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Habló Francisco Mosquera: “Ministra del Deporte, no abandone a sus atletas”

Declarado inocente por su caso de supuesto dopaje, al comprobarse que ingirió carne contaminada de boldenona, el pesista habló con El Espectador y denunció abandonó por parte de los dirigentes deportivos del país. Asegura que no sabe si volverá a competir, pues primero debe buscar cómo sobrevivir y sustentar a su familia.

Fernando Camilo Garzón
02 de diciembre de 2024 - 11:00 p. m.
Francisco Mosquera, pesista colombiano. // Fedecolpesas
Francisco Mosquera, pesista colombiano. // Fedecolpesas
Foto: Fedecolpesas
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¿Qué impacto emocional le provocó su caso?

Nunca dejé de creer en mi inocencia y que decía la verdad, como se pudo comprobar. Lo único que me hacía trabajar y seguir adelante eran mis hijos, pero me abandoné personalmente. Todo esto ha afectado muchísimo mi vida. Pensé, en muchas ocasiones, muy mal de mí, en todo sentido. Si hay una cosa que he hecho con amor, de forma limpia, con mucha lealtad y mucha honra, es el deporte. Ha sido mi vida.

Fue muy duro el golpe. Era un deportista del Ministerio y de Iderbol. Cuando pasó todo esperé el apoyo total de ellos. Fueron los que más hablaron, en especial el director de Iderbol, fue el que más fuerte habló. Me decía: “Te voy a ayudar, no te voy a dejar solo”. Y siempre hubo un titubeo, pero nunca hubo una acción. Empecé a ser esa persona molesta hasta que dejé de insistir, dejé de estar detrás de ellos.

¿Qué le dijo el Ministerio?

El Ministerio me dio una carta que decía que me excluía de su programa de apoyo, y que así ganara el caso, me tocaba empezar de cero. Nunca fui sancionado, fui suspendido provisionalmente, pero ellos me dieron la espalda. Deberían de reformar sus estatutos y, por lo menos, tener en cuenta de que si uno sale victorioso de estas situaciones debería haber una retribución. Ojalá la ministra lea la entrevista y ojalá haga algo al respecto. Lo mismo Iderbol.

Sentir la espalda de las instituciones fue algo muy difícil. Siempre fui un deportista que rindió con sus resultados. Hoy me arrepiento de solamente fijarme en los resultados y no hablar cuando se tuvo que hablar, porque eso me afectó emocionalmente muchísimo, hasta el punto de haber dejado de entrenar y de hoy tener esa duda de si vuelvo o no a las competencias.

¿Cómo vivió el proceso y cómo se enteró de su inocencia?

Nunca perdí la fe en mí, ni en la verdad, pero sí perdí la fe en el proceso porque estaba demorado. Aunque el abogado estaba haciendo todo lo pertinente, quería que esto saliera rápido y no fue así. Al final ni me importaba. Decía: “Que salga el resultado que sea. No me importa, sé que soy inocente”.

Me enteré cuando iba a trabajar al box Training Department, que fue el que me abrió las puertas para trabajar acá, en Cartagena, gracias a Andrés Cabrera. Estaba en esas cuando me llamó el señor William Peña, presidente de la Federación Colombiana de Pesas. Después me pasaron al abogado que explicó todo y me dijo que ya habían visto todas las pruebas. Que, tras examinarlas bien, se había dictaminado que era inocente, y ya de ahí para adelante no pude hablar, estaba muy feliz. Lloré de la felicidad, porque prometí desde que me acusaron nunca llorar de tristeza. No pude parar de llorar durante tres días, recordando todo lo que viví. Llamé a mi mamá y casi se me desmaya. Fue una felicidad tremenda.

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¿Qué aprendió de los que lo acompañaron?

De mi exmujer, porque nos separamos, aprendí esa lealtad y la fuerza para aguantar todo lo que vivimos. De mis hijos, ese amor, ese cariño y esa euforia de saber que siempre soy para ellos su padre. Nunca dejaron de amarme y verme con un aura de grandeza. Aprendí que pase lo que pase siempre, de parte de ellos, van a estar el respeto, el amor y el cariño. Afortunadamente mis compañeros no me abandonaron, no me abandonó mi mamá. No me abandonó mi entrenador Osvaldo Pinilla. Incluso el país, muchas personas aportaron a la colecta que hice, se reunieron $6 millones, para sacar mi caso adelante. Asombrosamente, con la persona que más he tenido altercados y diferencias, fue la que más aportó al proceso, que fue el presidente de la Federación de Pesas.

Él me pedía que entrenara. “Para que no te cojan con los calzones abajo”, me decía. Y le respondía, “pero cómo voy a entrenar si tengo que trabajar para sobrevivir”. Tenía que trabajar para sostener a mis hijos, eso era lo único que me permitía pararme de la cama. Lo que viví fue feo, me afectó el alma.

¿En qué trabaja?

Trabajo no es deshonra. Nunca pude terminar mis estudios profesionales, así que ahora estoy estudiando gestión deportiva y para ser profesional en deporte. Mientras tanto, estaba enseñando en el box, y llevando y recogiendo en mi carro, como independiente, pasajeros. Cartagena, afortunadamente, es una ciudad a la que llega bastante turista. Con mis años de experiencia en el deporte, pienso que debí tener cabida como entrenador, pero me cerraron las puertas. Hubo una persona que se opuso a que les enseñara a nuevos deportistas y empezó a difamarme. Mis compañeros, sin embargo, nunca dudaron y me ayudaron, permitiéndome que los entrenara a ellos. Eso marcó mucho la diferencia, porque gracias a eso no me sentí solo.

En su caso se demostró que no se dopó, sino que consumió carne contaminada con boldenona, que es un esteroide muy usado en Colombia para alimentar a la res. Su caso no es el único. ¿Qué medidas deberían implementarse para que esto no suceda, o al menos para acompañar a los deportistas que se ven afectados, la mayoría sin recursos para defenderse y demostrar su inocencia?

A la ministra del Deporte, a la señora Luz Cristina López, le hago un llamado. Le pido, sin ánimo de imponer nada, sin ánimo de arrogancia, con todo el respeto que ella se merece y con todo el respeto que se merecen todos los directivos del deporte —como el señor Ciro Solano, presidente del Comité Olímpico Colombiano, y a todos los presidentes de las ligas y de las federaciones deportivas del país— que se pongan la mano en el corazón y hagamos respetar el gremio del deporte.

También hago un llamado, y creo que este más importante, a que haga una investigación exhaustiva sobre la boldenona en el país. Los deportistas llevan años siendo afectados y ninguno de los directivos hace nada. Para ellos simplemente somos unas medallas, una cifra. Cuando llegan los resultados y las competencias, ahí sí aparecen. Ellos son los que apoyan nuestros entrenamientos, eso nadie lo pone en duda. Pero cuando suceden estos casos, ahí sí no somos nada para ellos. Es en estos momentos cuando necesitamos apoyo, necesitamos de ustedes, nuestros líderes, y es cuando nos dan la espalda. Nadie toma cartas del asunto. No soy el único en esta situación. Actualmente hay otros deportistas que también viven lo mismo y la mayoría no tienen recursos para defenderse. Sé que a los directivos la ley no les permite apoyar a estos deportistas, porque eso sería apoyar directamente el dopaje. Sin embargo, nadie hace nada. No hay acompañamiento, no hay proceso de legítima defensa, no hay espacio para demostrar nuestra inocencia. Hoy, solamente se deja morir al deportista. Conozco casos de atletas que han querido quitarse la vida. Los dejan absolutamente solos. Lo único que se presume es la culpabilidad del deportista.

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No se sabe qué está pasando y hay que buscar: ¿qué está sucediendo con la boldenona en el país? ¿Por qué tantos de nuestros deportistas están en esta situación? Se sabe que se utiliza de forma indiscriminada por parte de las ganaderías del país, por parte de los criaderos de cerdo y pollo, y estamos cayendo nosotros en ese flagelo. ¿Qué somos los atletas para ustedes? Unos se van, otros llegan, lo entiendo, pero hoy sus máximas estrellas están quedando en esa situación. Menos mal pude salir de eso y limpiar mi nombre, gracias a la Federación de Pesas, al presidente Peña y a mi abogado, el señor Víctor Delgado. Pero, ¿el Ministerio qué? ¿Ustedes, los directivos, qué? ¡Brillan por su ausencia! Solo les importa hablar de porcentajes, nada más.

Los directivos, cuando uno les dice estas cosas, piensan que uno es un desagradecido. Cuando uno dice la verdad, a la gente no le cae muy bien. A mí hasta el miedo me quitaron de hablar, han sido muy oportunistas y nos dejan tirados en los peores momentos. A la ministra del Deporte le digo: no abandone a sus atletas.

¿A los que dudaron de su inocencia hoy qué les diría?

Durante mucho tiempo conocí gente que me decía: “¡Wao! ¡Eres un monstruo, un campeón!”. El que me ha visto entrenar sabe que soy muy cansón. Mínimo hago, brevecitas, tres horas en la mañana y tres en la tarde. Hubo personas que creía que realmente me apoyaban de corazón, unos que me vieron entrenar desde muy niño y que también los vi entrenar. Y fueron los primeros que salieron cuando estalló todo. Me decían frases como: “Yo sí decía que sus marcas eran muy raras… con razón, las medallas, los títulos”. Me decían que debía asumir mi situación y lo que supuestamente había hecho. Como si desde el primer momento no hubiese salido a dar la cara a asumir, precisamente, lo que estaba pasando. Nunca dudé de la verdad y acá estoy, con la frente en alto, y bien frentón que sí soy. Cuando me hablaban del tema nunca escondí la cara, ni agaché la mirada. Mi familia, mi mamá, mi pareja y mis hijos saben lo que sacrifiqué por el deporte. Cuando les falté por quedarme entrenando o descansando, por llegar temprano a las concentraciones, por no salir de fiesta. Cuando dije que era inocente, lo único que me importaba, así no volviera a levantar pesas, es que se demostrara la verdad, como sucedió. Y a esas personas que dudaban de mí solo les envió un saludo, les deseo lo mejor. No soy rencoroso, pero ojalá nunca se me acerquen ni siquiera a saludarme.

Viene el camino a Los Ángeles 2028, ¿volverá a competir?

No sé. He estado en tres procesos de Juegos Olímpicos y siempre pasa algo. En Río me lesioné estando top uno del ranquin olímpico, a Tokio no me llevaron, creo, por un asunto personal. Para París, vea lo que me pasó. No sé qué será de mí. No quiero hablar antes de tiempo. Ahorita mismo no estoy pensando en eso. Estoy más bien buscando cómo llegar a fin de mes y no he conseguido lo del semestre del próximo año para seguir estudiando. Llega la Navidad, además. Tengo que responderles a mis hijos. Hoy no tengo esa libertad de pensar que voy a competir porque ahorita mismo no tengo nada, no tengo ningún contrato con ninguna liga, no tengo apoyo de nadie. Me lo quitaron todo, entonces toca seguir trabajando.

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