Emiliana Arango: lo que viene en medio de su brillante actuación en Guadalajara
La colombiana buscará este jueves las semifinales del Abierto de Guadalajara. Análisis de su excelente presente.
Juan Diego Forero Vélez
Emiliana Arango es la primera colombiana que ha alcanzado los cuartos de final de un torneo WTA 1000 desde que lo hiciera Fabiola Zuluaga en 2004; la primera en 19 años.
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Emiliana Arango es la primera colombiana que ha alcanzado los cuartos de final de un torneo WTA 1000 desde que lo hiciera Fabiola Zuluaga en 2004; la primera en 19 años.
La antioqueña tuvo que luchar contra Townsend en un partido pernicioso y largo. Los saques rápidos de Taylor, su mirada calculadora y su libreta de notas lograron desesperar a la colombiana. Tanto que, para ganar los dos sets que le dieron el triunfo, tuvo que venir de abajo, con quiebres en contra y con la frustración evaporándose en el aire denso de Guadalajara.
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Su espalda le recordó lesiones pasadas, fantasmas semi corpóreos y dolores tensos. Esperemos que no sea el eco de una lucha agónica. Ya en el pasado Emiliana ha tenido que frenar su progreso por los gritos de un cuerpo imposibilitado.
El camino aún no termina, aún hay que jugar un partido más. Uno a la vez; soñar con la semifinal y luego con el título.
María Sákkari es la siguiente rival a vencer, por encima de ella misma y su cansino cuerpo. La griega es la finalista del año pasado y su estado de forma es formidable, ocupa el número nueve del ranking mundial e incluso tocó con sus dedos frívolos el número dos en 2022. No es una rival inexperta o abnegada, sus tiros son perniciosos, y buscará a toda costa minimizar a la antioqueña, que deberá, más que nunca, concentrarse en su juego.
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La semana ha sido un éxito rotundo, pase lo que pase mañana. Todas las miradas se han centrado en ella, sus partidos han sido emocionantes y el ranking empieza a organizarse a su favor. Incluso perdiendo mañana, Emiliana habrá hecho historia, y habrá, sobre todo, roto un paradigma, un limitante, una falsa condición: desde hoy, Emiliana Arango debe sentirse capaz de competir al máximo nivel y debe empezar a considerarse a sí misma como favorita.
El paso siguiente debe ser trabajar en su físico, evitar las lesiones, alimentarse mejor, entrenar más fuerte, conocer su cuerpo y prepararse para las exigencias de los torneos que se vienen. Debe estar lista para recuperarse más rápido, física y mentalmente.
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Cuando el Abierto de Guadalajara termine, la antioqueña deberá enfocarse en su juego, debe agregar nuevas variantes; tiros diferentes, creativos y sofocantes. Hemos visto su derecha, versátil y precisa, su slice, elegante y rasante, pero han hecho falta tiros cortos en la red, una volea más elocuente y más variación en su servicio.
Arango debe estar preparada, debe enfrentarse a las mejores del mundo con mayor obstinación y regularidad, buscar participar en esos escenarios, coincidir con las maestras del tenis mundial, bajo la lupa inquisidora del mundo entero. Debe proponerse estar presente en los torneos importantes. Sobre todo, debe pasar las rondas clasificatorias de los Grand Slams, porque es necesario que juegue contra las grandes campeonas si desea mejorar su nivel. Y si busca acostumbrarse a la inevitable derrota, tendrá que exponerse a la torva mirada de las grandes tenistas. Enfrentarse, por ejemplo, a Coco Gauff, Emma Raducanu o Leyla Fernández. Debe entender su juego, su posición en la cancha, aprender a variar su estrategia en medio del partido y tiene que acostumbrarse a estar contra las cuerdas, a mantener la calma.
Emiliana ha hecho algo extraordinario, se ha demostrado que está lista. Que puede ganar varios partidos seguidos y que tiene la cordura suficiente para remontar un partido difícil que parece perdido. Ahora, debe seguir trabajando. Los éxitos irán llegando, pero no solos, con trabajo exhaustivo y perenne. Ya ha alcanzado los cuartos de final en su primer torneo WTA 1000, y lo que viene, si nos permitimos soñar, será que alcance en 2024, al menos, los cuartos de final en su primera participación del cuadro principal de un Grand Slam.
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