Jannik Sinner, el primer italiano en la historia en ser el número uno del mundo
Tras la baja de Novak Djokovic de Roland Garros, el joven de 22 años tomó su lugar en lo más alto del escalafón de la ATP.
Juan Diego Forero Vélez
El momento fue sorpresivo para todos. Jannik Sinner mejoró muy rápido sus tiros, corrigió con amabilidad demencial sus fallos y aprendió de sus caídas y tropiezos con humildad. En 2023 dominó a todos sus rivales con un talento sin límites. Logró derrotar por primera vez a Novak Djokovic y a Daniil Medvedev; y alzó su primer trofeo Masters 1.000 en Montreal. El ranking temblaba a un ritmo poco conocido, mientras los primeros de la lista veían con asombro al nuevo retador escalar puestos como una cabra montés descarriada y obsesionada con la cima.
En la temporada 2024 empezó sumergido en una profunda zozobra ignota. Jannik Sinner, Carlos Alcaraz y Novak Djokovic iniciaron la temporada con voracidad. El número uno llevaba tiempo sin ser tan frágil. Los tres querían sentarse en el trono, querían someterlo a sus reglas, dominarlo, humillarlo, poseerlo; y los tres tenían la habilidad y la terquedad para conseguirlo.
El “Loco” Daniil Medvedev se alejó un poco de la corona y se rindió a los pies de las dos leyendas en construcción, Alcaraz y Sinner. “Estoy seguro de que Carlos y Jannik van a ganar muchos grandes. Pero mientras yo juegue, espero que de vez en cuando pueda ganarles”, aseguró en rueda de prensa tras perder la final de Indian Wells contra el español en marzo, con frustración, pero con inusitada calma.
“El siguiente lunes, a la edad de 22 años, te convertirás en el primer italiano en la historia en ser número uno del mundo”, le dijo el periodista a Jannik Sinner en la mitad de la cancha tras su partido contra Grigor Dimitrov por cuartos de final de Roland Garros. A secas, sin pudor, sin evitarle la vergüenza.
¡Plas, plas, plas, plas! Los aplausos se apoderaron de la Philippe Chatrier sin misericordia, de inmediato pronunciadas esas palabras. Los gritos se mezclaron con las respiraciones agitadas y con el ondear de las banderas de Italia ubicadas en el punto más alto del estadio; mientras algunos adultos, disfrazados de zanahorias, gritaban descompuestos.
Jannik no pudo evitar sonrojarse. Una sonrisa nerviosa se apoderó de su carácter apacible. Saludó a todos con la mano en alto y se mostró en desacuerdo con la forma en la que sucedió; le ofreció a Djokovic su apoyo, deseándole una pronta recuperación y le agradeció al público presente. “Es un momento especial para mí. Veremos que puedo hacer el viernes”, concluyó, pensando ya en su siguiente rival, viviendo su carrera paso a paso, demostrando la madurez adquirida luego de tantas derrotas y tantos nuevos comienzos; mostrándose preparado.
Sinner no es el jugador más joven en alcanzar el número uno, de hecho, su rival más acérrimo es precisamente el que ostenta y atesora dicha distinción. Alcaraz logró conseguir la corona con apenas 19 años y 18 semanas, tres años y 39 semanas menos que el italiano; pero eso no significa que la guerra haya terminado. Todo lo contrario, lo único que demuestra es que la cima del escalafón va a suspenderse en una disputa pétrea por muchos años.
Será una competencia sana, pero obsesiva para la que el mundo no está preparado. La final soñada tendrá que jugarse un peldaño antes, más no por eso dejará de ser especial y fulminante. Sinner se sacudió con brusquedad la noticia de su logro y se centró inmediatamente en su objetivo más próximo, ganar Roland Garros; sabiendo que Carlos Alcaraz ya lo espera con ojos depredadores y sedientos.
El joven Sinner, de cabello rojizo y crespo, se convertirá el próximo lunes en el primer italiano en alcanzar la cima escalafón. Superando a Matteo Berrettini, Fabio Fognini, Paolo Bertolucci, Corrado Barazzutti y a Adriano Panatta, el que más cerca estuvo de conseguirlo, y único italiano en haber ganado Roland Garros junto a Nicola ‘Nicky’ Pietrangeli. Sinner ya es el italiano con más títulos ATP conseguidos, 12 en total, y apenas está empezando su carrera. Lo que viene para él nadie puede imaginarlo, ni siquiera él mismo, que debe estar pensando que está atrapado en un sueño hiperrealista.
Que el joven discípulo de Simone Vagnozzi y Darren Cahill le haya arrebatado a Novak su lugar no es una casualidad, es el fruto de un trabajo arduo y decidido, fruto de un objetivo común, de una nación orgullosa. Italia ha logrado introducir a jugadores en todas las categorías del segundo Grand Slam del año: a Sinner por el lado masculino individual; Jasmine Paolini en el femenino individual; Simone Bolelli y Andrea Vavassori en el dobles masculino; y de nuevo Paolini, pero con Sara Errani en dobles femenino.
Novak Djokovic ya lo había anticipado: “Es solamente cuestión de semanas antes de que Jannik Sinner se convierta en el número uno″. Y Carlos Alcaraz lo había predicho también: “Sinner se convertirá en el número uno en 2024″. La guerra por el número uno no ha hecho más que empezar, pero Sinner tiene derecho a celebrar.
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El momento fue sorpresivo para todos. Jannik Sinner mejoró muy rápido sus tiros, corrigió con amabilidad demencial sus fallos y aprendió de sus caídas y tropiezos con humildad. En 2023 dominó a todos sus rivales con un talento sin límites. Logró derrotar por primera vez a Novak Djokovic y a Daniil Medvedev; y alzó su primer trofeo Masters 1.000 en Montreal. El ranking temblaba a un ritmo poco conocido, mientras los primeros de la lista veían con asombro al nuevo retador escalar puestos como una cabra montés descarriada y obsesionada con la cima.
En la temporada 2024 empezó sumergido en una profunda zozobra ignota. Jannik Sinner, Carlos Alcaraz y Novak Djokovic iniciaron la temporada con voracidad. El número uno llevaba tiempo sin ser tan frágil. Los tres querían sentarse en el trono, querían someterlo a sus reglas, dominarlo, humillarlo, poseerlo; y los tres tenían la habilidad y la terquedad para conseguirlo.
El “Loco” Daniil Medvedev se alejó un poco de la corona y se rindió a los pies de las dos leyendas en construcción, Alcaraz y Sinner. “Estoy seguro de que Carlos y Jannik van a ganar muchos grandes. Pero mientras yo juegue, espero que de vez en cuando pueda ganarles”, aseguró en rueda de prensa tras perder la final de Indian Wells contra el español en marzo, con frustración, pero con inusitada calma.
“El siguiente lunes, a la edad de 22 años, te convertirás en el primer italiano en la historia en ser número uno del mundo”, le dijo el periodista a Jannik Sinner en la mitad de la cancha tras su partido contra Grigor Dimitrov por cuartos de final de Roland Garros. A secas, sin pudor, sin evitarle la vergüenza.
¡Plas, plas, plas, plas! Los aplausos se apoderaron de la Philippe Chatrier sin misericordia, de inmediato pronunciadas esas palabras. Los gritos se mezclaron con las respiraciones agitadas y con el ondear de las banderas de Italia ubicadas en el punto más alto del estadio; mientras algunos adultos, disfrazados de zanahorias, gritaban descompuestos.
Jannik no pudo evitar sonrojarse. Una sonrisa nerviosa se apoderó de su carácter apacible. Saludó a todos con la mano en alto y se mostró en desacuerdo con la forma en la que sucedió; le ofreció a Djokovic su apoyo, deseándole una pronta recuperación y le agradeció al público presente. “Es un momento especial para mí. Veremos que puedo hacer el viernes”, concluyó, pensando ya en su siguiente rival, viviendo su carrera paso a paso, demostrando la madurez adquirida luego de tantas derrotas y tantos nuevos comienzos; mostrándose preparado.
Sinner no es el jugador más joven en alcanzar el número uno, de hecho, su rival más acérrimo es precisamente el que ostenta y atesora dicha distinción. Alcaraz logró conseguir la corona con apenas 19 años y 18 semanas, tres años y 39 semanas menos que el italiano; pero eso no significa que la guerra haya terminado. Todo lo contrario, lo único que demuestra es que la cima del escalafón va a suspenderse en una disputa pétrea por muchos años.
Será una competencia sana, pero obsesiva para la que el mundo no está preparado. La final soñada tendrá que jugarse un peldaño antes, más no por eso dejará de ser especial y fulminante. Sinner se sacudió con brusquedad la noticia de su logro y se centró inmediatamente en su objetivo más próximo, ganar Roland Garros; sabiendo que Carlos Alcaraz ya lo espera con ojos depredadores y sedientos.
El joven Sinner, de cabello rojizo y crespo, se convertirá el próximo lunes en el primer italiano en alcanzar la cima escalafón. Superando a Matteo Berrettini, Fabio Fognini, Paolo Bertolucci, Corrado Barazzutti y a Adriano Panatta, el que más cerca estuvo de conseguirlo, y único italiano en haber ganado Roland Garros junto a Nicola ‘Nicky’ Pietrangeli. Sinner ya es el italiano con más títulos ATP conseguidos, 12 en total, y apenas está empezando su carrera. Lo que viene para él nadie puede imaginarlo, ni siquiera él mismo, que debe estar pensando que está atrapado en un sueño hiperrealista.
Que el joven discípulo de Simone Vagnozzi y Darren Cahill le haya arrebatado a Novak su lugar no es una casualidad, es el fruto de un trabajo arduo y decidido, fruto de un objetivo común, de una nación orgullosa. Italia ha logrado introducir a jugadores en todas las categorías del segundo Grand Slam del año: a Sinner por el lado masculino individual; Jasmine Paolini en el femenino individual; Simone Bolelli y Andrea Vavassori en el dobles masculino; y de nuevo Paolini, pero con Sara Errani en dobles femenino.
Novak Djokovic ya lo había anticipado: “Es solamente cuestión de semanas antes de que Jannik Sinner se convierta en el número uno″. Y Carlos Alcaraz lo había predicho también: “Sinner se convertirá en el número uno en 2024″. La guerra por el número uno no ha hecho más que empezar, pero Sinner tiene derecho a celebrar.
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