El sueño dorado de Caterine Ibargüen
La atleta colombiana ya dejó atrás lo que pasó en Birmingham y su mentalidad está puesta en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Jesús Miguel de la Hoz
La parada de la Liga Diamante en Birmingham, donde Caterine Ibargüen perdió una marca de 34 victorias consecutivas en salto triple le sirvió a la colombiana para aprender, para darse cuenta que no es invencible, que es humana. No fue un mal salto. Los 14.58 metros que registró en esa parada estaban dentro de los planes, “lo teníamos presupuestado”, dijo su entrenador, Ubaldo Duany. Y así también lo ve ella, “no fue un momento difícil, lo analizamos, pasó y seguimos adelante”, afirmó con la enorme sonrisa que le caracteriza.
A pesar de que días atrás, Caterine compitió en Roma, tomó la decisión junto a su entrenador de estar en Birmingham. No pasaron cinco días entre las dos presentaciones, por eso la meta que le había puesto el entrenador a la atleta era estar cerca a los 14.60 metros en la ciudad inglesa y lo cumplió. “No hay preocupación por ese resultado, saltó lo que tenía proyectado y perdió. Lo que hicimos después de la competencia fue analizar lo ocurrido y aprender de los errores para no cometerlos en el futuro”, analizó Duany.
El resultado le sirvió a Ibargüen para mirar en qué estaba fallando y no volver a cometer esos errores, “he aprendido tanto de las victorias como de las derrotas, cada competencia deja nuevas enseñanzas. Todo esto lo aplico en los entrenamientos para ir mejorando día a día. No es un secreto que mi gran objetivo del año son los Juegos Olímpicos y lo que pasó en Birmingham me da motivos para seguir mejorando y darme cuenta que Caterine Ibargüen no es invencible”, agregó la colombiana que cuenta con el apoyo de Directv.
Las justas que se disputarán en Río de Janeiro en agosto son el desvelo de la atleta nacional. Allí espera sellar con broche de oro su actuación en el actual ciclo olímpico, demostrar su capacidad, el resultado del trabajo arduo. En la denominada ‘Cidade Maravilhosa’ quiere escribir su nombre en letras doradas y para eso se prepara: “Estoy entrenando duro para hacer una buena presentación, daré lo mejor de mí y espero poder ganar el oro”.
Pero aún faltan dos meses y Caterine Ibargüen antes de embarcarse para las justas, estará en Mónaco, donde competirá en una parada más de la Liga Diamante. “Es una ciudad donde me encanta saltar. Fue allí donde logré mi mejor registro”, indicó la colombiana. Esa será su última prueba antes de Río. Será un exámen que le dará algunas pistas del nivel de sus rivales de cara a los Olímpicos. Después de eso tendrá un periodo de preparación de un mes, en los que hará ajustes para llegar al 100 % a las justas.
Pero en medio de la concentración, esta antioqueña de 32 años de edad le saca tiempo a todo. Para ella lo más importante es estar tranquila consigo misma, sonreír y disfrutar de esas pequeñas cosas que le da la vida. Así que mientras está en Medellín, ciudad que la adoptó hace 17 años ella regresa a la pista donde comenzó a gestarse un sueño y mira con anhelo cada uno de sus rincones, “es la pista más especial, fue ahí donde comenzó todo lo que soy ahora”, dijo con los ojos cristalizados.
Son esos momentos los que la impulsan a seguir. Rememorar sus inicios es un estímulo, es lo que la lleva a luchar, a trabajar duro y a esforzarse al máximo por sus sueños. De ahí nacen sus fortalezas, se gesta esa capacidad mental para superar cualquier obstáculo y las ganas que siempre demuestra para seguir superándose como persona y como deportista. Por eso se define como una persona con mucha “tenacidad, responsabilidad y alegría” y es esto lo que la ha llevado a triunfar. Y es a partir de estas tres cualidades que trabaja por el sueño dorado de Río 2016.
La parada de la Liga Diamante en Birmingham, donde Caterine Ibargüen perdió una marca de 34 victorias consecutivas en salto triple le sirvió a la colombiana para aprender, para darse cuenta que no es invencible, que es humana. No fue un mal salto. Los 14.58 metros que registró en esa parada estaban dentro de los planes, “lo teníamos presupuestado”, dijo su entrenador, Ubaldo Duany. Y así también lo ve ella, “no fue un momento difícil, lo analizamos, pasó y seguimos adelante”, afirmó con la enorme sonrisa que le caracteriza.
A pesar de que días atrás, Caterine compitió en Roma, tomó la decisión junto a su entrenador de estar en Birmingham. No pasaron cinco días entre las dos presentaciones, por eso la meta que le había puesto el entrenador a la atleta era estar cerca a los 14.60 metros en la ciudad inglesa y lo cumplió. “No hay preocupación por ese resultado, saltó lo que tenía proyectado y perdió. Lo que hicimos después de la competencia fue analizar lo ocurrido y aprender de los errores para no cometerlos en el futuro”, analizó Duany.
El resultado le sirvió a Ibargüen para mirar en qué estaba fallando y no volver a cometer esos errores, “he aprendido tanto de las victorias como de las derrotas, cada competencia deja nuevas enseñanzas. Todo esto lo aplico en los entrenamientos para ir mejorando día a día. No es un secreto que mi gran objetivo del año son los Juegos Olímpicos y lo que pasó en Birmingham me da motivos para seguir mejorando y darme cuenta que Caterine Ibargüen no es invencible”, agregó la colombiana que cuenta con el apoyo de Directv.
Las justas que se disputarán en Río de Janeiro en agosto son el desvelo de la atleta nacional. Allí espera sellar con broche de oro su actuación en el actual ciclo olímpico, demostrar su capacidad, el resultado del trabajo arduo. En la denominada ‘Cidade Maravilhosa’ quiere escribir su nombre en letras doradas y para eso se prepara: “Estoy entrenando duro para hacer una buena presentación, daré lo mejor de mí y espero poder ganar el oro”.
Pero aún faltan dos meses y Caterine Ibargüen antes de embarcarse para las justas, estará en Mónaco, donde competirá en una parada más de la Liga Diamante. “Es una ciudad donde me encanta saltar. Fue allí donde logré mi mejor registro”, indicó la colombiana. Esa será su última prueba antes de Río. Será un exámen que le dará algunas pistas del nivel de sus rivales de cara a los Olímpicos. Después de eso tendrá un periodo de preparación de un mes, en los que hará ajustes para llegar al 100 % a las justas.
Pero en medio de la concentración, esta antioqueña de 32 años de edad le saca tiempo a todo. Para ella lo más importante es estar tranquila consigo misma, sonreír y disfrutar de esas pequeñas cosas que le da la vida. Así que mientras está en Medellín, ciudad que la adoptó hace 17 años ella regresa a la pista donde comenzó a gestarse un sueño y mira con anhelo cada uno de sus rincones, “es la pista más especial, fue ahí donde comenzó todo lo que soy ahora”, dijo con los ojos cristalizados.
Son esos momentos los que la impulsan a seguir. Rememorar sus inicios es un estímulo, es lo que la lleva a luchar, a trabajar duro y a esforzarse al máximo por sus sueños. De ahí nacen sus fortalezas, se gesta esa capacidad mental para superar cualquier obstáculo y las ganas que siempre demuestra para seguir superándose como persona y como deportista. Por eso se define como una persona con mucha “tenacidad, responsabilidad y alegría” y es esto lo que la ha llevado a triunfar. Y es a partir de estas tres cualidades que trabaja por el sueño dorado de Río 2016.