El golf, de obligación a vocación para Juan Sebastián Muñoz
El bogotano participará por segunda vez en el Masters de Augusta, uno de los eventos más importantes del mundo.
Felipe Raymond Fajardo
Lo que es el destino. Aunque desde pequeño a Juan Sebastián Muñoz le inyectaron la pasión por el golf casi que a las malas, él tuvo la vocación hasta los 9 años cuando ganó su primer gran torneo: el Nacional Infantil en 2002 disputado en el Club Campestre de Medellín.
Por unas pelotas de golf que Ricardo, su padre, encontró en su jardín y que decidió devolverlas practicando su swing. Fue en ese momento que comenzó el fanatismo por este deporte en la familia Muñoz Ayala, algo que le intentaron transmitir a Juan Sebastián, pero quien se negó a aceptar hasta que empezó a triunfar. Sus padres, Ricardo y María Fernanda Amaya, siempre le dieron el apoyo y el tiempo necesario para que siguiera el camino de su ídolo Tiger Woods.
Eso sí, de pequeño, siempre buscaba otras formas de divertirse. En sus vacaciones sus papás lo cuidaban para que mantuviera su estado físico y no se lesionara para los torneos venideros. Él, con su mentalidad competitiva e inquieta, se escapaba de la casa de sus abuelos para ir a jugar con sus primos cualquier cosa. Tenis, fútbol, baloncesto, lo que fuera, pero siempre apuntaba a ganar.
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Cuando ya tuvo la disciplina de quedarse con el golf y para desarrollar su carrera que recién comenzaba, su colegio, el San Carlos de Bogotá y con permiso del exrector, el padre Francis Wehri, le daba permiso para que faltara algunos días o hasta semanas a clase para que disputara sus torneos.
En su último grado de bachillerato, Juan Sebastián fue a donde su papá y le pidió unos dólares para irse hasta Dallas. Iba a probarse en la Universidad del Norte de Texas para empezar su trayectoria como deportista profesional.
Logró ingresar y jugar golf con un entrenador norteamericano que lo exigía al máximo. Este cambio de país, de estilo de vida y la exigencia de los entrenamientos le costó y estuvo a punto de dejar tirado su sueño de llegar lo más lejos posible. Junto a los mexicanos Carlos Ortiz y Rodolfo Cazaubón —también golfistas— forjó una amistad que le ayudó a adaptarse del todo y lo hizo seguir adelante. Ambos jugadores también lograron grandes distinciones: Cazaubón fue primero en la Orden de Mérito del PGA Tour Latinoamérica en 2015 y Ortiz ganó su primer torneo en Colombia, en el campo de La Pradera de Potosí.
Muñoz completó su carrera universitaria y se graduó de administración y emprendimiento, pero él despegó como golfista hasta 2016. Todo comenzó por unos buenos torneos que tuvo en el Tour Colombiano: ganó dos y eso le abrió las puertas para ir a un evento en Ecuador, en el cual hizo una gran segunda vuelta de 27 golpes, lo que le sirvió para llamar la atención del mundo del golf y por eso logró que lo invitaran al Colombia Championship.
En aquel torneo logró el título y así se ganó su tarjeta del PGA Tour, lo que le permitía competir en los torneos de la categoría más alta del golf mundial.
Para 2017, Juan Sebastián bajó su rendimiento y no logró renovar su tarjeta del PGA a finales de ese año. Para el curso siguiente logró volver a la jerarquía más alta de este deporte, tras lograr el objetivo en el último torneo del año, el Wyndham Championship. Terminó en la posición 124 de la FedEx cup, la tarjeta la obtienen los 125 primeros.
*Texto publicado en noviembre de 2019
Lo que es el destino. Aunque desde pequeño a Juan Sebastián Muñoz le inyectaron la pasión por el golf casi que a las malas, él tuvo la vocación hasta los 9 años cuando ganó su primer gran torneo: el Nacional Infantil en 2002 disputado en el Club Campestre de Medellín.
Por unas pelotas de golf que Ricardo, su padre, encontró en su jardín y que decidió devolverlas practicando su swing. Fue en ese momento que comenzó el fanatismo por este deporte en la familia Muñoz Ayala, algo que le intentaron transmitir a Juan Sebastián, pero quien se negó a aceptar hasta que empezó a triunfar. Sus padres, Ricardo y María Fernanda Amaya, siempre le dieron el apoyo y el tiempo necesario para que siguiera el camino de su ídolo Tiger Woods.
Eso sí, de pequeño, siempre buscaba otras formas de divertirse. En sus vacaciones sus papás lo cuidaban para que mantuviera su estado físico y no se lesionara para los torneos venideros. Él, con su mentalidad competitiva e inquieta, se escapaba de la casa de sus abuelos para ir a jugar con sus primos cualquier cosa. Tenis, fútbol, baloncesto, lo que fuera, pero siempre apuntaba a ganar.
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Cuando ya tuvo la disciplina de quedarse con el golf y para desarrollar su carrera que recién comenzaba, su colegio, el San Carlos de Bogotá y con permiso del exrector, el padre Francis Wehri, le daba permiso para que faltara algunos días o hasta semanas a clase para que disputara sus torneos.
En su último grado de bachillerato, Juan Sebastián fue a donde su papá y le pidió unos dólares para irse hasta Dallas. Iba a probarse en la Universidad del Norte de Texas para empezar su trayectoria como deportista profesional.
Logró ingresar y jugar golf con un entrenador norteamericano que lo exigía al máximo. Este cambio de país, de estilo de vida y la exigencia de los entrenamientos le costó y estuvo a punto de dejar tirado su sueño de llegar lo más lejos posible. Junto a los mexicanos Carlos Ortiz y Rodolfo Cazaubón —también golfistas— forjó una amistad que le ayudó a adaptarse del todo y lo hizo seguir adelante. Ambos jugadores también lograron grandes distinciones: Cazaubón fue primero en la Orden de Mérito del PGA Tour Latinoamérica en 2015 y Ortiz ganó su primer torneo en Colombia, en el campo de La Pradera de Potosí.
Muñoz completó su carrera universitaria y se graduó de administración y emprendimiento, pero él despegó como golfista hasta 2016. Todo comenzó por unos buenos torneos que tuvo en el Tour Colombiano: ganó dos y eso le abrió las puertas para ir a un evento en Ecuador, en el cual hizo una gran segunda vuelta de 27 golpes, lo que le sirvió para llamar la atención del mundo del golf y por eso logró que lo invitaran al Colombia Championship.
En aquel torneo logró el título y así se ganó su tarjeta del PGA Tour, lo que le permitía competir en los torneos de la categoría más alta del golf mundial.
Para 2017, Juan Sebastián bajó su rendimiento y no logró renovar su tarjeta del PGA a finales de ese año. Para el curso siguiente logró volver a la jerarquía más alta de este deporte, tras lograr el objetivo en el último torneo del año, el Wyndham Championship. Terminó en la posición 124 de la FedEx cup, la tarjeta la obtienen los 125 primeros.
*Texto publicado en noviembre de 2019