Fabiola Zuluaga, la pionera del tenis en Colombia
La extenista brilló en las canchas alrededor del mundo entre mediados de los años 90 y 2000. Ahora le apuesta a la formación de nuevas jugadoras para que logren dejar una marca en el deporte blanco.
Valentina Fajardo
La historia entre Fabiola Zuluaga y el tenis empezó cuando tenía 11 años y dejó de lado la natación para darle la oportunidad al deporte blanco. Inició siendo campeona nacional, y todo estaba dando tan buen resultado, que fue convocada para los Juegos Suramericanos. Tras dos años de jugar en torneos pequeños organizados por la Federación Internacional de Tenis (ITF), en 1994, a los 15 años entró al circuito profesional de la Asociación Femenina de Tenis (WTA).
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La historia entre Fabiola Zuluaga y el tenis empezó cuando tenía 11 años y dejó de lado la natación para darle la oportunidad al deporte blanco. Inició siendo campeona nacional, y todo estaba dando tan buen resultado, que fue convocada para los Juegos Suramericanos. Tras dos años de jugar en torneos pequeños organizados por la Federación Internacional de Tenis (ITF), en 1994, a los 15 años entró al circuito profesional de la Asociación Femenina de Tenis (WTA).
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Para llegar a la gloria, Zuluaga necesitaba apoyo económico para el acceso a los viajes, los implementos y la contratación de un entrenador. “Mi Dios y la Virgen me mandaron un ángel llamado Roberto Cocheteux, quien en ese entonces era el presidente de Colsanitas. Él hizo algo que nunca se había visto en el mundo: dar un patrocinio y un apoyo económico total. No tenía que preocuparme por nada, ni por dónde comía, ni dónde dormía, ni dónde entrenaba. Todo lo daba el grupo”, explica Zuluaga sobre el surgimiento del Equipo Colsanitas que, a la fecha, sigue ayudando a tenistas como María Camila Osorio y la dupla de Juan Sebastián Cabal y Robert Farah.
Desde sus inicios su momento favorito era llegar a Bogotá para jugar la Copa Colsanitas, un torneo organizado por la WTA que logró ganar en cuatro ocasiones (1999, 2002, 2003 y 2004). “Para mí esa era la mejor semana de mi vida, me sentía jugando en casa, con mi gente. Además, sentía que ganándolo le devolvía un poquito de todo ese apoyo que me estaban brindando”.
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En febrero de 2005, Fabiola logró algo que ningún otro tenista colombiano ha conseguido: meterse entre los 20 mejores del mundo. Ocupó la casilla 16 del escalafón de la WTA, un hito para el deporte blanco nacional no solo por tratarse de una conquista tan grande en una disciplina diferente, sino también por las jugadoras que estaban en el escenario.
El tenis mundial contaba con figuras como las experimentadas Lindsay Davenport, Jennifer Capriatti, y las nacientes Venus y Serena Williams, además de la joven Maria Sharapova.
Todos esos años de esfuerzo, sacrificio, dedicación y la recuperación de dos cirugías de hombro por fin habían dado frutos. “Sentí mucha satisfacción, porque sabía que llegar lejos era el resultado de mi trabajo. Pero siempre había querido estar entre las 10 mejores y haber estado tan cerca me dejó esa espinita”, dice Fabiola.
Una de las posibles razones por las que no alcanzó su sueño de meterse en la gran élite fue porque le tocó jugar en una época en la que la visibilidad del tenis en el país era muy poca. Junto con otros jugadores de esos años, que eran escasos, tuvieron que irse abriendo camino por todos lados. Entre esfuerzos y torneos lograron descubrir cómo se podía impulsar el deporte blanco y lograron abrirles paso a las nuevas generaciones de tenistas colombianos.
Son muy pocas las cosas de las que Zuluaga se arrepiente durante sus años como profesional. Dentro de las canchas no cambiaría nada, pero su tiempo fuera de ellas sí le dejó un pequeño sinsabor. “Hubiera aprovechado más, no haberme quedado tanto tiempo jugando. A veces digo: ‘Oiga, debí haber manejado mejor mi tiempo libre. No sé, tal vez salir de vez en cuando a disfrutar conmigo misma’”.
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Fabiola Zuluaga bajó la raqueta en 2006 sumando cinco títulos en su palmarés y dejó un gran legado. A pesar de que han pasado 17 años, nunca se ha desvinculado del tenis y su relación está lejana a romperse. En diciembre de 2021 fue nombrada en la Comisión de Entrenadores de la ITF. Este papel tiene como objetivo impulsar el tenis suramericano, y algo que intenta Zuluaga es traer la mayoría de eventos a territorio colombiano.
Y ella ha hecho su papel muy bien. El país accedió a la certificación Oro gracias al método utilizado en la formación de entrenadores. Solo hay 16 países en el mundo que cuentan con la máxima certificación. Algunos de estos países con galardón Oro son España, Francia, Alemania, Australia y Bélgica. En América únicamente son tres: Brasil, Canadá y Colombia.
Tenis en pro de las mujeres
Tanto dentro como fuera de la cancha Fabiola siempre ha hecho todo lo posible para darles visibilidad a las mujeres en este deporte. Como exjugadora sabe que en cada partido se deja el alma, pero solo de amor no se vive. “Poco a poco el deporte se ha ido abriendo y las mujeres han empezado a ser protagonistas. Sin embargo, la brecha entre hombres y mujeres sigue siendo muy grande”, comenta. Durante los últimos años ha logrado hacer cosas, que por más pequeñas que sean logran dar grandes pasos hacia un trato más equitativo.
Siempre que la ITF propone la organización de un nuevo Challenger en Colombia, Fabiola hace todo lo posible para que el torneo sea para el tenis femenino, ya que hay muy pocos en el país en esta rama. Asimismo, intenta conseguir invitaciones para participar en competiciones de la WTA. Si la ponen a apostar por alguien, sin pensarlo dos veces ella siempre va a optar por una mujer.
Por esta razón Zuluaga es la capitana de la selección de Colombia en la Billie Jean King Cup, el torneo de selecciones más importante de tenis femenino a nivel global. En anteriores ediciones ha convocado a jugadoras como Yuliana Lizarazo, María Paulina Pérez, María Fernanda Herazo, Emiliana Arango y Camila Osorio. Cada una de ellas ha hecho todo para llegar lo más lejos posible, pero desafortunadamente nunca se ha pasado de las eliminatorias. No obstante, este año la selección cuenta con un factor a su favor.
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Entre el 11 y 15 de abril Cúcuta va a ser sede de la Copa y recibirá al Grupo I de las Américas. “Somos locales, lo que va a permitir que el público se involucre un poco más. Además, no se está jugando solo por uno mismo. Cuando se juega por el país la cosa es diferente. Ahí se tiene la energía extra, uno saca esa garra porque de verdad quiere representarnos bien”, dice.
Fabiola Zuluaga le quiere apostar a la formación de tenistas colombianas para que logren llegar hasta donde ella lo hizo e incluso la superen. “Quiero ser quien las apoye. La que esté ahí en las buenas y, sobre todo, en las malas. Siento que así pongo mi granito de arena con el tenis del país”.
Con su ayuda en los entrenamientos, incluyendo a las colombianas en torneos y con el apoyo moral necesario, no sería descabellado pensar que alguna de las futuras jugadoras llegue a estar entre las mejores 10 del mundo.
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