Jannik Sinner, el niño prodigio que cambió el esquí por el tenis
Con apenas 22 años, se convirtió en el primer italiano en conquistar el Abierto de Australia tras vencer a Novak Djokovic y Daniil Medvedev.
Kevin Stiven Ramírez Quintero
Tuvo que pasar casi medio siglo para que Italia volviera a festejar el título en un Grand Slam. El encargado de poner a ondear la bandera verde, blanca y roja por todo lo alto fue un “niño prodigio” de cabello anaranjado.
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Tuvo que pasar casi medio siglo para que Italia volviera a festejar el título en un Grand Slam. El encargado de poner a ondear la bandera verde, blanca y roja por todo lo alto fue un “niño prodigio” de cabello anaranjado.
Su nombre es Jannik Sinner. Tiene 22 años y con su figura espigada, similar a la de Peter Crounch, se convirtió en el tercer jugador italiano en ganar un Grand Slam, el primero desde 1976 y el primero en hacerlo en el Abierto de Australia.
En la edición que terminó el domingo, Sinner derrotó en la semifinal a la leyenda Novak Djokovic, número uno mundial, y, dos días más tarde, en la final, le remontó a Daniil Medvedev, número tres del mundo, después de ir perdiendo por dos sets a cero.
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Luego de tres horas y 44 minutos de partido, mientras la luna de medianoche se empezaba a ver en el cielo de Melbourne, Sinner se tiró a la pista de la Rod Laver Arena tras vencer al ruso por 3-6, 3-6, 6-4, 6-4, 6-3.
“Ha sido un torneo enorme para mí. Digamos que me gusta bailar bajo esta lluvia de presión. Es ahí donde la mayoría de las veces produzco mi mejor tenis”, aseguró tras la victoria.
Este título coronó dos semanas en Australia en las que logró una gesta inédita: nadie había podido frenar a Djokovic en Melbourne una vez el serbio alcanzaba las semifinales. El diez veces campeón del Abierto de Australia no había perdido un partido allí desde hacía seis años.
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Sinner, además, materializó de la forma más convincente su trayectoria ascendente, perceptible desde su primer título Masters 1000, en Toronto en agosto pasado, hasta las dos victorias contra Djokovic en noviembre, en diez días de margen (en la fase de grupos de los Masters ATP y en la Copa Davis).
De igual manera, su logro representa la fuerza de un cambio generacional en el tenis mundial. Después de Carlos Alcaraz, el español que a los 20 años ya ganó dos Grand Slam (US Open 2022 y Wimbledon 2023), Sinner (cuarto a escala mundial) se une ahora a ese selecto club.
Se convirtió en el quinto italiano —teniendo en cuenta hombres y mujeres— en lograr un título de Grand Slam, después de Nicola Pietrangeli (Roland Garros 1959 y 1960), Adriano Panatta (Roland Garros 1976), Francesca Schiavone (Roland Garros 2010) y Flavia Pennetta (US Open 2015).
Del esquí al tenis
El primer amor no siempre es el verdadero. Sinner, fanático del AC Milan, inició en el deporte con un par de esquíes. Entre los ocho y doce años, su nombre ya resonaba como la promesa que dominaba la nieve.
Era un orgullo, pues creció en los montes Dolomitas y nació a unos kilómetros de la frontera austríaca, en la estación de deportes de invierno San Candido, en el Tirol italiano, donde la actividad física por excelencia es el esquí.
Sin embargo, el destino le tenía otro camino. Sinner jugaba tenis ocasionalmente. Lo practicaba dos veces a la semana, pues su papá le regaló una raqueta a los tres años. Pero el verdadero salto fue a los trece, cuando se unió a la academia de Ricardo Piatti, reconocido formador del tenis italiano, que también trabajó con Ivan Ljubicic y Novak Djokovic, en la costa de Liguria, en Bordighera.
Con su atípico recorrido, Sinner no disputó ningún torneo del Grand Slam en júnior, tradicional antesala del tenis profesional.
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Solo fue en febrero de 2018 cuando su nombre apareció en la clasificación ATP, gracias a sus primeros torneos en los circuitos ITF y Challenger, las divisiones inferiores del tenis profesional.
En 2019, a partir de su primera temporada casi completa en el circuito ATP, escaló más de 450 plazas, hasta el top 80 (78.º) —lo que lo convirtió en el más joven en estar tan arriba a final de año desde Nadal en 2003 (17 años, 47.º)— después de su título (con 18 años) en el Masters NextGen, que reúne a los mejores jugadores de menos de 21 años.
En el otoño de 2020, alcanzó los cuartos de final en su cuarto Grand Slam, y después terminó el año 2021 en el top 10.
Su progresión continuó imparable. De su primera semifinal en un “Grande” en 2023, en Wimbledon, a su primer título en un Masters 1000 (Toronto), pasando por una final en el Masters y el cuarto escalón en la jerarquía mundial tras el Abierto de Australia 2024.
“El esquí era peligroso. Una mala caída puede hacerte perder una temporada entera. En el tenis, uno puede jugar todo el año. Lo más importante es que en el tenis ves a tu rival. Sabes si vas por delante en el marcador o detrás, si debes cambiar algo o no”, aseguró.
Italia, por estos días, está contagiada por la sinnermanía. La admiración se extiende desde Sesto, aldea en la montaña del Alto Adigio donde viven sus padres, hasta Roma, pasando por Turín, donde los Carota Boys, sus aficionados vestidos de naranja, siguieron la final en una pantalla gigante rodeada por centenares de fans.
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