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                                                                                                                                Del amateurismo al profesionalismo: el cambio de chip de los Juegos Olímpicos

                                                                                                                                La esencia histórica del evento deportivo más importante del planeta es la de no contar con atletas que reciban dinero, pero... todo cambió.

                                                                                                                                Thomas Blanco

                                                                                                                                Periodista
                                                                                                                                El Dream Team de los Estados Unidos en Barcelona 1992, el “equipo invencible” del baloncesto. / NBA
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Benotto, eso decía la camiseta que lucía Cochise en un entrenamiento, haciendo alusión a la casa italiana fabricante de bicicletas. Una fotografía que mandó le bastó a un barranquillero llamado Édgar Senior para sacar al deportista del momento de Colombia de las Olimpiadas, que por esos tiempos estaban reservadas para atletas “aficionados”, que no tenían ningún tipo de patrocinio. Con comillas, porque a esas alturas la regla ya no se cumplía en el sentido estricto de la palabra. Y así, el Comité Olímpico Internacional excluyó al antioqueño de las justas. Bien dijo Cochise: “En Colombia se muere más la gente de envidia que de cáncer”. El país tuvo que esperar 28 años más para festejar su primera medalla de oro, que llegó por cuenta de la pesista María Isabel Urrutia, en Sídney 2000.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Jim Thorpe nació con su hermano gemelo en un rancho humilde en Oklahoma, pero Charlie murió cuando tenía nueve años por una neumonía. Thorpe entró en depresión. Y un par de años después falleció su madre por secuelas del parto. Se hundió, el deporte fue su refugio. Y así, en los Olímpicos de Estocolmo de 1912, ganó las medallas de oro en pentatlón y decatlón. Uno de los atletas más completos y versátiles de todos los tiempos. El rey Gustavo V de Suecia, perplejo, lo miró a los ojos, le estrechó la mano y le dijo: “Usted, señor, es el mejor atleta del planeta”.

                                                                                                                                Un año duró su fama... se filtró que Thorpe jugó béisbol de manera semiprofesional cuando fue adolescente. US$2 diarios, nada más. A los entes rectores no les importó: le quitaron sus medallas, lo expulsaron de cualquier futura competencia, lo humillaron, lo olvidaron. En esa picota pública descubrió un nuevo deporte que se estaba haciendo popular en una competencia que hoy lleva el nombre de la NFL.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Paavo Nurmi, el “Finlandés Volador”, especialista en las pruebas de media y larga distancia, pasó por los mismos látigos. Un año antes de los Olímpicos de Los Ángeles de 1932, supuestamente, porque nunca hubo pruebas, tampoco las pidieron, Nurmi recibió entre US$300 y US$500 por participar en una carrera en Alemania. Y le despojaron los nueve oros olímpicos que había conseguido en las tres justas anteriores. Se dice mucho que Michael Phelps es el único atleta de estos tiempos en ganar nueve metales dorados, pues Nurmi fue el primero.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea: Los Olímpicos más raros (e incómodos) de la historia

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Fue el comienzo de una nueva era en el deporte, que conservó su magia, pero atrajo incluso a más espectadores en todo el mundo. También tuvo más argumentos para defender la empedrada lucha contra el dopaje de atletas que no eran profesionales.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por: Thomas Blanco- @thomblalin

                                                                                                                                El Dream Team de los Estados Unidos en Barcelona 1992, el “equipo invencible” del baloncesto. / NBA
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Benotto, eso decía la camiseta que lucía Cochise en un entrenamiento, haciendo alusión a la casa italiana fabricante de bicicletas. Una fotografía que mandó le bastó a un barranquillero llamado Édgar Senior para sacar al deportista del momento de Colombia de las Olimpiadas, que por esos tiempos estaban reservadas para atletas “aficionados”, que no tenían ningún tipo de patrocinio. Con comillas, porque a esas alturas la regla ya no se cumplía en el sentido estricto de la palabra. Y así, el Comité Olímpico Internacional excluyó al antioqueño de las justas. Bien dijo Cochise: “En Colombia se muere más la gente de envidia que de cáncer”. El país tuvo que esperar 28 años más para festejar su primera medalla de oro, que llegó por cuenta de la pesista María Isabel Urrutia, en Sídney 2000.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Lea también: Cuando los dioses jugaron baloncesto en Barcelona 1992

                                                                                                                                Jim Thorpe nació con su hermano gemelo en un rancho humilde en Oklahoma, pero Charlie murió cuando tenía nueve años por una neumonía. Thorpe entró en depresión. Y un par de años después falleció su madre por secuelas del parto. Se hundió, el deporte fue su refugio. Y así, en los Olímpicos de Estocolmo de 1912, ganó las medallas de oro en pentatlón y decatlón. Uno de los atletas más completos y versátiles de todos los tiempos. El rey Gustavo V de Suecia, perplejo, lo miró a los ojos, le estrechó la mano y le dijo: “Usted, señor, es el mejor atleta del planeta”.

                                                                                                                                Un año duró su fama... se filtró que Thorpe jugó béisbol de manera semiprofesional cuando fue adolescente. US$2 diarios, nada más. A los entes rectores no les importó: le quitaron sus medallas, lo expulsaron de cualquier futura competencia, lo humillaron, lo olvidaron. En esa picota pública descubrió un nuevo deporte que se estaba haciendo popular en una competencia que hoy lleva el nombre de la NFL.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Paavo Nurmi, el “Finlandés Volador”, especialista en las pruebas de media y larga distancia, pasó por los mismos látigos. Un año antes de los Olímpicos de Los Ángeles de 1932, supuestamente, porque nunca hubo pruebas, tampoco las pidieron, Nurmi recibió entre US$300 y US$500 por participar en una carrera en Alemania. Y le despojaron los nueve oros olímpicos que había conseguido en las tres justas anteriores. Se dice mucho que Michael Phelps es el único atleta de estos tiempos en ganar nueve metales dorados, pues Nurmi fue el primero.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Y justamente por ese radicalismo visceral se firmó el divorcio con el fútbol que derivó en el nacimiento de la Copa del Mundo. Tras los éxitos económicos de grandes proporciones en los Juegos de París 1924, las asociaciones de fútbol pidieron una pequeña porción de dinero para pagar los viajes de un continente a otro y el alojamiento de sus futbolistas, nada más. La respuesta fue un no rotundo. Tan brusco que los ingleses decidieron no participar en los Olímpicos de 1928. Tan tajante que en los de 1932 no se jugó a la pelota.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea: Los Olímpicos más raros (e incómodos) de la historia

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Fue el comienzo de una nueva era en el deporte, que conservó su magia, pero atrajo incluso a más espectadores en todo el mundo. También tuvo más argumentos para defender la empedrada lucha contra el dopaje de atletas que no eran profesionales.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por: Thomas Blanco- @thomblalin

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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