“El día que uno siente que sabe todo, empezó a meterse en problemas”: Sebastián Montoya
Desde que este joven piloto colombiano de 17 años decidió que quería correr profesionalmente, no ha frenado en su ilusión. Cada año ha subido peldaños en una escalera que recorre con la firme convicción de ser el tercer colombiano en disputar la Fórmula Uno.
Daniel Bello
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Aunque el automovilismo en Colombia no tiene mucha fuerza a escala internacional, los entusiastas de este deporte han sabido labrarse un camino. Años atrás Roberto José Guerrero y Juan Pablo Montoya representaron al país en la Fórmula Uno y con eso abrieron un camino que les permitió a los motoristas de nuestro país soñar en grande y ver que es posible llegar al escalón más alto de esta disciplina.
En esa ruta por llegar al campeonato más exclusivo y de mayor renombre aparece Sebastián Montoya, hijo de Juan Pablo. Era casi imposible que, al estar rodeado de pilotos, Sebas no se diera una oportunidad de probarse en las pistas y cuando lo hizo todo fluyó desde el primer día. Desde muy temprano supo que su vida giraría en torno a los motores.
Desde que arrancó en esto, como era de esperar, su padre lo apoyó. “Mi papá es una persona que siempre piensa que, si uno va a hacer algo, lo hace de manera propia, no a medias”, comenta el prometedor piloto. El único pero que le puso Juan Pablo fue el estudio: para competir tranquilo, le exige tener buenos resultados en el colegio y ser organizado con su tiempo.
Como suele ocurrir en esta disciplina, el primer paso para él fue en los karts. Disputó campeonatos en su Florida natal (nació en Miami, por la vida llena de viajes de su padre) y se mudó a Europa para participar en el Campeonato Europeo de Karting en 2017. Participó en un par de temporadas, hasta que dio el salto a los monoplazas —también conocidos como Fórmulas— en 2020.
Más deportes: Navratilova y Evert: de rivales a compañeras en la lucha contra el cáncer
La primera escudería que confió en su talento fue Prema, de estrechos lazos con Ferrari y su academia de pilotos. En sus primeros dos años con ellos disputó campeonatos de Fórmula 4 como el ADAC en Alemania y el Campeonato de Italia, donde fue cuarto en 2021.
Un año después subió un escalón más de dificultad y encaró las regionales Asiática —en la que fue de los mejores novatos— y Europea. Por esas actuaciones, el colombiano llamó la atención de la academia de pilotos de Red Bull, programa del que surgieron talentos como Sebastian Vettel, Carlos Sainz Jr. y el vigente campeón de la F1: Max Verstappen. “Lo veo como una oportunidad para aprender, obviamente si puedo llegar a correr con él un día sería algo espectacular”, destaca Sebastián.
Ese no fue el único cambio que tuvo este 2023. Su relación con la escudería Prema llegó a su fin y comenzó un nuevo reto con los británicos de Hitech Pulse-Eight. “Sentí que necesitaba cambiar un poquito el ambiente, ya llevaba tres años en Prema, un equipo espectacular, pero sentí que tenía que cambiar y probar algo diferente”. Desde este mes, Sebastián participa en la Fórmula 3, el tercer escalón en la élite del automovilismo internacional. Su temporada arrancó en Baréin y continúa el próximo 1.° de abril en Melbourne (Australia).
Firmar con los “toros rojos” ha sido un espaldarazo para él. Ha sido la recompensa a sus sacrificios y el envión anímico para trabajar todavía más duro. “Red Bull es un equipo que de verdad entiende qué es lo que tiene que hacer para ganar. La gente que tiene es muy inteligente y el programa de los pilotos jóvenes me parece increíble”.
Le puede interesar: Comité Olímpico Internacional abordará estatus de deportistas rusos y bielorrusos
El heredero de la dinastía Montoya también forma parte de la Escudería Telmex Claro, un programa de desarrollo de pilotos fundado por el empresario mexicano Carlos Slim que apoya a pilotos latinos novatos y experimentados. A la fecha, Sergio Checo Pérez es el único integrante de este programa que ha participado en la F1.
Pese al camino recorrido a su corta edad, Sebastián es consciente de que todavía hay mucho por recorrer y que para llegar a donde sueña no puede bajar la guardia. “El día que uno siente que sabe todo, ese día empezó a meterse en problemas, por lo que los demás siguen aprendiendo y uno se queda en el mismo sitio”.
Sebastián recalca que como piloto ha aprendido a ser algo más que alguien muy rápido. Ha aprendido a lidiar con las personas que trabajan alrededor suyo, en manejar su relación con los ingenieros y mecánicos que conviven con él. “Yo creo que de verdad puedo llevar a un grupo de gente algo bueno. Al final del día si uno trabaja duro y la gente aprecia estar con uno, ellos también van a trabajar duro por ti”.
Él vive el automovilismo de una manera intensa, tanto que a veces no piensa en otra cosa. Cuando no está en la pista no puede dejar de meditar sobre cómo ser más rápido, recortar décimas de segundo o qué ajuste puede hacer la diferencia para la próxima carrera. En momentos así es cuando Juan Pablo le recuerda que, además del trabajo duro, lo más importante es disfrutarlo.
Como parte de su proceso, ha aprendido a lidiar también con la frustración. Este año, por ejemplo, tuvo un día complicado en Kuwait cuando participó en la Regional Asiática. Ese día, tras haber sorteado una salida accidentada, el joven Montoya se metió en la pelea por la victoria. Sin embargo, un neumático pinchado le dañó esa carrera en cuestión de segundos. “En momentos así es cuando puedes aprender; cuando no gano, aprendo”.
Lo invitamos a leer: El piloto bogotano Nicolás Baptiste regresa a la Fórmula Regional Europea
Aunque Colombia no es un país con una extensa tradición automovilística, al igual que él, poco a poco más talentos se han atrevido a dar el salto al extranjero, aunque, claro, sorteando los obstáculos económicos que hay de por medio. “Se volvió un deporte bastante caro y si uno tuviera un poquito más de apoyo, de pronto nos podría ir mejor, pero con las cosas que uno tiene, uno tiene que maximizar la situación”.
El apoyo estatal y la inversión privada son cruciales para que los pilotos locales puedan alcanzar su potencial. Desde luego, en esta disciplina es errado reducir el éxito únicamente al factor económico, y así lo entienden en el hogar de los Montoya. “Yo no me enfoco en correr porque me quiero ganar plata o para que tenga más patrocinadores, yo la razón que quiero para correr es ganar”, asevera el prometedor piloto, quien —a modo de consejo para los que siguen sus pasos— enfatiza en que los resultados, producto del trabajo duro, son la mejor carta de presentación para conseguir apoyo monetario.
Al igual que Sebastián, hay varios colombianos dando los pasos en dirección hacia la élite. En la Fórmula Regional Europea está Nicolás Baptiste. “Es como mi hermano y le deseo lo mejor del mundo. Especialmente el año pasado trabajamos mucho juntos, mejoró un montón y pudo hacer unas grandes cosas al final del año”. También en el extranjero hay jóvenes pilotos nuestros que se han abierto su camino a pulso, como Jerónimo Berrío, Juan Felipe Pedraza y Pedro Juan Moreno, entre otros.
Para Sebastián, el trabajo duro e innovar son imprescindibles para crecer. “Algo que he aprendido últimamente y de pequeño no entendía muy bien es que uno nunca termina de aprender. Uno aprende en cada paso del proceso. Hasta mi papá, que lleva 30 años en esto, aprende cosas nuevas”.
En qué creer para cambiar el mundo
Un proyecto nacional
“El fútbol en Colombia sigue siendo nuevo. Aunque llevamos algunos años, no han sido completos. Sigue siendo un proceso que va bien. De la mano de equipos que tienen sus canteras y de escuelas que hacen presencia a nivel nacional, logramos que haya más campeonatos para las chicas. La idea es que una niña pueda decir que puede vivir del fútbol. A eso le apostamos”, María Camila Reyes, jugadora de Santa Fe.
Competir para aprender
“Para fortalecer el ciclismo a futuro hay que formar a los niños desde pequeños haciendo énfasis en la educación y la alimentación. Además, es necesario que Colombia tenga más competencias ciclistas en el calendario, con eso correríamos más y aprenderíamos la destreza que se necesita en el ciclismo para competir”, Édgar Andrés Pinzón, ciclista colombiano.
Trabajo y disciplina
“Para cumplir nuestros sueños necesitamos trabajar duro y aprender a soportar los sacrificios. Si uno no entrena y trabaja bien, nunca va a alcanzar lo que quiere. Y para lograr nuestros anhelos hay que trabajar muy fuerte. Con esfuerzo se puede llegar muy alto. Necesitamos exigirnos para llegar a ser grandes y conseguir una mentalidad ganadora”, Emanuel Otálvaro, tenismesista.
Más apoyo y calidad
“Necesitamos hacer más eventos y carreras de calidad, ya que cada día son menos las carreras que hay en el país. Cada día, algunos deportistas están haciendo más eventos y carreras para que el ‘downhill’ crezca. Además, hay que fortalecer el tema de apoyo a deportistas de las empresas tanto privadas como públicas. Eso podría ayudar mucho con el crecimiento del deporte”, Sebastián Holguín, promesa del downhill.
Aprender de otras culturas
“Tenemos que seguir desarrollando las bases de futbolistas para que salgan a otros países a jugar diferentes estilos y aprender otras culturas. Necesitamos fortalecer la parte analítica del juego. Hay que educar a los nuevos jugadores para que puedan tomar buenas decisiones, dentro y fuera de la cancha. Sin embargo, vamos en muy buen camino y hay que continuar para que sigan los buenos resultados”, Alexei Rojas, portero de selección de fútbol Sub-20 de Colombia.
Trabajar en equipo
“El deporte colombiano necesita más trabajo en equipo para que haya más apoyo en fogueos, implementación deportiva y educación de entrenadores y atletas. Es necesario que los incentivos económicos de los atletas puedan enfocarse en sus carreras”, María Paula Quintero, clavadista.
Las promesas que ya han cumplido
El futuro del fútbol femenino
Linda Caicedo es la figura del momento en el fútbol colombiano. Ella personifica el porvenir del balompié femenino después de ser la mejor jugadora sub-20 en Latinoamérica en 2022, rendimiento que le permitió llegar este año al Real Madrid, el club más grande del mundo y uno de los equipos femeninos más importantes de la liga femenina española. Este año, con la selección de Colombia, la vallecaucana proyecta ser una de las grandes promesas del Mundial de Australia y Nueva Zelanda.
Aspiraciones por levantar
Íngrid Segura se ve como la promesa de la halterofilia nacional. Campeona en el mundial sub-17 y con varias marcas en los Juegos Suramericanos de la Juventud, la vallecaucana aspira a ser la próxima gran pesista del país. Este deporte, el que más triunfos le ha dado a Colombia en el ciclo olímpico, busca seguir la senda de las medallistas María Isabel Urrutia, Leidy Solís, Mabel Mosquera y Ubaldina Valoyes. Segura es la elegida para volver al podio, algo que no se logra en la rama femenina desde Londres 2012.
La promesa de la paranatación
Sara Vargas lleva casi cinco años encabezando la lista de promesas del deporte paralímpico colombiano y del mundo. Ella tiene 16 años, pero compite con la selección de Colombia desde los 12 y ha sido multicampeona en varias series mundiales y en los Juegos Parapanamericanos. A los 14 años, ya compitió en unos Juegos Paralímpicos y proyecta las justas de París 2024 como su máximo reto, la que sería la cima de su carrera deportiva.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador