Giovanni Urshela, el segundo yanqui colombiano
El tercera base nacido en Cartagena fue llamado el viernes al equipo de Nueva York. Vio acción el sábado y el domingo.
Jesús Miguel De La Hoz
La historia de Giovanni Urshela con los Yanquis de Nueva York es la de un anhelo de largo aliento. Que en un comienzo, cuando la organización puso su atención en la figura del colombiano en 2007, no pudo ser porque sufrió una lesión de meniscos. Fue un año largo que tardó en recuperarse. Y cuando lo hizo aunque el interés del poderoso equipo se mantuvo, Tito Quintero, quien era el cazatalentos que lo había descubierto, tenía en su mente otros planes: los Indios de Cleveland. Con esa novena hizo todo el proceso y debutó en Grandes Ligas, en 2015. (Lea también: Dónovan Solano, el primer yanqui colombiano)
Tres años después lo cambiaron a los Azulejos de Toronto y de ahí pasó a los Yanquis de Nueva York. Todo en menos de un año. Su facilidad con el guante lo convirtió en un buen refuerzo, pero en 2018 solamente estuvo en el equipo de clase Triple A de la organización, Scranton Wilkes-Barre RailRiders. No obstante, después de tener unos buenos entrenamientos de primavera en marzo, con un promedio al bate de .321, dos cuadrangulares y tres carreras impulsadas, el cartagenero se convirtió en una opción para llegar a Grandes Ligas. Y la lesión del dominicano Miguel Andujar, le abrió esa posibilidad.
"Una vez llegué a los Yanquis hice algunos ajustes a mi swing y otros cambios aquí y allá, que me están funcionando ahora", dijo el colombiano después de su debut con los 'Bombarderos del Bronx' el pasado sábado. En ese encuentro ingresó por el segunda base Tyler Wade y se fue de 2-0, con un rodado a segunda base y un ponche. Sin embargo, cada vez que lo probaron en tercera base, respondió. Esos ajustes en el swing se vieron reflejados el domingo, en el último juego de la serie contra los Orioles de Baltimore, en el que se fue de 3-2, con un doblete y una carrera impulsada, en la aplastante victoria 15-3.
"Con la situación que tenemos, Urshela va a ver acción", dijo el manager de los Yanquis, Aaron Boone. "Va a jugar mucho en tercera base. Con los otros muchachos, como DJ LeMahieu y Wade, son jugadores con los que nos sentimos más cómodos moviéndolos entre campocorto y segunda base. A Gio lo vemos principalmente como un tercera base, posición en la que es un defensor de élite", añadió.
Y es que Urshela tiene unos reflejos que parecen sobrenaturales, su fildeo está por encima del promedio. Cada vez que una pelota sale bateada por tercera base, se estira o vuela y de forma milagrosa la obliga a quedarse en el guante. Su capacidad de reacción es como la de pocos. Así mismo, a toda velocidad o desde el suelo, saca su brazo poderoso y tira un misíl al pecho del primera base para sacar de out al corredor.
Y es que el amor de Giovanni Urshela por el béisbol inició a una temprana edad, apenas tenía cuatro años cuando ya lo practicaba: lanzaba e intentaba batear. No era muy ortodoxo, pero desde entonces empezó a demostrar que tenía la destreza de pocos. Por eso, cuando cumplió los 10 años era una de las grandes estrellas de Comfenalco, equipo con el que además fue una de las revelaciones en un torneo de Pequeñas Ligas llevado a cabo en Panamá en 2004.
Además de esa destreza que demostró siempre dentro de los diamantes, Urshela fue un deportista apasionado. Aparte de batear y fildear, el cartagenero también se destacó como portero de microfútbol y como basquetbolista, pero al final siempre fue un bate y un guante los que llegaron a quitarle el sueño. El campocorto fue su anhelo, como todos los jóvenes, creció viendo jugar a Orlando Cabrera y a Edgar Rentería en Grandes Ligas y siempre quizo emularlos.
Firmó con los Indios de Cleveland en 2008. Y una vez allí, su guante mejoró. “Giovanny tiene uno de los brazos más fuertes y precisos que he visto en toda mi vida”, señaló Tito Quintero, que también afirma que el tercera base ganó poder en su estadía en Estados Unidos debido a que en 2010 lo hicieron subir más de 30 libras para convertirse en uno de los bateadores centrales en una alineación.
Con el tiempo fue ganando terreno en la organización de los Indios. Debutó un 9 de junio de 2015 en Grandes Ligas, en 2017 hizo parte de un equipo que parecía iba a quedarse con todo, pero que al final fue superado por los Yanquis de Nueva York en la Serie de División. En 2018 pasó a los Azulejos de Toronto y posteriormente a los Yanquis, equipo en el que desea abrirse paso, de una vez por todas, en Grandes Ligas.
Si es deportista y quiere contar su historia, escriba al correo: jdelahoz@elespectador.com
La historia de Giovanni Urshela con los Yanquis de Nueva York es la de un anhelo de largo aliento. Que en un comienzo, cuando la organización puso su atención en la figura del colombiano en 2007, no pudo ser porque sufrió una lesión de meniscos. Fue un año largo que tardó en recuperarse. Y cuando lo hizo aunque el interés del poderoso equipo se mantuvo, Tito Quintero, quien era el cazatalentos que lo había descubierto, tenía en su mente otros planes: los Indios de Cleveland. Con esa novena hizo todo el proceso y debutó en Grandes Ligas, en 2015. (Lea también: Dónovan Solano, el primer yanqui colombiano)
Tres años después lo cambiaron a los Azulejos de Toronto y de ahí pasó a los Yanquis de Nueva York. Todo en menos de un año. Su facilidad con el guante lo convirtió en un buen refuerzo, pero en 2018 solamente estuvo en el equipo de clase Triple A de la organización, Scranton Wilkes-Barre RailRiders. No obstante, después de tener unos buenos entrenamientos de primavera en marzo, con un promedio al bate de .321, dos cuadrangulares y tres carreras impulsadas, el cartagenero se convirtió en una opción para llegar a Grandes Ligas. Y la lesión del dominicano Miguel Andujar, le abrió esa posibilidad.
"Una vez llegué a los Yanquis hice algunos ajustes a mi swing y otros cambios aquí y allá, que me están funcionando ahora", dijo el colombiano después de su debut con los 'Bombarderos del Bronx' el pasado sábado. En ese encuentro ingresó por el segunda base Tyler Wade y se fue de 2-0, con un rodado a segunda base y un ponche. Sin embargo, cada vez que lo probaron en tercera base, respondió. Esos ajustes en el swing se vieron reflejados el domingo, en el último juego de la serie contra los Orioles de Baltimore, en el que se fue de 3-2, con un doblete y una carrera impulsada, en la aplastante victoria 15-3.
"Con la situación que tenemos, Urshela va a ver acción", dijo el manager de los Yanquis, Aaron Boone. "Va a jugar mucho en tercera base. Con los otros muchachos, como DJ LeMahieu y Wade, son jugadores con los que nos sentimos más cómodos moviéndolos entre campocorto y segunda base. A Gio lo vemos principalmente como un tercera base, posición en la que es un defensor de élite", añadió.
Y es que Urshela tiene unos reflejos que parecen sobrenaturales, su fildeo está por encima del promedio. Cada vez que una pelota sale bateada por tercera base, se estira o vuela y de forma milagrosa la obliga a quedarse en el guante. Su capacidad de reacción es como la de pocos. Así mismo, a toda velocidad o desde el suelo, saca su brazo poderoso y tira un misíl al pecho del primera base para sacar de out al corredor.
Y es que el amor de Giovanni Urshela por el béisbol inició a una temprana edad, apenas tenía cuatro años cuando ya lo practicaba: lanzaba e intentaba batear. No era muy ortodoxo, pero desde entonces empezó a demostrar que tenía la destreza de pocos. Por eso, cuando cumplió los 10 años era una de las grandes estrellas de Comfenalco, equipo con el que además fue una de las revelaciones en un torneo de Pequeñas Ligas llevado a cabo en Panamá en 2004.
Además de esa destreza que demostró siempre dentro de los diamantes, Urshela fue un deportista apasionado. Aparte de batear y fildear, el cartagenero también se destacó como portero de microfútbol y como basquetbolista, pero al final siempre fue un bate y un guante los que llegaron a quitarle el sueño. El campocorto fue su anhelo, como todos los jóvenes, creció viendo jugar a Orlando Cabrera y a Edgar Rentería en Grandes Ligas y siempre quizo emularlos.
Firmó con los Indios de Cleveland en 2008. Y una vez allí, su guante mejoró. “Giovanny tiene uno de los brazos más fuertes y precisos que he visto en toda mi vida”, señaló Tito Quintero, que también afirma que el tercera base ganó poder en su estadía en Estados Unidos debido a que en 2010 lo hicieron subir más de 30 libras para convertirse en uno de los bateadores centrales en una alineación.
Con el tiempo fue ganando terreno en la organización de los Indios. Debutó un 9 de junio de 2015 en Grandes Ligas, en 2017 hizo parte de un equipo que parecía iba a quedarse con todo, pero que al final fue superado por los Yanquis de Nueva York en la Serie de División. En 2018 pasó a los Azulejos de Toronto y posteriormente a los Yanquis, equipo en el que desea abrirse paso, de una vez por todas, en Grandes Ligas.
Si es deportista y quiere contar su historia, escriba al correo: jdelahoz@elespectador.com