Colombia y un futuro que ilusiona en el fútbol de salón
La selección nacional sub-17 se consagró campeona en Ciudad del Este, Paraguay. El profesor Sebastián Vega lidera el exitoso proceso.
Daniel Bello
Colombia ha sido un referente del fútbol de salón desde hace más de tres décadas y sus nuevas generaciones sienten la presión de ser protagonistas por el gran legado que dejaron figuras como Jhon Pinilla y William Panadero Estupiñán, campeones del mundo en tres ocasiones (2000, 2011 y 2015).
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Colombia ha sido un referente del fútbol de salón desde hace más de tres décadas y sus nuevas generaciones sienten la presión de ser protagonistas por el gran legado que dejaron figuras como Jhon Pinilla y William Panadero Estupiñán, campeones del mundo en tres ocasiones (2000, 2011 y 2015).
Hay con qué ilusionarse con las nuevas generaciones, y la prueba de eso es el título que consiguió la tricolor el pasado fin de semana en el Campeonato Mundial Sub-17 de la Asociación Mundial de Futsal. La cita tuvo lugar en Ciudad del Este (Paraguay).
La definición en la final, contra los dueños de casa, fue dramática. El duelo fue apretado en el tiempo regular —empataron 3-3— y se fueron al suplementario. En ese punto Colombia fue contundente y, con el gran desempeño de Jeison Baena, Maickol García y Juan Giraldo, se llevó la victoria por 6-4. Fue la segunda edición que se celebró de este certamen —la primera fue en 2016— y en ambas la tricolor quedó campeona.
Una habitual confusión
Antes de continuar, es preciso hacer una aclaración. Este deporte, el fútbol de salón (microfútbol), no debe confundirse con el fútbol sala, pues no son lo mismo. La principal diferencia es que la cancha y la pelota del fútbol sala son más grandes que en el de salón (micro); además, la pelota de micro es más pesada, las reposiciones de banda y esquina se hacen con las manos —en el otro es con los pies en ambos casos— y el portero no tiene permitido superar la mitad de la cancha.
“El futsal original es el nuestro, pero es un término del que se ha apropiado la FIFA”, reconoce Sebastián Vega, director técnico de la selección sub-17 que quedó campeona. “El de ellos tiene un apalancamiento económico diferente, ha traído cosas importantes, pero, a pesar de que es muy practicado, en Colombia no lo es tanto como el fútbol de salón. Acá somos potencia”.
El fútbol de salón es regido por la Asociación Mundial de Futsal (AMF) —antes Fifusa—, mientras que al otro lo patrocina la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). Los campeonatos que organiza la AMF tienen mayor tradición, aunque los de la FIFA cuentan con el apoyo de toda su estructura, que es mucho más grande e incluso ya organizó un mundial en nuestro país, en 2016.
El líder de los campeones
El timonel del proceso que nos sacó campeones es Sebastián Vega, que cuenta con más de una década de experiencia en la Liga de Fútbol de Salón del Quindío. El año pasado fue campeón de los Juegos Nacionales con la selección femenina de su departamento y ha cosechado varios títulos en varias categorías con los equipos juveniles cuyabros. Por esos logros, la Federación Colombiana de Fútbol de Salón le dio las riendas de la Sub-17.
Vega nació en Armenia, tiene 35 años y es licenciado en Educación Física y Deportes. Desde que tiene uso de razón practica el micro. Representó al Quindío en más de 10 torneos nacionales y jugó como profesional en la Copa Postobón de Microfútbol con el Real Cafetero. Francisco Javier Arias, su mentor y entrenador, le aconsejó que se metiera en la dirección técnica.
Durante un torneo que se disputó en Cachipay (Cundinamarca) el año pasado, le dijeron que estaba entre los candidatos a dirigir al combinado nacional. Desde entonces se puso a ver jugadores de todas las regiones del país. Este año fue oficializado como seleccionador nacional y citó un grupo de 30 salonistas en una lista provisional. Al final fueron 12 los que viajaron a Paraguay, entre los que había cuatro que ya habían disputado un mundial sub-15.
La obligación de Colombia
“No es fácil saltar a un campo de juego al saber que estás representado un país y sabemos lo que ha generado el fútbol de salón colombiano, los títulos que ha traído, y es una obligación ser protagonistas”, reconoce Vega como uno de los retos que tuvo que afrontar su grupo de jugadores. “Eso genera mucha presión en nuestros deportistas”.
En su camino para ser campeón, Colombia se impuso con contundencia en un grupo que compartía con Canadá, Brasil y Chile. Ya en la fase de eliminación directa se deshizo de Bolivia y México, antes de medirse con Paraguay en la final.
“Viene una generación muy linda. Hay mucho potencial”. Para Vega, si alguien tiene las condiciones de dejar un legado como lo hizo John Pinilla, el mejor jugador de la historia de este deporte, es Maickol García Aya, de Cundinamarca. “Sin ser exagerado, si este muchacho no se pierde en el proceso, puede ser su remplazo”.
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