El reto de conectar a Colombia desde el deporte
Garantizar el acceso de las regiones a las prácticas deportivas es el principal reto del ministerio de María Isabel Urrutia. Los retos del Gobierno de Gustavo Petro, tras sus primeros 100 días y de cara a los próximos años.
Fernando Camilo Garzón
Hace unas semanas el boyacense Aldemar Reyes, ganador del Clásico RCN -la segunda carrera más importante del país-, le explicó a El Espectador que llegó al ciclismo porque aprovechaba, mientras trabajaba en el jornal con su padre -cuidando fincas y sembrando frutas-, para montar en la bicicleta que su papá con mucho esfuerzo le regaló. Fue casi una preparación empírica, un esfuerzo obstinado de su padre que, terco, pensó que su hijo podía ser ciclista porque veía que realmente le apasionaba ese deporte.
Reyes no fue ciclista porque tuviera oportunidades para hacerlo, eran en realidad muy escasas, sino porque su papá se empecinó en ello. No es nuevo, es una historia repetida de los grandes deportistas de este país, la mayoría héroes en una sociedad excluyente en términos deportivos. La historia misma de la nueva ministra de Deporte, María Isabel Urrutia, revela esa desprotección de los deportistas. La medallista de oro en Sídney 2000 empezó practicando atletismo en el barrio Mariano Ramos y durante años tuvo que sustentar sus sueños de llegar al olimpismo en jornadas de trabajo extendidas que le permitían estudiar, vivir y hacer deporte. Años después, cuando la halterofilia fue una opción para cumplir ese anhelo, Urrutia tenía que buscar patrocinadores para viajar a competir a Europa y dormir en los subterráneos de los metros, porque no tenía dinero para quedarse en hoteles que le dieran resguardo.
Por esa experiencia, Urrutia fue escogida como ministra, con la promesa de que esta cartera cumpliera la misión de ser más cercana a los deportistas y disminuyera las brechas existentes de género y de acceso en las regiones más apartadas del país.
Mire: 100 días del Gobierno Petro: opiniones políticas, a favor y en contra
La propia ministra, durante los 100 primeros días de la nueva presidencia, aseguró que el gran proyecto del Gobierno es que el deporte sea parte de la “paz total” anunciada por el presidente Gustavo Petro.
“Necesitamos llegar a esa Colombia profunda, donde los niños solo han tenido oportunidad de guerra. Debemos hacer unos ajustes para buscar las medallas y permanecer en los podios, pero necesitamos que estas generaciones que vienen con los acuerdos de paz tengan acceso al deporte”, explicó.
La problemática del acceso
Al finalizar su gestión, el ministro Guillermo Herrera, en colaboración con el exdirector del DANE Juan Daniel Oviedo, presentó la cuenta satélite del deporte, un análisis estadístico que permitió buscar y ordenar, a partir del último censo nacional, los datos que este sector le aportan a la economía nacional, con sus carencias e inequidades.
Uno de los principales hallazgos que dejó ese informe es que solo el 11,5 % de los colombianos practican un deporte libre (bailar, hacer yoga, ejercicio físico o ir al gimnasio), y el promedio de tiempo, a nivel nacional, es de una hora y 29 minutos.
Mire nuestro especial: ¿A qué jugamos?: La identidad del fútbol colombiano
De ese porcentaje, una de las grandes conclusiones es que en las ciudades, de 13.160 hogares encuestados, el 88 % de la malla urbana tiene acceso a escenarios deportivos, mientras que en las zonas rurales la brecha es crítica y, de 3.908 casas, solo el 63,8 %.
Un dato todavía más revelador de las diferencias entre las zonas urbanas y las rurales es el promedio de tiempo que los habitantes deben recorrer para acceder a los espacios deportivos, pues mientras en las ciudades un ciudadano gasta 14 minutos, en las regiones es de casi 33 minutos.
Una clara evidencia de la inequidad que genera la centralidad del país y que en las regiones acentúa las dificultades para practicar deporte. En los últimos meses, con los resultados deportivos de la delegación colombiana en los Juegos Suramericanos de Asunción, el presidente Petro explicó que, como eje de su propuesta deportiva, el deporte en los colegios iba a ser el centro de su mandato. Una propuesta que podría disminuir las diferencias, pero que sigue sin atacar el bajo porcentaje de niños y adolescentes que practican deporte por fuera de los colegios.
De hecho, en las ciudades solo el 14 % de los niños hacen deporte antes o después de la jornada estudiantil. En los municipios esa cifra baja al 5,9 %, lo que demuestra que si bien fortalecer el deporte escolar puede reducir brechas, todavía hay un amplio porcentaje de niños y adolescentes que necesitan políticas públicas que garanticen su acceso al deporte aficionado y de alto rendimiento. Y alguien que entiende a la perfección esa necesidad es, precisamente, la ministra Urrutia, que ha defendido esa necesidad del acceso como principal bandera de su gestión y tiene el enorme reto de disminuir esas barreras que potencialicen el deporte nacional.
Marcadas diferencias de género
Además, María Isabel Urrutia ha tomado la bandera en defensa del deporte entre las mujeres, expresando abiertamente su apoyo a las selecciones femeninas de Colombia, a la consolidación de la Liga de Fútbol y a la creación de la olvidada Liga Superior de Baloncesto.
Precisamente, uno de los hallazgos más reveladores de la cuenta satélite del deporte es que la diferencia de oportunidades para hombres y mujeres también es muy marcada. A nivel nacional, mientras que los hombres practican en promedio deporte en una hora y 37 minutos, las mujeres disponen de una hora y 16 minutos. Además, mientras el 14 % de los hombres en Colombia hacen deporte, solo el 8% de las mujeres practican alguna actividad física. Y nuevamente en las regiones el porcentaje decae dramáticamente, pues solo el 4 % de las mujeres de las zonas rurales hacen algún tipo de ejercicio.
¿Esperando el Mundial de Catar 2022? Toda la información en un solo lugar, encuéntrela aquí
De ahí que la política de Urrutia se enfoque en apoyar el crecimiento del deporte femenino, claramente relegado social y culturalmente. Ha sido, de hecho, el principal foco del gobierno de Gustavo Petro durante sus primeros 100 días, con los resultados de la selección femenina sub-17 en el Mundial de la India y de la selección de fútbol de salón, campeona del mundo.
Aunque en la campaña el alto rendimiento no era eje de debate de ninguno de los candidatos, en su mandato los resultados de los deportistas colombianos han sido muy resaltados. De hecho, la propia ministra aseguró que sus principales objetivos son la correcta organización de los Juegos Nacionales de 2023, los Juegos Panamericanos en Barranquilla para 2027 y la postulación a los Juegos Panamericanos de la Juventud en 2025.
Es claro, además, que Colombia se prepara para París 2024, Juegos Olímpicos en los que debe aspirar a volver a ganar medallas de oro, pero que podrían ser muestra de las carencias que el país debe corregir en términos de acceso. Ese es el principal reto que se ha propuesto el Gobierno y que, como lo demuestran las cifras, es el camino a corregir para soñar con mejores resultados deportivos.
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Hace unas semanas el boyacense Aldemar Reyes, ganador del Clásico RCN -la segunda carrera más importante del país-, le explicó a El Espectador que llegó al ciclismo porque aprovechaba, mientras trabajaba en el jornal con su padre -cuidando fincas y sembrando frutas-, para montar en la bicicleta que su papá con mucho esfuerzo le regaló. Fue casi una preparación empírica, un esfuerzo obstinado de su padre que, terco, pensó que su hijo podía ser ciclista porque veía que realmente le apasionaba ese deporte.
Reyes no fue ciclista porque tuviera oportunidades para hacerlo, eran en realidad muy escasas, sino porque su papá se empecinó en ello. No es nuevo, es una historia repetida de los grandes deportistas de este país, la mayoría héroes en una sociedad excluyente en términos deportivos. La historia misma de la nueva ministra de Deporte, María Isabel Urrutia, revela esa desprotección de los deportistas. La medallista de oro en Sídney 2000 empezó practicando atletismo en el barrio Mariano Ramos y durante años tuvo que sustentar sus sueños de llegar al olimpismo en jornadas de trabajo extendidas que le permitían estudiar, vivir y hacer deporte. Años después, cuando la halterofilia fue una opción para cumplir ese anhelo, Urrutia tenía que buscar patrocinadores para viajar a competir a Europa y dormir en los subterráneos de los metros, porque no tenía dinero para quedarse en hoteles que le dieran resguardo.
Por esa experiencia, Urrutia fue escogida como ministra, con la promesa de que esta cartera cumpliera la misión de ser más cercana a los deportistas y disminuyera las brechas existentes de género y de acceso en las regiones más apartadas del país.
Mire: 100 días del Gobierno Petro: opiniones políticas, a favor y en contra
La propia ministra, durante los 100 primeros días de la nueva presidencia, aseguró que el gran proyecto del Gobierno es que el deporte sea parte de la “paz total” anunciada por el presidente Gustavo Petro.
“Necesitamos llegar a esa Colombia profunda, donde los niños solo han tenido oportunidad de guerra. Debemos hacer unos ajustes para buscar las medallas y permanecer en los podios, pero necesitamos que estas generaciones que vienen con los acuerdos de paz tengan acceso al deporte”, explicó.
La problemática del acceso
Al finalizar su gestión, el ministro Guillermo Herrera, en colaboración con el exdirector del DANE Juan Daniel Oviedo, presentó la cuenta satélite del deporte, un análisis estadístico que permitió buscar y ordenar, a partir del último censo nacional, los datos que este sector le aportan a la economía nacional, con sus carencias e inequidades.
Uno de los principales hallazgos que dejó ese informe es que solo el 11,5 % de los colombianos practican un deporte libre (bailar, hacer yoga, ejercicio físico o ir al gimnasio), y el promedio de tiempo, a nivel nacional, es de una hora y 29 minutos.
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De ese porcentaje, una de las grandes conclusiones es que en las ciudades, de 13.160 hogares encuestados, el 88 % de la malla urbana tiene acceso a escenarios deportivos, mientras que en las zonas rurales la brecha es crítica y, de 3.908 casas, solo el 63,8 %.
Un dato todavía más revelador de las diferencias entre las zonas urbanas y las rurales es el promedio de tiempo que los habitantes deben recorrer para acceder a los espacios deportivos, pues mientras en las ciudades un ciudadano gasta 14 minutos, en las regiones es de casi 33 minutos.
Una clara evidencia de la inequidad que genera la centralidad del país y que en las regiones acentúa las dificultades para practicar deporte. En los últimos meses, con los resultados deportivos de la delegación colombiana en los Juegos Suramericanos de Asunción, el presidente Petro explicó que, como eje de su propuesta deportiva, el deporte en los colegios iba a ser el centro de su mandato. Una propuesta que podría disminuir las diferencias, pero que sigue sin atacar el bajo porcentaje de niños y adolescentes que practican deporte por fuera de los colegios.
De hecho, en las ciudades solo el 14 % de los niños hacen deporte antes o después de la jornada estudiantil. En los municipios esa cifra baja al 5,9 %, lo que demuestra que si bien fortalecer el deporte escolar puede reducir brechas, todavía hay un amplio porcentaje de niños y adolescentes que necesitan políticas públicas que garanticen su acceso al deporte aficionado y de alto rendimiento. Y alguien que entiende a la perfección esa necesidad es, precisamente, la ministra Urrutia, que ha defendido esa necesidad del acceso como principal bandera de su gestión y tiene el enorme reto de disminuir esas barreras que potencialicen el deporte nacional.
Marcadas diferencias de género
Además, María Isabel Urrutia ha tomado la bandera en defensa del deporte entre las mujeres, expresando abiertamente su apoyo a las selecciones femeninas de Colombia, a la consolidación de la Liga de Fútbol y a la creación de la olvidada Liga Superior de Baloncesto.
Precisamente, uno de los hallazgos más reveladores de la cuenta satélite del deporte es que la diferencia de oportunidades para hombres y mujeres también es muy marcada. A nivel nacional, mientras que los hombres practican en promedio deporte en una hora y 37 minutos, las mujeres disponen de una hora y 16 minutos. Además, mientras el 14 % de los hombres en Colombia hacen deporte, solo el 8% de las mujeres practican alguna actividad física. Y nuevamente en las regiones el porcentaje decae dramáticamente, pues solo el 4 % de las mujeres de las zonas rurales hacen algún tipo de ejercicio.
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De ahí que la política de Urrutia se enfoque en apoyar el crecimiento del deporte femenino, claramente relegado social y culturalmente. Ha sido, de hecho, el principal foco del gobierno de Gustavo Petro durante sus primeros 100 días, con los resultados de la selección femenina sub-17 en el Mundial de la India y de la selección de fútbol de salón, campeona del mundo.
Aunque en la campaña el alto rendimiento no era eje de debate de ninguno de los candidatos, en su mandato los resultados de los deportistas colombianos han sido muy resaltados. De hecho, la propia ministra aseguró que sus principales objetivos son la correcta organización de los Juegos Nacionales de 2023, los Juegos Panamericanos en Barranquilla para 2027 y la postulación a los Juegos Panamericanos de la Juventud en 2025.
Es claro, además, que Colombia se prepara para París 2024, Juegos Olímpicos en los que debe aspirar a volver a ganar medallas de oro, pero que podrían ser muestra de las carencias que el país debe corregir en términos de acceso. Ese es el principal reto que se ha propuesto el Gobierno y que, como lo demuestran las cifras, es el camino a corregir para soñar con mejores resultados deportivos.
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