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De Jaime Aparicio a Anthony Zambrano

Desde 1948, siete atletas colombianos han participado en los 400 metros planos de los Juegos Olímpicos. El guajiro Anthony Zambrano es el segundo atleta suramericano en acceder a la exigente final en esta prueba, el primero en obtener una medalla de plata.

Ricardo Ávila Palacios
05 de agosto de 2021 - 01:03 p. m.
 Jaime Aparicio y Anthony Zambrano, pasado y presente del atletismo colombiano. / Archivo El Espectador y EFE
Jaime Aparicio y Anthony Zambrano, pasado y presente del atletismo colombiano. / Archivo El Espectador y EFE
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El 4 de agosto de 1948 por primera vez el atletismo colombiano estuvo presente en una ronda eliminatoria de los 400 metros (en masculino) en Juegos Olímpicos, celebrados ese año en Londres.

Fue un miércoles, en el legendario estadio de Wembley. Ese día, con el dorsal número 103, un muchachito de apenas 18 años midió su potencial frente a cuatro rivales en la segunda serie de la primera ronda de eliminación.

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“Londres representaba para mí un sueño que de acariciarlo me asustaba. Ni siquiera llegué a las finales, pero enriquecí mi corta experiencia viendo a los grandes maestros de las pistas. Mi ida a Londres fue un premio por mi título bolivariano en 1947, pero no tenía opción de nada”, comenta el exatleta vallecaucano Jaime Aparicio.

Y sí, poco que perder y mucho por aprender fue la lección inmediata que asimiló el corredor caleño, quien terminó cuarto con registro de 50,8 segundos y un tiquete tempranero a casa. La serie fue ganada por el jamaicano Herb McKenley (48,4), a la postre medalla de plata detrás de su compatriota Arthur Wint (47,7).

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También en Londres, Mario Rosas culminó en el cuarto lugar su serie y retornó a Colombia con Aparicio, quien en 1956 fue eliminado en primera ronda de los Olímpicos de Melbourne (Australia), tras un largo viaje que se hizo posible tras una colecta pública en Colombia y hasta la rifa de un carro para financiar la travesía.

El tercer colombiano que en 400 metros participó en los Juegos Olímpicos fue Pedro Grajales Escobar, tan caleño como Aparicio, quien dejó su impronta en las pistas con un hito importante: el 16 de octubre de 1964, fue el primer atleta colombiano en superar la ronda eliminatoria en Juegos Olímpicos escenificados aquel año en Tokio.

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Grajales fue el único iberoamericano, con 47,2 segundos, en avanzar a la siguiente serie, donde fue eliminado con 47,8.

En la capital nipona, el vallecaucano también compitió en los 200 metros planos, en los que fue tercero con registro de 21,4 segundos. Escoltó al trinitario Edwin Roberts (20,8) y al australiano Bob Lay (21,3). En cuartos de final terminó séptimo entre ocho corredores, con tiempo de 21,7 segundos, insuficiente para avanzar a la final, ganada por el estadounidense Henry Carr (20,3).

La noche de las medias rotas

Grajales, en su momento un consumado bailarín de salsa, recuerda que “terminada la competición para el equipo atlético de Colombia, José Gregorio Neira (corrió los 800 metros en Tokio 64), que trabajaba con Olivetti en nuestro país, nos invitó a Álvaro Mejía, Francisco Gutiérrez (100 metros) y a mí a la sede de esa firma en Tokio. El gerente, que salía de viaje, dio la orden para que nos atendieran. Tuvimos intérprete y carro con un chofer mejor vestido que nosotros. Visitamos sitios turísticos y nos llevaron a un selecto restaurante. Como lo acostumbra la cultura japonesa, antes de entrar al comedor nos quitamos los zapatos y uno de nosotros tenía las medias rotas. Ya sentados en el piso, comenzó a llegar la comida: de entrada huevo crudo, después una gelatina con un gusano adentro, seguida de tallos gruesos y carne roja y cruda que debíamos mezclar con todo lo anterior. No fuimos capaces de echarle diente a eso, y al intérprete le tocó comerse todo”.

Pero la historia no acaba ahí. “Al llegar la cena le expliqué al intérprete que no podíamos comer más porque en Colombia la religión católica ordenaba hacer ayuno. El japonés, por no quedarse con la atención, nos llevó a un restaurante occidental.

De nuevo me tocó frentear porque teníamos hambre. Le pregunté por la diferencia horaria entre Japón y Colombia, y me respondió que el desfase era de 14 horas. Le dije que como en Colombia era otro día ya podíamos comer. El tipo se puso más contento que nosotros, su honor japonés estaba a salvo. Solo así nos pudimos desquitar”, reseña el libro “La fabulosa historia del atletismo colombiano”.

En las Olímpicos de México 68, Grajales llegó a segunda ronda en ambas distancias. Su campaña olímpica lo llevó a ser reconocido el mejor velocista colombiano en la década del 60.

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Dieciséis años después, Manuel Ramírez intentó igualar la gesta de Grajales, pero fue eliminado al terminar en el cuarto lugar de su serie, con tiempo de 47,17 segundos, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84.

En 2008, durante las justas celebradas en Pekín, Géiner Mosquera tambaleó en su serie eliminatoria al terminar séptimo entre ocho participantes.

El penúltimo velocista colombiano en presentarse a la pista en los 400 metros planos fue Diego Palomeque, quien en Río 2016 culminó último en su serie.

Ahora Colombia vibra con el guajiro Anthony Zambrano, el segundo atleta suramericano que logra acceder a la durísima final olímpica de los 400 metros llanos. El anterior fue el brasileño Sanderlei Claro Parrela, cuarto en Sídney 2000.

Zambrano, subcampeón mundial en Doha 2019, se colgó la medalla de plata en una de las pruebas más exigentes del atletismo, curiosamente un 5 de agosto, el mismo día que Ximena Restrepo ganó el bronce en Barcelona 92.

* Autor del libro “La fabulosa historia del atletismo colombiano”.

*Texto publicado el 4 de agosto de 2021.

Ricardo Ávila Palacios

Por Ricardo Ávila Palacios

Periodista bogotano y abogado en uso de buen retiro. Creador de Tip Legal, con la pretensión de difundir pedagogía jurídica como una forma de servicio a la comunidad de lectores de El Espectador. Autor de los libros “Derecho a la información” (2005) y “La fabulosa historia del atletismo colombiano” (2019).@ricardoavilapalaciravila@elespectador.com

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Melibea(45338)06 de agosto de 2021 - 01:32 a. m.
Genial está reseña del atletismo colombiano.Definitivamente la idea de que los colombianos suturamos el dolor con la risa es un hecho.
Luis(33054)05 de agosto de 2021 - 12:11 p. m.
Zambrano, medalla de plata, que orgullo!
Jorge(55906)04 de agosto de 2021 - 11:37 p. m.
Suerte Zambrano, sobre Ud. hay mucha presión hoy pero tranquilo, como compatriota y aficionado al atletismo me doy por bien servido con un cuarto o quinto puesto. Si de pronto una medalla sería fantástico, al fín de cuentas aquí no hay estímulo a la práctica de este deporte y a los licenciados de edufísica casi no les gusta enseñar el deporte base, es la realidad.
gustavo(6016)04 de agosto de 2021 - 11:14 p. m.
Muy ameno el artículo.
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