Cuando aprendimos a ganar con Pambelé
El 28 de octubre de 1972, el pugilista colombiano se consagró como campeón mundial de la división de los wélter ligeros de la Asociación Mundial de Boxeo tras vencer a Alfonso “Peppermint” Frazer.
Un 28 de octubre de 1972, sábado, hace 50 años, el nombre de Antonio Cervantes quedó escrito en la historia del deporte colombiano como el primer campeón mundial de boxeo. El Kid, como se le conoció dentro del cuadrilátero, llegó al deporte, como la mayoría de los jóvenes colombianos, buscando una alternativa para sobrevivir a la pobreza, en busca de una oportunidad para huirle a la calle. Cervantes también es la representación del refrán que dice que nadie es profeta en su tierra. Sus primeros golpes los dio en Cartagena, a unos 55 kilómetros de su natal San Basilio de Palenque.
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Un 28 de octubre de 1972, sábado, hace 50 años, el nombre de Antonio Cervantes quedó escrito en la historia del deporte colombiano como el primer campeón mundial de boxeo. El Kid, como se le conoció dentro del cuadrilátero, llegó al deporte, como la mayoría de los jóvenes colombianos, buscando una alternativa para sobrevivir a la pobreza, en busca de una oportunidad para huirle a la calle. Cervantes también es la representación del refrán que dice que nadie es profeta en su tierra. Sus primeros golpes los dio en Cartagena, a unos 55 kilómetros de su natal San Basilio de Palenque.
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Después de vender pescado, embolar zapatos y pasar por más etapas del rebusque de las calles, comenzó en el boxeo sin encontrar un lugar dentro del circuito al que quiso ingresar. Su estilo no gustaba, no despertaba admiración, fue tratado como un sparring, como un peleador de relleno y hasta cuenta que le ofrecieron perder de adrede un combate por $400, que también le quisieron negociar.
“Como tú no gustas entre los aficionados, ni entre nosotros, a ver si lo haces por $200″, le dijeron. Allí no era. Las calles de Cartagena, por las que hoy su nombre es recordado como una leyenda, no eran el lugar para que el campeón comenzara a escribir su leyenda. Su remoquete viene desde aquellos días por la capital de Bolívar, donde un tío le halló parecido físico con el nicaragüense Miguel Ángel Rivas, que peleó en la ciudad, y a quien apodaban Kid Pambelé.
Por el episodio en el que le ofrecieron plata por perder, Cervantes se trasladó a Caracas, Venezuela, donde se encontraba su padre y donde comenzó a forjar su camino a la gloria. Allí, en una suerte de premonición, conoció al que sería su amigo y contrincante la noche del 28 de octubre de 1972, Alfonso Peppermint Frazer. Los dos pugilistas compartieron habitación en la capital venezolana, mientras el colombiano comenzaba a dar visos de la leyenda de los superligeros que sería después.
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Quienes pusieron el ojo sobre el palenquero fueron Melquiades Sáenz y Ramiro Machado, entrenador y promotor de Cervantes, respectivamente. Con ellos comenzó el camino de Cervantes sobre el ring. Aprendió a moverse dentro de este y convirtió el mismo estilo que no gustó en Colombia en su fortaleza, una suerte de clase noqueadora que lo llevó a ser campeón mundial.
Ya desde 1970 el boxeador estaba radicado en Los Ángeles y se había hecho un nombre dentro de la división de los wélter ligeros de la Asociación Mundial de Boxeo. La misma por la que hoy hace 50 años se presentó al Gimnasio Nuevo de Ciudad de Panamá como retador de Frazer, su amigo, para disputar el título mundial.
En Panamá, Pambelé salió al cuadrilátero no solo a retar a Frazer, sino a golpear con contundencia todas las voces que no habían dado un peso por él desde que inició en el boxeo. Temprano, en su paso por la báscula, el pugilista dio un registro de 138,5 libras, justo por debajo del límite máximo permitido, pero suficiente para saltar esa noche a enseñarle a una Colombia constantemente flagelada por la violencia, que también podía ser potencia deportiva.
“Cervantes tira izquierda a la cara. Fuerte respuesta de Frazer. Frazer cayó para conteo de ocho. Vuelve a caer por segunda vez. El retador conecta con derecha e izquierda a la cara y Frazer cae por tercera vez. El árbitro declaró a Cervantes como campeón”, así resumía este diario los 75 segundos que duró el asalto de la victoria, el décimo. Aunque la vida del campeón quedó marcada por adicciones y capítulos poco gratos, la memoria de una de las primeras grandes figuras del deporte colombiano siguen intactas.
Pambelé tuvo 67 triunfos como profesional, (37 por nocaut), un empate y 12 derrotas. Fueron un total de 21 peleas por el campeonato mundial, 18 de las cuales fueron en defensa de su título. “En el noveno asalto tenía que salir decidido o perdía. Arriesgué mucho y me metió un gran golpe que recuerdo después de muchos años. Después de mí noqueó a grandes boxeadores. Tenía una gran pegada y acertaba con ella”, recordó Frazer para el portal BoxeodeColombia.com
Como celebración del 50° aniversario de su título, el Congreso de la República le entregó al campeón el miércoles último la condecoración Orden de la Democracia Simón Bolívar, grado Cruz Oficial. “Este es un homenaje al hombre más importante de nuestro deporte, quien abrió las puertas para demostrarnos que podíamos llegar lejos y que éramos capaces de conseguir cualquier objetivo”, aseguró en la ceremonia la ministra del Deporte, María Isabel Urrutia, sobre el campeón, que hoy por hoy vive en Turbaco, Bolívar.
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