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El billar es un deporte de técnica y precisión, un verdadero arte inventado en Francia hace más o menos 200 años. Requiere mucha práctica, disciplina y constancia. En Colombia se juega desde comienzos del siglo pasado y su Federación, fundada en 1945, tiene ligas en 17 departamentos.
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Se calcula que un par de cientos de personas lo practican regularmente en el alto rendimiento, aunque son varios miles quienes lo hacen a diario de manera recreativa.
Y desde hace años Colombia es potencia continental. Primero de la mano del legendario Jaime Bedoya, quien fue considerado uno de los mejores jugadores del mundo. En 2012 Juan José García logró en Grecia el título mundial de billar a tres bandas, en la categoría sub-21. Y el fin de semana pasado, Pedro González y Huberney Cataño consiguieron el subtítulo en el Mundial por equipos, en Alemania.
¡Somos subcampeones del mundo! 🥈
— Comité Olímpico COL (@OlimpicoCol) March 14, 2022
🇨🇴 Pedro González y Huberney Cataño, billaristas colombianos, ganaron el subtítulo del Mundial de Billar por Equipos, luego de caer en la final ante la pareja turca conformada por Tayfun Tasdemir y Can Capak, 4 games sobre 0.
📸: @FivenSix_INTL pic.twitter.com/v5QrGFEFZM
Carolina Portela, presidenta de la Federación Colombiana de Billar, explica la importancia de esa actuación: “Es una gran alegría para Colombia y América. Es la primera vez que unos deportistas de nuestro continente llegan a una final de un mundial en la categoría mayores. Ya habíamos logrado el mundial júnior. Este es el resultado de un proceso que hemos realizado desde la Federación para fortalecer la competencia internacional y modificar los campeonatos nacionales para aumentar la exigencia. En América ya logramos el primer paso, ser potencia, y sabíamos que un resultado como este se tenía que dar en cualquier momento. Hoy ya varios de nuestros top diez compiten con los europeos y asiáticos, potencias mundiales, al mismo nivel”.
González y Cataño lograron la clasificación al Mundial en el campeonato panamericano de la especialidad y ya en Viersen (Alemania) dejaron en el camino a Países Bajos, con el número uno del escalafón mundial, Dick Jaspers, y Raimond Burgman. Luego vencieron a los coreanos Chang Hoon Seo y Haeng Jik Kim. Y en la semifinal, con el público en contra, derrotaron a los alemanes Martin Horn y Ronny Lindemann. En la final, reñida, cayeron contra los turcos Tayfun Tasdemir y Can Capak.
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La histórica actuación del equipo nacional, cuyo próximo reto será la Copa Mundo de Las Vegas, que se llevará a cabo en el Rio All-Suites Hotel & Casino, del 27 de marzo al 2 de abril próximos, fue posible gracias al trabajo de Fecolbi y al apoyo del Comité Olímpico Colombiano y Mindeporte. El objetivo este año es pelear una medalla en los World Games del Birmingham, Inglaterra.
La mejor herencia
Las historias de Pedro González y Huberney Cataño son similares. Crecieron con un taco en las manos y los dedos untados de tiza. Pedro practicaba desde muy chiquito en un club de billares que administraba su papá. Llegaba del colegio a mediodía, hacía rápido las tareas y se ponía a jugar en alguna mesa que quedara libre. Huberney aprendió mirando a su padre, porque de niño no lo dejaban practicar.
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Ambos entendieron muy jóvenes que el billar no era un vicio, sino un deporte. Y lo asumieron con disciplina. Eso, por supuesto, les dio resultados. Fueron campeones nacionales juveniles y durante su formación alternaron la modalidad de carambolas libres con la de tres bandas.
Después lograron títulos nacionales y comenzaron a representar al país en eventos internacionales, lo que les permitió conocer buena parte del mundo y foguearse con las grandes figuras de su especialidad.
“Ha sido un proceso complicado. Aún ahora es difícil que la gente entienda que tenemos un deporte de alto rendimiento, que no es para vagos, borrachos y apostadores”, explica el caldense Huberney Cataño, nacido en el municipio de Anserma, en 1989.
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Pedro, un bogotano de 45 años, quien ha ganado todo tipo de títulos desde 1990, agrega que “desde que decidí dedicarme en serio al billar, me he estado formando, preparando, estudiando, pues asumí esta actividad como mi profesión. Investigo, trato de seguir capacitándome, porque este es un juego muy complejo, que requiere un gran despliegue físico y mental”.
Este subtítulo mundial seguramente servirá para que el billar colombiano siga creciendo. Fecolbi y algunas de sus ligas tienen escuelas de formación deportiva y realizan eventos de fomento y desarrollo con los que buscan masificar la disciplina para que niños y jóvenes la asuman como una opción real de vida. Hoy, los mejores jugadores del país, como Huberney y Pedro, viven del deporte gracias a empresas privadas que los patrocinan, pero el objetivo es promocionar la actividad para que sea profesional, como en Europa y buena parte de los países asiáticos.
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“Este subtítulo es un anhelo que sinceramente veía muy lejos. De niño simplemente soñaba con ser campeón nacional y no imaginé que llegaría hasta acá. No tengo más que reconocer a todas las personas que me han ayudado en este duro camino”, dice emocionado Cataño, mientras que González, también agradecido con la dirigencia del billar en el país, le dedicó el éxito a Nury, su esposa, y a su padre, que está en el cielo, seguramente con un taco en la mano, sonriendo orgulloso porque su hijo, ese al que él le enseñó a jugar, es hoy uno de los mejores billaristas del mundo.