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“El viejito sabe”: Sebastián Montoya y su camino a la F1

A sus 16 años, el hijo de Juan Pablo Montoya está teniendo una gran participación en la Fórmula 4 italiana. Tan personaje como su papá.

Thomas Blanco
19 de septiembre de 2021 - 02:53 a. m.
La foto oficial de Sebastián Montoya con su equipo, el Prema Poweteam, uno de los más importantes de la F4 italiana. / F4 Championship
La foto oficial de Sebastián Montoya con su equipo, el Prema Poweteam, uno de los más importantes de la F4 italiana. / F4 Championship
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Las dos pieles del hijo de Juan Pablo Montoya: la de tener uno de los mejores maestros a cualquier hora del día y la de empezar su carrera con la etiqueta del “hijo de” uno de los pilotos más completos de todos los tiempos y el hombre que puso a madrugar a todo un país con su incursión en la Fórmula 1, pero no con la suya, la de Sebastián Montoya.

“La verdad es que a mí me gusta mucho ser su hijo, porque es una herramienta más que tengo. Y es mi propio papá. Lo tengo a una llamada, me contesta y yo le pregunto: ‘Oye, el carro me está haciendo esto, ¿qué debo hacer?’ y él me dice ‘debes hacer esto y si te pasa esto, haz esto’ y así... pero bueno, obvio, tiene sus cosas malas: uno es el hijo de Juan Pablo Montoya, todo el mundo te quiere correr a demostrarte que ellos sí pueden. Cuando eso pasa, pues los errores pasan y ese ha sido uno de los problemas que hemos tenido este año. Pero lo que me gusta de eso es que igual es un challenge el saber lo bueno que puedo llegar a ser. Si ellos quieren correr duro, corramos duro, que a mí no me importa seguir abajo, porque yo aprendo de eso y después les salgo arriba. No se imaginan lo que me ayuda mi papá. Al principio fue complicado por lo que lo vi como mi papá y no como Juan Pablo Montoya, pero luego uno se da cuenta de que el viejito sabe [risas]”, dice Sebastián, quien viene de ocupar un puesto en el podio y de dos abandonos en la pasada triple fecha de la Fórmula 4 italiana en el Red Bull Ring de Austria.

(Lea: Michael Schumacher: la gloria y tragedia de “El Barón Rojo”)

El colombiano del Prema Powerteam y de la escudería Telmex Claro está en el tercer puesto de la tabla, con 118 puntos, y firmando su segunda temporada en la F4 italiana, tal vez la más brava de todo el circuito, la competencia en la que optó por dar el salto de los karts a los monoplazas.

—¿Por qué empezar de una en una de las más duras y difíciles?

—La verdad es que había muchas opciones. La idea era aprender. Yo siempre me he tirado a la boca del lobo, así me gusta, así es que se aprende... no con trofeos cada fin de semana. Uno aprende comiendo mmm.

—Dígalo, fresco...

—¡Comiendo mierdaaa! [risas]. Cuando a uno le dañan la cabeza, uno debe ponerse los pantalones y decir: “Okay, tengo que trabajar”. Así ha sido toda mi vida: nunca hemos tenido los mejores motores o material, pero eso ha sido muy bueno porque mi papá me ha educado con que uno tiene que untarse las manos y hacer el trabajo. Entonces a uno le toca hacer el ejercicio, ver los videos, hablar con el ingeniero, con el equipo y encontrar ese “último pedazo”, que si en Italia no lo tienes, es muy difícil quedar adelante. Y este año lo he entendido.

Sebastián Montoya habló con El Espectador sobre su forma de correr, su vida, su anhelo de seguir los pasos de su padre en la F1 y ese “último pedazo”.

Su padre dice que no es consciente de lo bueno que es. ¿Qué tipo de corredor es Sebastián Montoya y qué lleva en su sangre de su abuelo y su papá?

Cuando él me decía esas cosas yo lo veía como mi papá, como el papá que te dice: “Ay, eres bueno, sí, sí, no te preocupes”. A veces manejaba bien y decía: “Buenos trabajos, buenas remontadas” y eso, pero nunca gané y este año no tengo ni idea lo que estoy haciendo, pero voy ¡rapidísimo! Uno se empieza a dar cuenta: si tú pones el trabajo, los resultados vienen. Soy un piloto que pasando le va muy bien, desde chiquito me ha gustado mucho pasar a la gente, entonces soy bastante agresivo. Me gusta correr duro. A mí me decían de pequeño: “Si no pasas a la gente y haces fila te llevamos al banco el lunes”. Lo mío siempre es pasando, agresivo, superando a la mayoría de la gente que pueda. Llevo las ganas de ganar y de quedar lo más adelante que pueda; ojalá los trofeos vengan. Como piloto, yo creo que soy muy suave, no tan brusco; eso es bastante complicado de explicar. Yo crecí en Europa y uno maneja como una abuelita y así vas rápido, en cambio mi papá siempre creció con carros que no tenían mucho control o drift, pero sí mucha potencia, entonces se resbalaba y él es algo diferente. Yo tengo eso de mi abuelo, que era así de suave, y de mi papá la agresión y las ganas de pasar. De chiquito yo salía a practicar con él y nos pegábamos, nos pasábamos y nos reíamos; entonces eso lo cogí de él.

¿Qué tal ha sido la transición de karts a monoplazas? En alguna oportunidad decía que cuando trataba de ir rápido terminaba yendo más despacio y cuando sentía que iba mal era su mejor vuelta...

Es muy raro, el feeling cuando vas de karts a carros es complicado; fue algo que me afecto mucho el año pasado. Tenía un feeling del carro, pero no sabía lo que necesitaba para llegar rápido, no estaba muy cómodo en el carro. Este año me enfoqué en eso: en entender qué necesitaba para ir rápido y hace un año y medio no tenia idea de qué hacer. ¡Y ahora tengo media idea y vamos muy rápido!

(Lea: El récord de Patios sigue sin batirse: la memoria perdida detrás del alto)

¿ Y como describiría ese “skill” que lo hace ir más rápido?

Ufff, ¡qué difícil! Mi papá habla de resbalar el carro y la gente al escuchar eso probablemente piensa: “Tokyo drift, cogemos una curva lo más rápido que podamos, freno de mano y a resbalar”. En las películas eso es muy chévere, pero en la pista no funciona así. Es encontrar un balance que uno se da cuenta. Es un flow, un ritmo al que uno entra y poco a poco vas encontrándolo y todo empieza a funcionar.

Yo creo que a Juan Pablo hasta le da igual, ¿pero se imagina un día corriendo en la F1 con Mick, el hijo de Michael Schumacher?

Sí, a mi papá no le importa; mi papa quiere que gane. Obvio, sería bonito correr contra Mick; repetir historias también es chévere. El hijo de Ralf Schumacher también está camino a la F1. Dos Schumachers con un Montoya sería interesante en el futuro, pero obviamente si yo estoy en un carro más rápido, más adelante y no me toca pelear con ellos, eso también estaría bien [risas]. Pero si nos toca pegarnos en la cabeza siempre estoy listo para eso. Con el que sea.

Sobre eso, ¿qué opina acerca de ese debate que lleva ya muchos años acerca del valor de los carros y de los pilotos?

Eso siempre ha sido así. Hace diez años el Red Bull estaba dominando y si no estabas en un Red Bull no ganabas; antes de eso era con los McLaren, antes de eso fue con los Ferrari y antes de eso con Williams. Esa ha sido la historia de la F1. Antes era la golden era con los V10, bueno yo digo V10 por mi papá, que son carros hermosos, muchos dicen V12. También con los motores grandes, esa época Senna, mi papá, Schumacher, Alonso, tantos... esa fue una época increíble y los carros han cambiado, pero, bueno, siempre ha habido ese gap entre los equipos grandes y pequeños.

Cuando su papá se fue de la F1 habló de pasar más tiempo en los simuladores que en las pistas, de la politiquería de los equipos. ¿Cómo imagina el futuro en la F1?

La experiencia que tuvo mi papá fue única, porque fue piloto y cambió de equipo. Entonces es ver la dinámica de cómo trabajan. La filosofía detrás del carro es diferente; entonces sí, es que a mí papá no le gusta eso: a él le gusta correr mucho, se quiere montar al carro, ir rápido y ganar. A mí la F1 me parece muy interesante. Me gustaban más las reglas de correr de cuando estaba mi papá, lo que pasó con Checo Pérez y Lando, que lo empujó para fuera, pues Schumacher le hizo lo mismo a mi papá. Obvio, uno debe cuidarse, el safety, yo sé, es muy importante, pero el salto que han hecho en todas las categorías es bastante, podríamos correr un poco más duro. De resto me parecen increíbles esos carros, ir por todo el mundo y ante los mejores veinte pilotos de todo el mundo.

En algún momento se habló de que conoció a Frank Williams. ¿Qué valor tendría repetir esos pasos?

Sería increíble. A mí George Russell me parece uno de los mejores pilotos que hay en la F1; yo lo seguí mucho. Y lo conocí en México en 2019 y me dijo algo muy importante: que cuando uno está subiendo uno cree que la gente de la F1 lo está viendo y no, él me dijo: “Mire, eso no importa, el momento que de verdad importa es el de la F2, si usted llega y gana, todos los problemas que tiene se le solucionan”. Que me diga eso alguien que no sea mi papá es muy importante. Y ahorita he crecido mucho como piloto, estoy muy contento y hasta que no sea el mejor no descansaré. Y cuando lo sea toca trabajar aún más.

¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado su papá?

Disfrutar; que al final si uno no disfruta lo que hace, no le va a meter ganas. Si lo disfrutas, hagas lo que hagas, va a salir bien.

¿Y el peor regaño?

¡Uy! Son varios. La primera vez que largué en Europa en el Mundial, largamos y un compañero me miró y cruzo contra mí y salí volando. Llegué a los pits casi llorando y yo le dije: “Pero me pegaron, casi me sacan, ¡ese man me quiere matar! Y me dijo: “Bienvenido a correr en Europa”. Y yo diciéndole que casi me mata. Él me dijo: “¿Por qué te pusiste en esa posición?”. Y yo como... ¿qué? Uno saliendo llorando y el papá coach diciéndole a uno: “¿Qué quieres que haga?”.

A los 16 años, lejos de ese carril de esa vida normal de adolescente, ¿cual es la renuncia más grande que ha tenido que hacer?

El colegio es online, pero cero grave. La cosa es que yo crecí en las pistas, yo me perdí las fiestas de mis amigos, yo nunca he estado en el colegio. Siempre viajando, preparándome para las carreras, yo nunca tuve tiempo para pasar con mis amigos. Todos los que tengo son personas de los karts. Tengo mi grupo de cuando tenía cinco años, pero para mí es normal, las fiestas no me matan, yo me acuesto temprano y madrugo a ir al gimnasio. Me gusta hacer mucho ejercicio, hacía mucho triatlón, pero ya no hay tanto tiempo. El simulador es mi mejor amigo. Es raro, pero siendo honesto, estoy muy contento con lo que he hecho y no hay nada que quisiera devolver.

Por: Thomas Blanco- @thomblalin

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Helga66(40077)19 de septiembre de 2021 - 06:54 p. m.
Un papá con un liderazgo fuerte. Nada contemplativo. Le deseo éxitos .
Giovanni(38945)19 de septiembre de 2021 - 04:32 p. m.
Ese muchacho no es colombiano, ni vibra ni siente como colombiano. Porque darle tanto despliegue?
  • Victor(85971)19 de septiembre de 2021 - 07:53 p. m.
    Hijo... Que usted esté cortico de eso que llaman "cultura general" no quiere decir que el resto del mundo carezca de lo mismo que usted. Así como se habla de nadal, hamilton, messi, se habla de los Montoya.
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