¿Hipocresía o justicia? El boicot de la FIFA y el COI a Rusia por invadir Ucrania
Las sanciones de los máximos entes del deporte mundial van desde la anulación de organización de eventos, como la próxima final de la Champions League o el Gran Premio de Sochi en la F1, hasta la eliminación y el veto a deportistas y equipos rusos de competencias internacionales como el Mundial de Catar 2022.
Fernando Camilo Garzón
El mundo del deporte ha reaccionado tajante a la invasión de Rusia a Ucrania. Además de las expresiones de preocupación por la guerra, que amenaza la estabilidad de Europa, los máximos entes deportivos del mundo han procedido a sancionar a Rusia en diferentes escalas.
Por un lado, la primera medida de las diferentes organizaciones fue anular la sede de eventos que debían realizarse en territorio ruso. Por ejemplo, la final de la Champions League, el Gran Premio de Fórmula 1 de Sochi, los encuentros de la Liga Mundial de Waterpolo, las Series Mundiales de Natación Artística y de Saltos sincronizados o las eliminatorias de la FIBA al Mundial de baloncesto, entre muchos otros.
Mire: Oficial: La FIFA elimina a Rusia del Mundial de Catar 2022
En segunda instancia, organizaciones como la FIFA prohibieron exhibir la bandera y el himno ruso en sus competencias, y, además, ordenaron cancelar los partidos que debían disputarse en Rusia, como es el caso los octavos de final de la Uefa Europa League en los que Spartak de Moscú debía enfrentar a RB Leipzig de Alemania.
Sin embargo, por otro lado, y a la par de estas decisiones, los diferentes entes rectores del deporte también anunciaron el veto a deportistas, dirigentes, organizaciones, equipos y selecciones que representen a Rusia en cualquier competencia internacional. Una determinación que responde a la presión de diferentes federaciones en diversas disciplinas y que terminó con la eliminación, por ejemplo, de los rusos del Mundial de Catar que se celebrará a finales de 2022.
El Comité Olímpico Internacional (COI) se pronunció este lunes al respecto y fue certero en pedirle a todos los países que no inviten a Rusia a sus competencias. En consecuencia, la FIFA, siguiendo los lineamientos del Comité, tomó la determinación de eliminar a los rusos de la próxima Copa del Mundo.
Una postura que deja planteada una duda: ¿se está siendo justo y coherente con la situación que vive Ucrania o hay hipocresia detrás de esta decisión de los grandes entes en señalar a Rusia cuando han ignorado situaciones similares en otras partes del mundo?
Rusia sí, Catar no
Robert Lewandowski, considerado por la FIFA como el mejor jugador del mundo y capitán de la selección de Polonia, que tenía que enfrentar el repechaje al Mundial de Catar contra Rusia antes de la suspensión, se pronunció este fin de semana al respecto de la situación que vive Ucrania. Como portavoz de su selección, el delantero del Bayern Múnich alemán comunicó a través de sus redes sociales que Polonia no disputaría la repesca a la próxima Copa del Mundo si su rival era Rusia.
“No me puedo imaginar jugar un partido contra Rusia en una situación en la que mantiene la agresión armada en Ucrania. Los futbolistas y aficionados rusos no son responsables de esto, pero no podemos hacer ver que no pasa nada”, expresó el goleador a través de Twitter.
Más: La FIFA prohibió el himno y la bandera rusa en todas sus competiciones
El pronunciamiento, que fue apoyado por otros deportistas, tuvo un fuerte eco en la FIFA, que, desde que estalló el conflicto en Ucrania la semana pasada, estuvo presionada por las federaciones de Polonia, Suecia y República Checa, los rivales que tendrían los rusos en el repechaje, para eliminar a Rusia del Mundial.
El boicot fue apoyado por otras delegaciones, algunas de más peso como la de Francia, actual campeona del mundo, y la de Inglaterra, cuna del balompié. Todas, al unísono, pidieron castigar a Rusia y llamaron a tomar decisiones en el futuro inmediato. Una fuerte cohesión ante la barbarie de la guerra que, no obstante, no se vio para pedir sanciones de ese calibre ante otras naciones involucradas en conflictos similares durante las últimas décadas.
Y no deja de ser incoherente que se pida la eliminación de Rusia de un Mundial que se realizará en Catar, país que es denunciado no solo por comprar de forma ilícita la organización de la Copa del Mundo, sino de múltiples violaciones a los derechos humanos de miles trabajadores que han muerto en la construcción y organización de este evento durante los últimos 10 años, frente al silencio cómplice de la mayoría de los actores del fútbol.
También: Luis Díaz: el fútbol champaña y su primera Copa con Liverpool
Mientras la gran parte de las federaciones, apoyadas por sus estrellas, pidieron por la eliminación de Rusia, el Mundial se organizará en un país ampliamente cuestionado por sus vejaciones contra su población civil.
Y si bien, por el riesgo de seguridad que representa estar en una zona en guerra, se entienden las determinaciones de la FIFA de cancelar los eventos que iban a realizarse en territorio ruso, vetar del Mundial a los futbolistas de este país por un conflicto que los excede a ellos parece más una decisión política que un acto de empatía con el pueblo ucraniano.
¿Por qué no se tuvo esa misma postura en otras situaciones en las que grandes potencias, como por ejemplo Estados Unidos o el Reino Unido, o Israel en menor escala, entraron a invadir con tropas militares territorios por fuera de sus fronteras?
“No permitan la participación de deportistas rusos”, el pronunciamiento del COI
La eliminación de Rusia del Mundial se sustentó en la postura adoptada por el Comité Olímpico Internacional.
Este lunes, a través de un comunicado, la organización instó a las federaciones deportivas de todo el mundo a excluir a Rusia de sus competencias y eventos.
“No inviten ni permitan la participación de deportistas o dirigentes rusos o bielorrusos. Debemos proteger la integridad de las competiciones deportivas mundiales y la seguridad de todos los participantes”, indicaron.
Según el COI, la situación que vive Ucrania representa un dilema. Por un lado, la decisión de su veto no va encaminado a castigar a los deportistas por las posturas del gobierno de Vladimir Putin. Sin embargo, por el otro lado, indican que: “mientras que los deportistas de Rusia y Bielorrusia podrían seguir participando en competiciones deportivas, muchos deportistas de Ucrania se ven impedidos de hacerlo debido al ataque a su país”.
Sin embargo, ante la encrucijada y la imposibilidad de que, aparentemente, el conflicto se resuelva rápidamente, el COI determinó: “Los ciudadanos rusos o bielorrusos, ya sea como individuos o como equipos, deben ser aceptados únicamente como atletas o equipos neutrales. No deben exhibirse símbolos, colores, banderas o himnos nacionales”.
Un llamado del COI a todo el mundo, pero especialmente a China, aliado de Rusia que será sede de los próximos Juegos Paralímpicos de Invierno desde el 4 de marzo.
No está de más recordar el boicot que protagonizó en 2021 Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022, una tensión del panorama geopolítico en la que ya empezaba a preverse el estallido que ocurrió hace una semana con la invasión de Rusia a Ucrania.
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Y, en medio de la guerra que mueve los cimientos de Europa, no extraña que a Rusia, a la que el mundo está tratando de acorralar desde todos los frentes por la guerra que originó en Ucrania, también la presionen desde lo deportivo, uno de los pilares fundamentales del gobierno de Vladimir Putin, que organizó, entre muchos otros eventos, el Mundial de 2018 y los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014.
¿Se ha despertado de repente en los entes rectores del deporte una empatía especial por los pueblos violentados o las medidas contra los rusos responden a una estrategia política que va más allá de las vulneraciones a los derechos humanos?
El mundo del deporte ha reaccionado tajante a la invasión de Rusia a Ucrania. Además de las expresiones de preocupación por la guerra, que amenaza la estabilidad de Europa, los máximos entes deportivos del mundo han procedido a sancionar a Rusia en diferentes escalas.
Por un lado, la primera medida de las diferentes organizaciones fue anular la sede de eventos que debían realizarse en territorio ruso. Por ejemplo, la final de la Champions League, el Gran Premio de Fórmula 1 de Sochi, los encuentros de la Liga Mundial de Waterpolo, las Series Mundiales de Natación Artística y de Saltos sincronizados o las eliminatorias de la FIBA al Mundial de baloncesto, entre muchos otros.
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En segunda instancia, organizaciones como la FIFA prohibieron exhibir la bandera y el himno ruso en sus competencias, y, además, ordenaron cancelar los partidos que debían disputarse en Rusia, como es el caso los octavos de final de la Uefa Europa League en los que Spartak de Moscú debía enfrentar a RB Leipzig de Alemania.
Sin embargo, por otro lado, y a la par de estas decisiones, los diferentes entes rectores del deporte también anunciaron el veto a deportistas, dirigentes, organizaciones, equipos y selecciones que representen a Rusia en cualquier competencia internacional. Una determinación que responde a la presión de diferentes federaciones en diversas disciplinas y que terminó con la eliminación, por ejemplo, de los rusos del Mundial de Catar que se celebrará a finales de 2022.
El Comité Olímpico Internacional (COI) se pronunció este lunes al respecto y fue certero en pedirle a todos los países que no inviten a Rusia a sus competencias. En consecuencia, la FIFA, siguiendo los lineamientos del Comité, tomó la determinación de eliminar a los rusos de la próxima Copa del Mundo.
Una postura que deja planteada una duda: ¿se está siendo justo y coherente con la situación que vive Ucrania o hay hipocresia detrás de esta decisión de los grandes entes en señalar a Rusia cuando han ignorado situaciones similares en otras partes del mundo?
Rusia sí, Catar no
Robert Lewandowski, considerado por la FIFA como el mejor jugador del mundo y capitán de la selección de Polonia, que tenía que enfrentar el repechaje al Mundial de Catar contra Rusia antes de la suspensión, se pronunció este fin de semana al respecto de la situación que vive Ucrania. Como portavoz de su selección, el delantero del Bayern Múnich alemán comunicó a través de sus redes sociales que Polonia no disputaría la repesca a la próxima Copa del Mundo si su rival era Rusia.
“No me puedo imaginar jugar un partido contra Rusia en una situación en la que mantiene la agresión armada en Ucrania. Los futbolistas y aficionados rusos no son responsables de esto, pero no podemos hacer ver que no pasa nada”, expresó el goleador a través de Twitter.
Más: La FIFA prohibió el himno y la bandera rusa en todas sus competiciones
El pronunciamiento, que fue apoyado por otros deportistas, tuvo un fuerte eco en la FIFA, que, desde que estalló el conflicto en Ucrania la semana pasada, estuvo presionada por las federaciones de Polonia, Suecia y República Checa, los rivales que tendrían los rusos en el repechaje, para eliminar a Rusia del Mundial.
El boicot fue apoyado por otras delegaciones, algunas de más peso como la de Francia, actual campeona del mundo, y la de Inglaterra, cuna del balompié. Todas, al unísono, pidieron castigar a Rusia y llamaron a tomar decisiones en el futuro inmediato. Una fuerte cohesión ante la barbarie de la guerra que, no obstante, no se vio para pedir sanciones de ese calibre ante otras naciones involucradas en conflictos similares durante las últimas décadas.
Y no deja de ser incoherente que se pida la eliminación de Rusia de un Mundial que se realizará en Catar, país que es denunciado no solo por comprar de forma ilícita la organización de la Copa del Mundo, sino de múltiples violaciones a los derechos humanos de miles trabajadores que han muerto en la construcción y organización de este evento durante los últimos 10 años, frente al silencio cómplice de la mayoría de los actores del fútbol.
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Mientras la gran parte de las federaciones, apoyadas por sus estrellas, pidieron por la eliminación de Rusia, el Mundial se organizará en un país ampliamente cuestionado por sus vejaciones contra su población civil.
Y si bien, por el riesgo de seguridad que representa estar en una zona en guerra, se entienden las determinaciones de la FIFA de cancelar los eventos que iban a realizarse en territorio ruso, vetar del Mundial a los futbolistas de este país por un conflicto que los excede a ellos parece más una decisión política que un acto de empatía con el pueblo ucraniano.
¿Por qué no se tuvo esa misma postura en otras situaciones en las que grandes potencias, como por ejemplo Estados Unidos o el Reino Unido, o Israel en menor escala, entraron a invadir con tropas militares territorios por fuera de sus fronteras?
“No permitan la participación de deportistas rusos”, el pronunciamiento del COI
La eliminación de Rusia del Mundial se sustentó en la postura adoptada por el Comité Olímpico Internacional.
Este lunes, a través de un comunicado, la organización instó a las federaciones deportivas de todo el mundo a excluir a Rusia de sus competencias y eventos.
“No inviten ni permitan la participación de deportistas o dirigentes rusos o bielorrusos. Debemos proteger la integridad de las competiciones deportivas mundiales y la seguridad de todos los participantes”, indicaron.
Según el COI, la situación que vive Ucrania representa un dilema. Por un lado, la decisión de su veto no va encaminado a castigar a los deportistas por las posturas del gobierno de Vladimir Putin. Sin embargo, por el otro lado, indican que: “mientras que los deportistas de Rusia y Bielorrusia podrían seguir participando en competiciones deportivas, muchos deportistas de Ucrania se ven impedidos de hacerlo debido al ataque a su país”.
Sin embargo, ante la encrucijada y la imposibilidad de que, aparentemente, el conflicto se resuelva rápidamente, el COI determinó: “Los ciudadanos rusos o bielorrusos, ya sea como individuos o como equipos, deben ser aceptados únicamente como atletas o equipos neutrales. No deben exhibirse símbolos, colores, banderas o himnos nacionales”.
Un llamado del COI a todo el mundo, pero especialmente a China, aliado de Rusia que será sede de los próximos Juegos Paralímpicos de Invierno desde el 4 de marzo.
No está de más recordar el boicot que protagonizó en 2021 Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022, una tensión del panorama geopolítico en la que ya empezaba a preverse el estallido que ocurrió hace una semana con la invasión de Rusia a Ucrania.
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Y, en medio de la guerra que mueve los cimientos de Europa, no extraña que a Rusia, a la que el mundo está tratando de acorralar desde todos los frentes por la guerra que originó en Ucrania, también la presionen desde lo deportivo, uno de los pilares fundamentales del gobierno de Vladimir Putin, que organizó, entre muchos otros eventos, el Mundial de 2018 y los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014.
¿Se ha despertado de repente en los entes rectores del deporte una empatía especial por los pueblos violentados o las medidas contra los rusos responden a una estrategia política que va más allá de las vulneraciones a los derechos humanos?