Calderón llegó en “makinón” al mejor equipo de su carrera

Tatiana Calderón regresó a la Fórmula 2 en unas circunstancias que mezclan fortuna, empoderamiento femenino y reguetón. Tras la pérdida de patrocinio en la IndyCar, categoría en la que corría hace un par de semanas, parecía que la piloto bogotana iba a estar parada por seis meses. Sin embargo, en cuestión de días se abrió una ventana en la escudería Choruz y con un empujón económico de la cantante Karol G pudo volver a competir en Europa.

El primer año de Tatiana Calderón en la Fórmula 2 fue complicado. Con Arden, la escudería británica para la que corrió, no tuvo el mejor desempeño. Además, en esa temporada ocurrió el accidente que cobró la vida de Anthoine Hubert, su compañero de equipo, en el Circuito de Spa Francorchamps (Bélgica).

Tres años después, el pasado fin de semana, ese fue el escenario de su regreso. A Anthoine lo tuvo presente y lo hace siempre que está al volante. La memoria del piloto francés le recuerda que siempre hay que disfrutar cuando se está a 300 km/h.

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Los últimos días, como no podía ser de otra manera, fueron una carrera para Tatiana. En la IndyCar, donde competía a principios de año, perdió su patrocinio a mitad de la temporada y ante la imposibilidad de continuar, Paula, su hermana, hizo lo posible para encontrar cómo financiarla y contactó a medio mundo para conseguir el dinero que le permitiera continuar en Estados Unidos.

En esas llegó a un contacto dentro del mundo de la música. La idea era que algún artista pudiera poner su nombre en el carro. Así conoció a Karol G. La cantante la empezó a seguir en sus redes sociales y no tardó en escribirle para invitarla a una de sus carreras.

Hace pocos días Tatiana no sabía qué iba a pasar el resto de la temporada. De golpe, su hermana la llamó para contarle sobre una buena posibilidad y sin pensarlo mucho viajó a Europa. Karol G le dio un empujón y en cuestión de horas era la nueva piloto de la escudería checa Choruz, de la Fórmula 2.

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Todo fue muy rápido, no pasó mucho desde su presentación hasta que tuvo que ponerse el casco y saltar a la pista. El agarre de su nuevo timón era muy ancho. Con un bisturí improvisó para hacerlo más cómodo para sus manos, que son pequeñas. En términos estéticos no era lo mejor, pero en los prácticos, que son los que importan, cumplió su función. Cuando se maneja a 300 km/h, sin dirección hidráulica y con la carga aerodinámica que eso conlleva, un mando cómodo es más que necesario.

El patrocinio en el deporte femenino es un asunto con mucha pista aún por recorrer pues menos del 1 % de los inversionistas se interesan en ellas, sobre todo en el deporte a motor. Por eso, Karol G se metió con toda para apoyar a Tatiana. Ambas saben lo que representa ver a una mujer compitiendo en las mismas condiciones que los hombres en una categoría históricamente dominada por ellos. El nuevo auto de la piloto va a llevar, además del nombre de la cantante, la palabra “Bichota”, que la artista definió como un himno al empoderamiento y al amor propio.

Aunque los uniformes de los pilotos están inundados de anunciantes, competir en este deporte es desafortunadamente muy costoso. Por temporada, Tatiana debe conseguir un millón de euros solo para competir. Para hacer más prácticas se requiere un gasto todavía más grande.

Por supuesto, hubo un factor suerte, los tiempos se dieron, el turco Cem Bolukbasi abandonó la escudería checa y Tatiana pudo por fin correr para ella. Estuvo cerca de entrar al equipo en 2019, pero llegó otro piloto con más presupuesto y se decidieron por él. Ellos ya estaban al tanto de su trayectoria y, al ser cercanos a la escudería Telmex, a la que pertenece Calderón, se pusieron en contacto con ella para tomar su lugar.

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“Este sí es un “makinón”, el otro (el de Arden) para la caneca”, dijo para referirse a su nuevo auto. Siente que este es el mejor equipo en el que ha estado y ha tenido buenas sensaciones, pues en poco tiempo ya mejoró sus registros. Además, tuvo un buen primer acercamiento con el ingeniero, los mecánicos y Enzo, su nuevo compañero, nieto de Emerson Fittipaldi, campeón de la F1 en dos ocasiones. Ambos se conocían de antes, pues ella compartió en Telmex con Pietro, el hermano de Enzo.

Tatiana está pendiente de las nuevas pilotos que están surgiendo. Algunas de ellas le escriben para conocerla y que las oriente en su camino para llegar a la élite del automovilismo mundial. A veces la invitan para ver pruebas y que les dé un enfoque para que mejoren las condiciones de su entrenamiento. La bogotana apoya en especial a las que se van por el camino duro. Está la W Series, donde solo compiten mujeres, pero considera que ese no es el lugar para que las las corredoras exploten su verdadero potencial.

Tatiana Calderón regresó a la Fórmula 2 en unas circunstancias que mezclan fortuna, empoderamiento femenino y reguetón. Tras la pérdida de patrocinio en la IndyCar, categoría en la que corría hace un par de semanas, parecía que la piloto bogotana iba a estar parada por seis meses. Sin embargo, en cuestión de días se abrió una ventana en la escudería Choruz y con un empujón económico de la cantante Karol G pudo volver a competir en Europa.

El primer año de Tatiana Calderón en la Fórmula 2 fue complicado. Con Arden, la escudería británica para la que corrió, no tuvo el mejor desempeño. Además, en esa temporada ocurrió el accidente que cobró la vida de Anthoine Hubert, su compañero de equipo, en el Circuito de Spa Francorchamps (Bélgica).

Tres años después, el pasado fin de semana, ese fue el escenario de su regreso. A Anthoine lo tuvo presente y lo hace siempre que está al volante. La memoria del piloto francés le recuerda que siempre hay que disfrutar cuando se está a 300 km/h.

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Los últimos días, como no podía ser de otra manera, fueron una carrera para Tatiana. En la IndyCar, donde competía a principios de año, perdió su patrocinio a mitad de la temporada y ante la imposibilidad de continuar, Paula, su hermana, hizo lo posible para encontrar cómo financiarla y contactó a medio mundo para conseguir el dinero que le permitiera continuar en Estados Unidos.

En esas llegó a un contacto dentro del mundo de la música. La idea era que algún artista pudiera poner su nombre en el carro. Así conoció a Karol G. La cantante la empezó a seguir en sus redes sociales y no tardó en escribirle para invitarla a una de sus carreras.

Hace pocos días Tatiana no sabía qué iba a pasar el resto de la temporada. De golpe, su hermana la llamó para contarle sobre una buena posibilidad y sin pensarlo mucho viajó a Europa. Karol G le dio un empujón y en cuestión de horas era la nueva piloto de la escudería checa Choruz, de la Fórmula 2.

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Todo fue muy rápido, no pasó mucho desde su presentación hasta que tuvo que ponerse el casco y saltar a la pista. El agarre de su nuevo timón era muy ancho. Con un bisturí improvisó para hacerlo más cómodo para sus manos, que son pequeñas. En términos estéticos no era lo mejor, pero en los prácticos, que son los que importan, cumplió su función. Cuando se maneja a 300 km/h, sin dirección hidráulica y con la carga aerodinámica que eso conlleva, un mando cómodo es más que necesario.

El patrocinio en el deporte femenino es un asunto con mucha pista aún por recorrer pues menos del 1 % de los inversionistas se interesan en ellas, sobre todo en el deporte a motor. Por eso, Karol G se metió con toda para apoyar a Tatiana. Ambas saben lo que representa ver a una mujer compitiendo en las mismas condiciones que los hombres en una categoría históricamente dominada por ellos. El nuevo auto de la piloto va a llevar, además del nombre de la cantante, la palabra “Bichota”, que la artista definió como un himno al empoderamiento y al amor propio.

Aunque los uniformes de los pilotos están inundados de anunciantes, competir en este deporte es desafortunadamente muy costoso. Por temporada, Tatiana debe conseguir un millón de euros solo para competir. Para hacer más prácticas se requiere un gasto todavía más grande.

Por supuesto, hubo un factor suerte, los tiempos se dieron, el turco Cem Bolukbasi abandonó la escudería checa y Tatiana pudo por fin correr para ella. Estuvo cerca de entrar al equipo en 2019, pero llegó otro piloto con más presupuesto y se decidieron por él. Ellos ya estaban al tanto de su trayectoria y, al ser cercanos a la escudería Telmex, a la que pertenece Calderón, se pusieron en contacto con ella para tomar su lugar.

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Tatiana está pendiente de las nuevas pilotos que están surgiendo. Algunas de ellas le escriben para conocerla y que las oriente en su camino para llegar a la élite del automovilismo mundial. A veces la invitan para ver pruebas y que les dé un enfoque para que mejoren las condiciones de su entrenamiento. La bogotana apoya en especial a las que se van por el camino duro. Está la W Series, donde solo compiten mujeres, pero considera que ese no es el lugar para que las las corredoras exploten su verdadero potencial.