Fabriana Arias: “Quiero ser campeona mundial siendo mamá”
Se subió 15 veces a lo más alto del podio, pero tuvo que parar en su mejor momento como patinadora por el nacimiento de Juan Sebastián, quien, contrario a lo que pensaban, le dio un segundo aire a su carrera.
Thomas Blanco- @thomblalin
Cuando Fabriana Arias se enteró de que estaba embarazada llevaba dos semanas concentrada con la selección colombiana de patinaje. Se le paró el mundo: llegó de imprevisto y no pudo disimular la tristeza al pensar en el qué dirán, los cambios en el cuerpo, el rótulo de ser la quince veces campeona mundial con apenas 24 años, el estar en la cúspide, el no saber qué pasaría con su carrera.
Porque ser madre y deportista es un tabú en la sociedad, una falsa disyuntiva que rige en el mundo. “¿Qué va a pasar conmigo? ¿Podré volver o no? ¿Qué va a decir la gente?, esas fueron las preguntas que siempre me hice. Pero luego abrí los ojos y dije: ‘Dios, gracias’. La verdad es que yo llevaba todo ese año muy cansada del patinaje. Esa obligación de tener que ser siempre campeona mundial, también para poder vivir del deporte, que dejé de disfrutar. Estaba en un ‘tengo que’ y ya estaba cansada. Y Juan Sebastián fue un cambio en mi vida, una motivación nueva para volver a nacer”, apuntó Fabriana sobre su pequeño de quince meses de vida.
Tras la concentración abordó un vuelo a Medellín con un tiquete provisional a una “vida normal”. Pudo comer alimentos que siempre se había restringido, también conoció lugares que no había tenido tiempo de visitar, como San Andrés y Santa Fe de Antioquia. “Yo era la más feliz del mundo”.
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Pero con el correr de los meses el ego también sufrió en el plano deportivo. “El hecho de no poder estar en el Campeonato Mundial y los Juegos Nacionales me dio duro. Y cuando nació mi hijo fue difícil también el proceso porque el cuerpo se transforma por completo”.
Pero una vez pudo retomar los entrenamientos todo cambió. “No puedo explicar la emoción, la adrenalina y felicidad que sentí por volver a los patines. Esa sensación que sentí como cuando era niña y estaba empezando, esa alegría de soñar con ser otra vez campeona mundial, pero ahora siendo mamá”.
El nacimiento de Juan Sebastián, en vez de perjudicar su vida deportiva como cualquiera pensaría, paradójicamente, hizo todo lo contrario: recuperó el amor por el deporte. Sabe que empieza desde cero, quiere volver a ser la mejor del planeta, pero ya no es esclava de los resultados. Sabe que la vida tiene muchos más colores que ese.
“Ya no se resume a solo ganar, ahora también está la familia. Me he dado cuenta de que en el deporte profesional ya logré todo lo que quería y al ver ese camino uno dice: ‘Wow’. ¡Claro que quiero más! Pero quiero disfrutarlo, si llega bien, todos nos preparamos para ganar, pero ya no tengo ese ego. Ya pasé esa etapa de decir: quiero más, más y más. Siempre va a haber egoísmos, pero quiero hacer esto por pasión y no por necesidad de tener que resaltar más que las otras personas”.
El parón por la pandemia fue la oportunidad perfecta para cumplir el anhelo de querer pasar el primer año de su hijo a tiempo completo. El mes pasado compitió por primera vez desde que empezó la cuarentena en un campeonato nacional en Santa Marta y los prometedores resultados hicieron que se ganara un cupo para el campeonato panamericano de Ibagué. Está de regreso: se concentrará del 9 de enero al 1° de febrero.
Y es que Colombia, potencia mundial del patinaje de velocidad, tiene tres campeonas mundiales activas: Fabriana, Luz Karime Garzón y Johana Viveros, además de innumerables corredoras con medallas de plata y bronce. La competencia entre ellas por estar en la selección alcanza en ciertas ocasiones a ser incluso más exigente que los campeonatos mundiales. No hay tiempo de relajarse.
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“Es demasiado duro, el nivel es muy muy alto. Terminar entre las tres primeras en un campeonato nacional es un resultado muy, muy bueno. Por eso si uno queda fuera de la selección no es que uno no sea bueno, es que la calidad es muy alta y hay que seguir”.
Otro de los grandes logros de la quince veces campeona mundial fue su imperial participación en los pasados Juegos Mundiales de Polonia 2017, los Juegos Olímpicos para las disciplinas que no hacen parte del programa olímpico. Fabriana fue la mejor deportista de toda la competencia, con un total de tres medallas de oro y dos de plata, un hecho inédito en la historia de los juegos.
Por eso Fabriana es una de los 24 deportistas —la única en patinaje— que compiten por el rótulo de ser catalogado como el mejor atleta en la historia de los Juegos Mundiales: las votaciones empezarán el próximo 8 de enero y se puede votar una vez cada 24 horas.
“Es algo muy grande esa nominación, no lo podía creer de la emoción. Fue darme cuenta de todo lo que he logrado y eso me motiva a volver con más fuerza. Sé que empiezo desde cero, pero estoy tranquila. Si puedo volver a ser campeona seré muy feliz, si no, estoy en otro momento de mi vida y no me voy a matar la cabeza”, reconoce Fabriana, quien tiene la mira puesta en los Juegos Mundiales de Alabama en 2022.
Sale a entrenar feliz en su bicicleta, una disciplina que se complementa muy bien con el patinaje. De hecho, Lina Marcela Hernández, la mejor ciclista del pelotón nacional en 2020, y Carolina Upegui, una de las grandes referentes del ciclismo colombiano, empezaron sus carreras en el patinaje y compartieron con Fabriana. “A Caro la amo, era mi ídola de chiquita y fue muy lindo después compartir equipo y habitación con ella. Y Lina, que es menor que yo, es increíble ver su proceso: en el patinaje le faltaba tanque y en el ciclismo lo explotó y es una dura. El ciclismo nos ayuda mucho a coger esa resistencia para mejorar, en el patinaje no se puede. Podemos hacer cien kilómetros fácil en bicicleta, pero en patines treinta ya es mucho. Se complementan muy bien los dos deportes a la hora de la resistencia”, cierra Fabriana, una de las deportistas colombianas más importantes de la historia, a quien la maternidad le dio un segundo aire en el patinaje.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin
Cuando Fabriana Arias se enteró de que estaba embarazada llevaba dos semanas concentrada con la selección colombiana de patinaje. Se le paró el mundo: llegó de imprevisto y no pudo disimular la tristeza al pensar en el qué dirán, los cambios en el cuerpo, el rótulo de ser la quince veces campeona mundial con apenas 24 años, el estar en la cúspide, el no saber qué pasaría con su carrera.
Porque ser madre y deportista es un tabú en la sociedad, una falsa disyuntiva que rige en el mundo. “¿Qué va a pasar conmigo? ¿Podré volver o no? ¿Qué va a decir la gente?, esas fueron las preguntas que siempre me hice. Pero luego abrí los ojos y dije: ‘Dios, gracias’. La verdad es que yo llevaba todo ese año muy cansada del patinaje. Esa obligación de tener que ser siempre campeona mundial, también para poder vivir del deporte, que dejé de disfrutar. Estaba en un ‘tengo que’ y ya estaba cansada. Y Juan Sebastián fue un cambio en mi vida, una motivación nueva para volver a nacer”, apuntó Fabriana sobre su pequeño de quince meses de vida.
Tras la concentración abordó un vuelo a Medellín con un tiquete provisional a una “vida normal”. Pudo comer alimentos que siempre se había restringido, también conoció lugares que no había tenido tiempo de visitar, como San Andrés y Santa Fe de Antioquia. “Yo era la más feliz del mundo”.
Lea también: La vida en el barrio de Jorge Carrascal
Pero con el correr de los meses el ego también sufrió en el plano deportivo. “El hecho de no poder estar en el Campeonato Mundial y los Juegos Nacionales me dio duro. Y cuando nació mi hijo fue difícil también el proceso porque el cuerpo se transforma por completo”.
Pero una vez pudo retomar los entrenamientos todo cambió. “No puedo explicar la emoción, la adrenalina y felicidad que sentí por volver a los patines. Esa sensación que sentí como cuando era niña y estaba empezando, esa alegría de soñar con ser otra vez campeona mundial, pero ahora siendo mamá”.
El nacimiento de Juan Sebastián, en vez de perjudicar su vida deportiva como cualquiera pensaría, paradójicamente, hizo todo lo contrario: recuperó el amor por el deporte. Sabe que empieza desde cero, quiere volver a ser la mejor del planeta, pero ya no es esclava de los resultados. Sabe que la vida tiene muchos más colores que ese.
“Ya no se resume a solo ganar, ahora también está la familia. Me he dado cuenta de que en el deporte profesional ya logré todo lo que quería y al ver ese camino uno dice: ‘Wow’. ¡Claro que quiero más! Pero quiero disfrutarlo, si llega bien, todos nos preparamos para ganar, pero ya no tengo ese ego. Ya pasé esa etapa de decir: quiero más, más y más. Siempre va a haber egoísmos, pero quiero hacer esto por pasión y no por necesidad de tener que resaltar más que las otras personas”.
El parón por la pandemia fue la oportunidad perfecta para cumplir el anhelo de querer pasar el primer año de su hijo a tiempo completo. El mes pasado compitió por primera vez desde que empezó la cuarentena en un campeonato nacional en Santa Marta y los prometedores resultados hicieron que se ganara un cupo para el campeonato panamericano de Ibagué. Está de regreso: se concentrará del 9 de enero al 1° de febrero.
Y es que Colombia, potencia mundial del patinaje de velocidad, tiene tres campeonas mundiales activas: Fabriana, Luz Karime Garzón y Johana Viveros, además de innumerables corredoras con medallas de plata y bronce. La competencia entre ellas por estar en la selección alcanza en ciertas ocasiones a ser incluso más exigente que los campeonatos mundiales. No hay tiempo de relajarse.
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“Es demasiado duro, el nivel es muy muy alto. Terminar entre las tres primeras en un campeonato nacional es un resultado muy, muy bueno. Por eso si uno queda fuera de la selección no es que uno no sea bueno, es que la calidad es muy alta y hay que seguir”.
Otro de los grandes logros de la quince veces campeona mundial fue su imperial participación en los pasados Juegos Mundiales de Polonia 2017, los Juegos Olímpicos para las disciplinas que no hacen parte del programa olímpico. Fabriana fue la mejor deportista de toda la competencia, con un total de tres medallas de oro y dos de plata, un hecho inédito en la historia de los juegos.
Por eso Fabriana es una de los 24 deportistas —la única en patinaje— que compiten por el rótulo de ser catalogado como el mejor atleta en la historia de los Juegos Mundiales: las votaciones empezarán el próximo 8 de enero y se puede votar una vez cada 24 horas.
“Es algo muy grande esa nominación, no lo podía creer de la emoción. Fue darme cuenta de todo lo que he logrado y eso me motiva a volver con más fuerza. Sé que empiezo desde cero, pero estoy tranquila. Si puedo volver a ser campeona seré muy feliz, si no, estoy en otro momento de mi vida y no me voy a matar la cabeza”, reconoce Fabriana, quien tiene la mira puesta en los Juegos Mundiales de Alabama en 2022.
Sale a entrenar feliz en su bicicleta, una disciplina que se complementa muy bien con el patinaje. De hecho, Lina Marcela Hernández, la mejor ciclista del pelotón nacional en 2020, y Carolina Upegui, una de las grandes referentes del ciclismo colombiano, empezaron sus carreras en el patinaje y compartieron con Fabriana. “A Caro la amo, era mi ídola de chiquita y fue muy lindo después compartir equipo y habitación con ella. Y Lina, que es menor que yo, es increíble ver su proceso: en el patinaje le faltaba tanque y en el ciclismo lo explotó y es una dura. El ciclismo nos ayuda mucho a coger esa resistencia para mejorar, en el patinaje no se puede. Podemos hacer cien kilómetros fácil en bicicleta, pero en patines treinta ya es mucho. Se complementan muy bien los dos deportes a la hora de la resistencia”, cierra Fabriana, una de las deportistas colombianas más importantes de la historia, a quien la maternidad le dio un segundo aire en el patinaje.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin