El colombiano Jorge Abril vive el sueño de jugar un mundial de fútsal en su país
El colombiano lamentó el empate agónico de su selección contra Portugal pero está confiado de que Colombia puede superar la fase de grupos.
Redacción Deportiva
Tan solo faltaban dos segundos en el reloj cuando Cardinal recibió de espaldas a la portería, se dio media vuelta y marcó el empate agónico para Portugal contra Colombia en el Coliseo El Pueblo de Cali. Ese tanto apagó la emoción de los hinchas colombianos, fue una anotación sin respuesta. Gol y se terminó el partido. El seleccionado tricolor no pudo debutar con victoria en su Mundial de futsal. “Nos faltó eso que nosotros llamamos 'viveza indígena'”, explicó Jorge Abril, uno de jugadores que fue clave para que los lusos sufrieran hasta el último segundo. (Vea nuestro especial sobre el Mundial de futsal)
La viveza, es una característica que, en el caso de Abril, desarrolló en parte en las recochas, torneos informales de futsal que se juegan por plata en los barrios de Bogotá y en distintas ciudades y pueblos de Colombia, y le permiten al cierre de 29 años “llevar algo más de dinero a casa” cuando no participa con su club Real Bucaramanga en la Liga Argos. “Lo de las recochas es algo normal en nuestras vidas”, le dijo este jugador nacional a la FIFA. (Vea las cinco figuras a seguir en el Mundial de futsal)
“Las alcaldías hacen torneos y nos invitan. Somos un grupo de ocho o diez amigos y tenemos un patrocinador. A veces jugamos de miércoles a domingo, y duran unas siete semanas. Lógicamente, se pone pierna fuerte, pero no suele haber malicia”, explica Abril, quien es casado y padre de un niño de 3 años con buen remate de derecha como el suyo. (Lea también: Angellot Caro, llamado a ser figura de Colombia en el Mundial de futsal)
Su sueño es uno: ser profesional de futsal. No obstante, la Liga Argos apenas está tomando fuerza en el país y al no tener ofertas del exterior, busca alternativas. Aunque ha tenido la oportunidad de jugar en Kuwait y Venezuela, Abril sabe que la vida útil de un futbolista puede ser corta, por eso es que, entre aquellas alternativas, aparecen sus estudios para ser Contador Público. "Voy por el tercer año y me faltan dos. Cuando se termine lo del fútbol, siempre tendré la profesión".
Por segunda vez tiene la posibilidad de vivir un Mundial, esta vez lo hace en casa. Para él es una gran experiencia, jugar enfrente de la familia y los amigos. "El ambiente del primer partido estuvo increíble, y creo que le dimos a la gente un buen espectáculo". Y eso a pesar del golpe que significó gol de Cardinal. "Nos faltó tranquilidad y esa viveza que te dan la experiencia, no supimos jugar bien aquella última pelota. Pero no nos volverá a pasar, aprendimos la lección".
El empate no cambia el panorama para Colombia. "Sumar aunque sea un punto en un Mundial es importante, nos da mayor margen para el segundo partido que si hubiéramos perdido. Y no vamos a subestimar a Uzbekistán. En el rectángulo somos siempre cinco contra cinco, y el primer objetivo sigue siendo el mismo: superar la fase de grupos".
Tan solo faltaban dos segundos en el reloj cuando Cardinal recibió de espaldas a la portería, se dio media vuelta y marcó el empate agónico para Portugal contra Colombia en el Coliseo El Pueblo de Cali. Ese tanto apagó la emoción de los hinchas colombianos, fue una anotación sin respuesta. Gol y se terminó el partido. El seleccionado tricolor no pudo debutar con victoria en su Mundial de futsal. “Nos faltó eso que nosotros llamamos 'viveza indígena'”, explicó Jorge Abril, uno de jugadores que fue clave para que los lusos sufrieran hasta el último segundo. (Vea nuestro especial sobre el Mundial de futsal)
La viveza, es una característica que, en el caso de Abril, desarrolló en parte en las recochas, torneos informales de futsal que se juegan por plata en los barrios de Bogotá y en distintas ciudades y pueblos de Colombia, y le permiten al cierre de 29 años “llevar algo más de dinero a casa” cuando no participa con su club Real Bucaramanga en la Liga Argos. “Lo de las recochas es algo normal en nuestras vidas”, le dijo este jugador nacional a la FIFA. (Vea las cinco figuras a seguir en el Mundial de futsal)
“Las alcaldías hacen torneos y nos invitan. Somos un grupo de ocho o diez amigos y tenemos un patrocinador. A veces jugamos de miércoles a domingo, y duran unas siete semanas. Lógicamente, se pone pierna fuerte, pero no suele haber malicia”, explica Abril, quien es casado y padre de un niño de 3 años con buen remate de derecha como el suyo. (Lea también: Angellot Caro, llamado a ser figura de Colombia en el Mundial de futsal)
Su sueño es uno: ser profesional de futsal. No obstante, la Liga Argos apenas está tomando fuerza en el país y al no tener ofertas del exterior, busca alternativas. Aunque ha tenido la oportunidad de jugar en Kuwait y Venezuela, Abril sabe que la vida útil de un futbolista puede ser corta, por eso es que, entre aquellas alternativas, aparecen sus estudios para ser Contador Público. "Voy por el tercer año y me faltan dos. Cuando se termine lo del fútbol, siempre tendré la profesión".
Por segunda vez tiene la posibilidad de vivir un Mundial, esta vez lo hace en casa. Para él es una gran experiencia, jugar enfrente de la familia y los amigos. "El ambiente del primer partido estuvo increíble, y creo que le dimos a la gente un buen espectáculo". Y eso a pesar del golpe que significó gol de Cardinal. "Nos faltó tranquilidad y esa viveza que te dan la experiencia, no supimos jugar bien aquella última pelota. Pero no nos volverá a pasar, aprendimos la lección".
El empate no cambia el panorama para Colombia. "Sumar aunque sea un punto en un Mundial es importante, nos da mayor margen para el segundo partido que si hubiéramos perdido. Y no vamos a subestimar a Uzbekistán. En el rectángulo somos siempre cinco contra cinco, y el primer objetivo sigue siendo el mismo: superar la fase de grupos".