he tenido. Tener un hijo enfermo no es para nada bonito. Fueron meses muy angustiantes, no podía dormir. Le agradezco a Robert, el hermano que me dio la vida, y al equipo, porque todos me apoyaron con las decisiones que tomaba”, señaló Cabal sobre uno de sus momentos más difíciles.
Farah, por su parte, dijo que había recuerdos que intentaba no evocar, y que sin dudarlo entre esos estuvo 2020, no solo por la pandemia, porque frenó el impulso que traían tras ganar Wimbledon y el US Open en 2019, sino porque fue ese el año en el que se dio el caso de dopaje por boldenona que, si bien terminó pronto y se demostró su inocencia, dejó “una mancha” que para él fue dolorosa: “El golpe anímico fue muy difícil. Lloré varias noches pensando que era lo peor que me podía haber pasado en mi carrera. Habría preferido lesionarme. Para mí no había nada peor a que me dijeran tramposo. Todo lo sucedido fue traumático, porque además la mancha quedó ahí”.
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Hay muchos nombres importantes: la familia, sus primeros entrenadores, entidades como Colsanitas, pero en el libro hay un capítulo y un protagonismo correspondiente al que tuvo en sus carreras Jeff Coetzee, quien fue su entrenador en sus años más fructíferos. “Jeff siempre nos inculcó que esto era una empresa. (…) Nos metió en la cabeza que no importaba quién hiciera qué en el partido, sino que siempre perdíamos y ganábamos juntos. (…) Íbamos a jugar sin ego y apuntar a grandes cosas. Esa fue la mentalidad que nos infundió”. Y fue precisamente sobre ese punto que Cabal y Farah respondieron para El Espectador lo que Coetzee les enseñó acerca de esa disciplina y fuerza mental, que para ellos es lo más importante que puede tener un deportista, sobre todo si se trata de competencias individuales.
“Él veía cada victoria como algo normal, como algo sencillo. Normalizar la victoria ayuda mucho. Cuando llegó Jeff hacemos final de Brisbane y después de cada partido decíamos que era una locura, él apenas te daba un abrazo. Para ser tu mejor versión tienes que normalizar eso. No es ser soberbio con la victoria. Hay que mantenerse en la misma media. Y ahí lo mismo con la derrota. La victoria y la derrota se tratan de la misma manera. El deporte no es sobre la victoria, es sobre el reto que propone a través de tu carrera”, respondió Farah, mientras que Cabal recordó en ese momento que “Jeff llegaba con una canasta de pelotas para trabajar y nos decía que fuéramos a la cancha, que había mucho por corregir. El mundo no para si ganaste o perdiste. No se trata de mantener la victoria arriba y la derrota abajo. Hay que trabajar, y son pasos”.
Hablar de Cabal y Farah sin hablar de 2019 no es posible. Ambos lograron en ese entonces lo impensado, y era que una dupla colombiana ganara no únicamente el torneo de mayor prestigio, quizá, que fue Wimbledon, sino también el US Open, que es el Grand Slam que sigue en la temporada. Un estado de gracia que difícilmente un deportista logra en su carrera, y ellos lo alcanzaron.
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“Ese año fue espectacular, aunque no empezó bien para nada, no ganábamos dos partidos seguidos. Era un proceso que llevábamos de niños. El rompecabezas se había armado. Nos convencimos de que éramos los mejores, que de ahí no nos bajaba nadie. Nos sentíamos favoritos. Todo se acomodaba. Las experiencias buenas y malas acumuladas nos hacían sentir que podíamos ganar eso y mucho más. Lo que nos paró fue el covid”, aseveró Cabal.
Su compañero agregó que “ganar Wimbledon es una acumulación de una cantidad de experiencias y aprendizajes que hicimos en 30 años de carrera. Esa fue nuestra tesis, nos preparamos para eso. Desde los tres años estás preparando ese momento. Es difícil de entenderlo, pero lo ganamos cuando tenía 32 años. Todo se resume en eso. Cuando arrancamos ese torneo sí sentía que nos lo íbamos a ganar. El instinto sabe”.
Ambos coinciden en que no extrañan los tiempos de ser tenistas. Están dedicados a sus familias, a sus fundaciones y a apoyar a otros tenistas, por ejemplo a Nicolás Barrientos, en el caso de Cabal, quien terminó diciendo que “extrañar tanto como el día a día no tanto. Cumplí el ciclo en el momento que era. Las prioridades cambian mucho. Puedo extrañar el paseo, estar en familia en un torneo, la competencia en sí, pero que piense en volver al circuito, no, no siento que me haga falta”.
“El ciclo se cerró, entre más pasa el tiempo me doy cuenta de lo que hicimos. La batería ya se había agotado y no había más por hacer. Fueron muchos años dedicados enteramente al tenis. La dedicación que le pusimos al deporte fue entera. Ahora estamos en el mundo empresarial del pádel, nos parece muy divertido, creemos que tiene muchos beneficios. Estamos muy contentos con eso. Tengo también mi fundación, que es de reforestación y regeneración de suelos degradados. También estoy involucrado con las nuevas generaciones en el tenis. Con eso la agenda se te llena y sigues un ritmo de vida muy parecido al del tenis”, concluyó Farah.
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