La polaca Iga Swiatek en el duelo ante Jessica Pegula, en el pasado Abierto de Estados Unidos. EFE/EPA/JOHN G. MABANGLO
Foto: EFE - JOHN G. MABANGLO
Debió ser una decisión difícil para Iga Swiatek. Despreciar con ironía e impotencia la bandera de Polonia en la Billie Jean King Cup con seguridad le generó dolores de cabeza y un asfixiante conflicto interno. Una competidora como ella, insaciable, aguerrida y pétrea debió sentir que traicionaba su propio espíritu al renunciar a una competencia de ese calibre, pero su cuerpo y su alma no pueden seguir ignorando el cansancio acumulado que los descompone y separa. Para muchos será como un deja vu.
Por Juan Diego Forero
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