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El COI ultima unos Juegos de Tokio marcados por la pandemia

Inspirar confianza y mantener la seguridad de los participantes de los Olímpicos son dos objetivos primordiales para el Comité Olímpico Internacional de cara al inicio de las competencias el próximo 23 de julio.

Coralie Febvre - Agencia AFP
15 de julio de 2021 - 01:00 p. m.
Los Juegos Olímpicos de Tokio se realizarán entre el 23 de julio y el 8 de agosto.
Los Juegos Olímpicos de Tokio se realizarán entre el 23 de julio y el 8 de agosto.
Foto: Agencia AFP
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En un clima marcado por la pandemia, el Comité Olímpico Internacional (COI) debe solucionar a partir del sábado los últimos detalles de los Juegos Olímpicos de Tokio e insuflar entusiasmo a una edición muy diferente, marcada por el aplazamiento de un año y privada de espectadores en las gradas.

Reunidos en un hotel de la capital japonesa, los quince miembros del ejecutivo olímpico podrán saborear un primer logro: el gran cónclave deportivo se abrirá el 23 de julio y se cerrará el 8 de agosto, a pesar de que durante meses planeó la sombra de una posible cancelación del evento.

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¿Pero a qué precio ¿Es razonable reunir a 11.000 deportistas de más de 200 países, con decenas de miles de voluntarios, en plena propagación de las variantes más contagiosas del covid-19? ¿Y qué huella dejará esta apuesta sanitaria en la imagen del movimiento olímpico?

Para el COI y los organizadores, ha llegado la hora de brindar al mundo los Juegos “seguros” que prometen desde hace meses a una población japonesa preocupada, vacunada únicamente en un 15% y que en casi todas sus instalaciones las competiciones serán a puerta cerrada, según se anunció a principios de julio.

Positivos pese a las vacunas

Este fin de semana, y antes de reunir a su asamblea general el martes 20 y el miércoles 21, la instancia olímpica debería insistir en la batería de precauciones impuestas a todos los participantes, con test, distancia social y estancias acortadas en la Villa Olímpica.

“Poco importan las medidas preparadas, no hay ninguna opción de impedir que llegue algún caso positivo”, reconocía a finales de junio el presidente del Comité Olímpico Japonés, Yasuhiro Yamashita.

Más del 85% de los deportistas llegarán vacunados, sobre todo gracias al acuerdo al que se llegó en mayo entre el COI y los laboratorios Pfizer y BioNTech, y luego la puesta en funcionamiento en junio de ‘vacunódromos’ olímpicos en Catar y Ruanda.

El COI quiso mandar un mensaje de calma el miércoles cuando informó que de la más de 8.000 personas que llegaron a Japón entre el 1 y el 13 de julio, solo tres dieron positivo al ingresar en el país.

No obstante, este jueves los organizadores anunciaron nuevos casos positivos: un atleta procedente del extranjero, cinco personas que trabajan para la organización y un miembro del cuadro técnico del equipo femenino ruso de rugby seven.

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n el plano deportivo, cuando toda reprogramación de las pruebas es ya imposible, el COI ha previsto que un competidor infectado figure con la mención “no participante” en vez de “descalificado”. Eso le permitiría conservar oficialmente los eventuales resultados de las primeras rondas.

Existen dudas por contra sobre la gestión de los ‘casos contacto’, destacaba recientemente el New England Journal of Medicine, lamentando las múltiples ocasiones para infecciones “en lugares cerrados” como autocares, cafeterías o las habitaciones compartidas de la Villa Olímpica.

Reavivar la llama

Por otra parte, las precauciones previstas por el COI y Tokio-2020 “no protegen de manera adecuada a las miles personas -entrenadores, voluntarios, responsables y empleados de los transporte u hoteles-, cuyo trabajo permite el éxito de un evento tan amplio”, lamentaba la revista médica.

De ahí la preocupación del país anfitrión, poco afectado por las primeras olas del covid-19, pero que teme ver sus capacidades hospitalarias saturarse. El fervor popular por los Juegos está muy lejos del vivido en 2013, cuando se concedió la sede a Tokio con la misión de ser la edición de la “reconstrucción” tras el tsunami de 2011 y la catástrofe nuclear de Fukushima.

“En la época de la candidatura, el COI decía que la opinión pública era importante, pero ahora está claro que no tendrá ningún impacto en sus decisiones”, constataba en junio Kaori Yamagochi, miembro del Comité Olímpico Japonés, estimando que el evento había “perdido ya su sentido”.

Si el movimiento olímpico quiere preservar su alma, que es el de crear un espíritu festivo de encuentro que hace que sea algo más que una sucesión de Mundiales deportivos, es necesario entonces redoblar la creatividad en la cobertura televisiva para transmitir la emoción, ausente en las gradas.

“No deberéis sentiros solos en los estadios. Miles de millones de personas de todo el mundo estarán con vosotros con su corazón”, prometía el 9 de julio Thomas Bach, el presidente del COI, en un mensaje a los deportistas.

Por Coralie Febvre - Agencia AFP

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