Guiado por Curry, Golden State empató la serie en la final de la NBA contra Boston
El equipo de San Francisco ganó el segundo juego y le quitó la ventaja a los Celtics. El tercer encuentro de la llave será en Massachusetts.
Fernando Camilo Garzón
Eran tiburones hambrientos. Los Warriors de Golden State olieron sangre y fueron a cazar a su víctima, los Celtics de Boston. En el juego uno los retadores les habían ganado en casa y casi que por sorpresa, así que dos derrotas al hilo era algo que el equipo de la Bahía no se podía permitir. La respuesta fue certera, los Warriors se llevaron el segundo partido por 107-88 y pusieron la serie 1-1.
El porqué estuvo en dos factores. El primero, la intensidad. En el tercer cuarto, sobre todo, cuando Golden State le sacó a Boston la diferencia que le dio la victoria al adelantarse por casi 20 puntos. Y, el segundo, contrario a lo que sucedió el jueves, estuvo en que esta vez los Warriors sí supieron cerrar el partido. El equipo de San Francisco, liderado por un Stephen Curry fantástico, este domingo sí tuvo la consistencia y la inteligencia que exigen estas instancias.
Mire: Titanes le volvió a ganar a Cafeteros y se acerca al título
El jueves después de recibir el primer mazazo de los Celtics, en un partido que ganaban por 14 puntos, la cabeza se fue. Parecía que el físico no respondía, pero era, sobre todo, que Golden State no supo asumir la respuesta de un rival que consideraba derrotado.
Para el segundo juego, la escuadra de Steve Kerr estuvo más alerta y respetó a su rival. No juzgaron el partido acabado hasta que no paró el cronómetro y mantuvieron la concentración en las dos pinturas.
El tercer cuarto le dio la victoria a Golden State Warriors
La primera parte del juego fue muy cerrada. Un calco del partido inicial, con dos cuartos sin diferencias sustanciales en el marcador. Los Warrirors se demoraron en entrar al partido, pero contaron con la suerte de que Boston salió a cuidar el resultado más que a buscar su segunda victoria.
Se alertaba que para que los Celtics dieran un golpe en la serie debían jugar con la misma intensidad del último cuarto en el primer juego, pero esa intención nunca apareció.
El primer cuarto fue muy igualado. La diferencia en el marcador entre los dos equipos fue mínima y, de hecho, para el descanso, los Warriors se fueron con ventaja de solo dos puntos, ganando el primer parcial por 31 a 30 y el segundo por 21 a 20.
Los Celtics sabían de la importancia de revalidar lo que habían hecho en el primer juego y, tal vez por eso, salieron concentrados en los primeros cuartos a aguantar el embate natural de Golden State, que salió a buscar su primera victoria de la final en casa.
Era obvio que los Warriors saldrían afanados por imponer las condiciones, estaban obligados a ganar. Y así fue. Los Celtics pecaron un poco por su timidez. Por la preocupación de no cometer errores y por no atosigar a los locales. Al Horford no tuvo la misma noche del jueves, Jayson Tatum volvió a desaparecer y los triples no llegaron con tanta facilidad. Los Warriors estuvieron más organizados, la defensa funcionó mejor y Boston se vio muy superado en el tramo final del compromiso.
También: NBA: Boston sacudió San Francisco y le ganó el primer asalto a los Warriors
Y en el tercer cuarto estuvo clave, porque la intensidad de los Warriors se impuso a la pasividad de Boston. Aparecieron los triples y la estructura ofensiva de Golden State empezó a favorecer a las figuras. Se abrió el campo y los tiradores empezaron a lanzar con libertad.
Mientras los Celtics parecían asustados ante la tormenta que tenían frente a sus ojos, el público empezó a maravillarse con el ritmo de los Warriors, que se llevó el parcial del tercer cuarto por más de 20 puntos de diferencia, 35-14. Mención aparte para la jugada de Jordan Poole, la joven maravilla de San Francisco, que cerró el tercer juego anotando desde la mitad de la cancha. Poole party en la Bahía.
El líder natural del envión de los locales fue Stephen Curry, la estrella del equipo. El chef cerró una buena noche con 29 puntos, cinco triples, efectividad de 42% desde el perímetro, seis rebotes y cuatro asistencias. Y solo jugando 24 minutos, porque para el último cuarto Steve Kerr lo sacó de la cancha, ya con el resultado en el bolsillo, para concentrarse en los próximos encuentros.
Ahora, la final se muda de la Bahía a Massachusetts. Golden State buscará devolverle el golpe a los Celtics del primer juego ganándoles en casa. Sin embargo, ahora de locales, Boston sabe que no puede desaprovechar la ventaja de la localía. Dos triunfos en su feudo serán cruciales para sus intenciones de llevarse el anillo.
Serie reñida y apasionante, que promete ser una de las más cerradas de los últimos años y en la que ya está garantizado, como mínimo, que se jugará un quinto partido. Las apuestas dictan un cabeza a cabeza y cada victoria será clave. Evidentemente, los Warriors buscarán un golpe en su primer partido de visitante, mientras que los Celtics quieren irse arriba en la serie con el apoyo de sus seguidores.
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Eran tiburones hambrientos. Los Warriors de Golden State olieron sangre y fueron a cazar a su víctima, los Celtics de Boston. En el juego uno los retadores les habían ganado en casa y casi que por sorpresa, así que dos derrotas al hilo era algo que el equipo de la Bahía no se podía permitir. La respuesta fue certera, los Warriors se llevaron el segundo partido por 107-88 y pusieron la serie 1-1.
El porqué estuvo en dos factores. El primero, la intensidad. En el tercer cuarto, sobre todo, cuando Golden State le sacó a Boston la diferencia que le dio la victoria al adelantarse por casi 20 puntos. Y, el segundo, contrario a lo que sucedió el jueves, estuvo en que esta vez los Warriors sí supieron cerrar el partido. El equipo de San Francisco, liderado por un Stephen Curry fantástico, este domingo sí tuvo la consistencia y la inteligencia que exigen estas instancias.
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El jueves después de recibir el primer mazazo de los Celtics, en un partido que ganaban por 14 puntos, la cabeza se fue. Parecía que el físico no respondía, pero era, sobre todo, que Golden State no supo asumir la respuesta de un rival que consideraba derrotado.
Para el segundo juego, la escuadra de Steve Kerr estuvo más alerta y respetó a su rival. No juzgaron el partido acabado hasta que no paró el cronómetro y mantuvieron la concentración en las dos pinturas.
El tercer cuarto le dio la victoria a Golden State Warriors
La primera parte del juego fue muy cerrada. Un calco del partido inicial, con dos cuartos sin diferencias sustanciales en el marcador. Los Warrirors se demoraron en entrar al partido, pero contaron con la suerte de que Boston salió a cuidar el resultado más que a buscar su segunda victoria.
Se alertaba que para que los Celtics dieran un golpe en la serie debían jugar con la misma intensidad del último cuarto en el primer juego, pero esa intención nunca apareció.
El primer cuarto fue muy igualado. La diferencia en el marcador entre los dos equipos fue mínima y, de hecho, para el descanso, los Warriors se fueron con ventaja de solo dos puntos, ganando el primer parcial por 31 a 30 y el segundo por 21 a 20.
Los Celtics sabían de la importancia de revalidar lo que habían hecho en el primer juego y, tal vez por eso, salieron concentrados en los primeros cuartos a aguantar el embate natural de Golden State, que salió a buscar su primera victoria de la final en casa.
Era obvio que los Warriors saldrían afanados por imponer las condiciones, estaban obligados a ganar. Y así fue. Los Celtics pecaron un poco por su timidez. Por la preocupación de no cometer errores y por no atosigar a los locales. Al Horford no tuvo la misma noche del jueves, Jayson Tatum volvió a desaparecer y los triples no llegaron con tanta facilidad. Los Warriors estuvieron más organizados, la defensa funcionó mejor y Boston se vio muy superado en el tramo final del compromiso.
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Y en el tercer cuarto estuvo clave, porque la intensidad de los Warriors se impuso a la pasividad de Boston. Aparecieron los triples y la estructura ofensiva de Golden State empezó a favorecer a las figuras. Se abrió el campo y los tiradores empezaron a lanzar con libertad.
Mientras los Celtics parecían asustados ante la tormenta que tenían frente a sus ojos, el público empezó a maravillarse con el ritmo de los Warriors, que se llevó el parcial del tercer cuarto por más de 20 puntos de diferencia, 35-14. Mención aparte para la jugada de Jordan Poole, la joven maravilla de San Francisco, que cerró el tercer juego anotando desde la mitad de la cancha. Poole party en la Bahía.
El líder natural del envión de los locales fue Stephen Curry, la estrella del equipo. El chef cerró una buena noche con 29 puntos, cinco triples, efectividad de 42% desde el perímetro, seis rebotes y cuatro asistencias. Y solo jugando 24 minutos, porque para el último cuarto Steve Kerr lo sacó de la cancha, ya con el resultado en el bolsillo, para concentrarse en los próximos encuentros.
Ahora, la final se muda de la Bahía a Massachusetts. Golden State buscará devolverle el golpe a los Celtics del primer juego ganándoles en casa. Sin embargo, ahora de locales, Boston sabe que no puede desaprovechar la ventaja de la localía. Dos triunfos en su feudo serán cruciales para sus intenciones de llevarse el anillo.
Serie reñida y apasionante, que promete ser una de las más cerradas de los últimos años y en la que ya está garantizado, como mínimo, que se jugará un quinto partido. Las apuestas dictan un cabeza a cabeza y cada victoria será clave. Evidentemente, los Warriors buscarán un golpe en su primer partido de visitante, mientras que los Celtics quieren irse arriba en la serie con el apoyo de sus seguidores.
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