“En el tenis encontré un escape de mi realidad”: Yuliana Monroy
La antioqueña, de 24 años, ha sido una apasionada del deporte blanco desde que tiene memoria. Fabiola Zuluaga le dio el voto de confianza para ser parte del equipo de Colombia en el torneo de naciones más importante del mundo, que empieza hoy.
Valentina Fajardo
Yuliana Monroy nació en San Cristóbal, un corregimiento a 20 minutos de Medellín donde se enamoró del tenis. Su padre, un entrenador local, se encargó de inculcarles, tanto a ella como a su hermano, el amor por este deporte. Por eso, desde los siete años tuvo que ir y volver de la capital de Antioquia para formarse como deportista en la Liga de Tenis. Su hermano Cristian, tres años menor que ella, no llegó a ser profesional, pero no dejó de ser un apasionado por la pelota verde.
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Yuliana Monroy nació en San Cristóbal, un corregimiento a 20 minutos de Medellín donde se enamoró del tenis. Su padre, un entrenador local, se encargó de inculcarles, tanto a ella como a su hermano, el amor por este deporte. Por eso, desde los siete años tuvo que ir y volver de la capital de Antioquia para formarse como deportista en la Liga de Tenis. Su hermano Cristian, tres años menor que ella, no llegó a ser profesional, pero no dejó de ser un apasionado por la pelota verde.
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“Mi mamá era quien nos llevaba a los entrenamientos en la Liga, pero después no pudo llevarnos más y mi papá no podía porque estaba trabajando”, recuerda Monroy. “A mí me gustaba mucho el tenis y decidí empezar a ir sola, en bus. Así que a los 12 años aprendí a llegar allá junto a mi hermano por aproximadamente tres años. Sin embargo, él estaba muy pequeño y no quiso volver, pero yo sí seguía tomando mi bus”.
Sus padres siempre han hecho todo lo posible porque ella salga adelante. Yuliana viene de una familia que no contaba con los recursos suficientes para asistir a muchos torneos, pero eso no fue un obstáculo para ella. Todos los días iba a una cancha cerca de su barrio y la usaba para olvidar todo el ambiente en el que creció. “Vivía en un barrio donde vendían marihuana, había mucho vicioso, y estar en la cancha me ayudaba a olvidarme de esa realidad. Era allí donde todo ese ambiente desaparecía”.
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Fue el tenis lo que la ayudó a entender desde muy joven que no estaba destinada a terminar como la mayoría de la gente que veía a su alrededor. Recuerda cómo todos los días pasaba junto a jóvenes perdidos en las drogas, casi sin esperanza de salir adelante. Yuliana sabía que no debía estar ahí y que su futuro brillaba como una estrella.
Decidió seguir con sus entrenamientos para ser la mejor versión de sí misma, tanto así que a los 17 años logró ser la número uno júnior del país, lo que la llevó a ganarse una beca en el exterior. Sus padres vieron esta oportunidad y decidieron aprovecharla, así eso significara mandar a su hija sola a Estados Unidos por dos años.
“En 2018, el ranquin que tenía me dio para aplicar a cualquier universidad de Estados Unidos, pero tenía un problema: no sabía inglés. Entonces ellos tomaron la decisión de enviarme allá, así no tuviera cómo comunicarme con la gente a mí alrededor. Así que me tocó ir a la división menor, que era un Junior College”, recuerda Yuliana. “Iba a estudiar, dizque administración de empresas, algo que no me gusta para nada. Pero esa era la que más me llamaba la atención entre las carreras que ofrecía la beca”.
Se quedó estudiando, con un nivel de inglés que fue mejorando de manera progresiva. La institución que la acogió le dio vivienda y estudio, pero ella debía pagar su alimentación. Por si fuera poco, también debía colaborar como entrenadora, lo que le dejó una sobrecarga laboral. La situación empezó a deteriorar su salud: tuvo problemas de tiroides y aumentó cuatro kilos.
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“A pesar de que mi papá me decía: ‘Aguanta, Yuli, aguanta’, sabía que estaba allá para jugar, para estudiar, no para ser entrenadora. Finalmente, decidí devolverme a Colombia. Fue una experiencia traumática que me dejó muchas enseñanzas, como la independencia, pero lo que más agradezco es que aprendí inglés. No perfecto, pero lo hice”, reflexiona la joven tenista.
Una vez de vuelta en casa se tomó un año sabático y después de pensarlo bien optó por entrenar y estudiar de manera simultánea. Esta vez eligió algo que en verdad le gustaba: la fisioterapia. Llegó 2020, y con este la pandemia del coronavirus, lo que Yuliana aprovechó para tomar clases virtuales, pero poco después la carrera que había elegido la necesitaba para darle la capacitación presencial.
“Hice como hasta el cuarto semestre virtual, pero después del confinamiento me dijeron que debía ir a hacer lo que había aprendido en línea allá. Lo medité, pero ese año logré subir 400 puestos en el ranquin, así que dejé la universidad de lado y aproveché el buen momento que tenía en el tenis”. En la actualidad Yuliana está buscando llegar a un acuerdo con la institución para lograr un equilibrio entre los estudios y lo que más la apasiona en la vida: el tenis.
Al igual que la mayoría de los jóvenes deportistas colombianos ajenos al fútbol o al ciclismo, Yuliana no cuenta con patrocinadores. A pesar de que es ella quien debe comprar sus propias raquetas y costear sus viajes tanto nacionales como internacionales, no ve en la falta de apoyo un obstáculo para cumplir sus objetivos. La primera meta de la paisa este 2023 es llegar a las mejores 300 del escalafón de la WTA y trabajará tan duro como le sea posible para ser campeona de la Copa Colsanitas 2024.
“Insisto en que deben creer más en nosotras, no solo fijarse en la edad, sino en las ganas que tenemos de brillar”, afirma Monroy. “He visto que patrocinan más al deporte júnior, porque asumen que a nuestra edad ya no podemos hacer nada. Ya siendo mayor de edad es un poquito más complicado estar en el top, por eso se necesita competir más”.
Y es precisamente ahí donde se necesita ese apoyo. Según un análisis que la propia Monroy hizo sobre su rendimiento del año pasado, empezó regular por la dificultad de disputar torneos debido a la falta de recursos. Eventualmente logró viajar más, participar de Challengers de la ITF y terminó 2022 con un mejor nivel y estado de forma.
Por eso es que hay que confiar en las jugadoras y en su proceso. Si se apoyara a las tenistas colombinas, Yuliana Monroy lograría cumplir su objetivo de llegar a estar entre las 100 mejores del mundo antes de que finalice 2024.
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