Jercy Puello: “Estos son mis últimos Juegos Nacionales”
La patinadora cartagenera de 32 años, que debutó en estas justas en 2004, habló con El Espectador de lo que han sido estos meses previos a una competencia que se llevará a cabo en el patinódromo que lleva su nombre.
Camilo Amaya - @CamiloGAmaya
Aunque muchas cosas han cambiado en la vida Jercy Puello desde que participó por primera vez en unos Juegos Nacionales (2004), lo que ancla a las raíces sigue siendo lo mismo. Por ejemplo, no se ha mudado del barrio San Fernando de Cartagena (ha tenido la oportunidad de hacerlo) y todavía ve mucha televisión, como cuando sus papás no la dejaban salir a jugar en la calle por miedo a que le diera una crisis asmática. Ya no tiene inhaladores, pero duerme sin aire acondicionado para no correr el riesgo de que las vías respiratorias se inflamen, se congestionen. “Apenas lo prendo un par de horas para que se refresque la habitación y listo”. De la adolescente que quería ser odontóloga queda una mujer más pausada y con mayor oralidad, que ahora quiere dedicarse a la repostería y a la administración deportiva.
Puello, la ganadora de 28 títulos mundiales de patinaje, habló con El Espectador de la edición XXI de la cita más importante del deporte en el país y que se lleva a cabo en la capital de Bolívar. Por supuesto, se refirió al patinódromo que tiene su nombre, a lo que ha sido entrenar durante meses para su aparición en estas justas y de lo que viene más adelante para quien es considerada como una de las mejores exponentes en esta disciplina.
¿Es verdad que su entrenador le dañó la sorpresa de que el patinódromo de Cartagena llevaría su nombre?
Se le salió de la emoción. Un mes antes, luego de un entrenamiento, me dijo que me tenía una buena noticia, y se regó. Eso sí, me pidió que cuando me comunicaran de manera oficial me asombrara para que él no quedara mal. Y eso hice cuando el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, me contó.
¿Qué tal le ha parecido el escenario?
Es muy lindo. Tiene las medidas reglamentarias, el mejor material para una pista de patinaje y una grada muy grande. Cartagena quedó con un patinódromo impecable.
¿Ahí fue donde se cayó hace un par de meses?
Uy, sí, fue un golpe duro. Sin mentirte, no me caía hacía años. Y me dio una rabia, porque por el descuido de una persona, que no estuvo pendiente, varios del grupo terminamos en el suelo. Y lloré porque me raspé muy feo. Duré dos semanas sin patinar por el dolor y para recuperarme del todo.
Hablando de Juegos Nacionales, ¿qué se acuerda de sus primeros, en 2004?
Que fueron en Fusagasugá, que era una peladita que iba dizque a sumar experiencia y que terminé quedándome con una medalla de oro y una de plata. Gané en los 3.000 metros, una prueba en la que estaban Cecilia Baena, Berenice Moreno, Jénnifer Caicedo, entre otras. Ese día, por estar vigilándose entre ellas, me dieron un espacio, lo aproveché y les gané.
¿Y estos serán los últimos?
Sí, hay que ser coherentes y realistas. Vienen niñas muy fuertes atrás, y es el ciclo normal de la competencia. Es el turno de ellas y hay que seguir con el relevo generacional. Uno no puede ser obstinado con las cosas inminentes de la vida.
Habla de otras patinadoras que tienen futuro. ¿Cuáles?
Kerstinck Sarmiento, de Magdalena; Paola Segura y Yesenia Escobar, del Valle; Geinny Pájaro, de Bolívar, y otras. Muy rápidas, muy técnicas, muy inteligentes para correr.
¿Cómo le ha ido compitiendo contra ellas?
En los Nacionales de Valledupar, hace un mes y medio, cogí dos medallas de plata. Esa fue mi última competencia antes de estos Juegos.
¿En qué pruebas estará?
No sé todavía. El entrenador no me ha dicho.
¿Dónde tiene esas medallas, y las de campeonatos mundiales, por supuesto?
En una mochila en la casa. Hace poco las iba a sacar para tomarles una foto, y del polvero las volví a guardar. Solo fue que estornudada una vez para arrepentirme.
¿Por qué cambió la odontología por la repostería?
Lo de la odontología fue algo pasajero, que me llamó la atención por un tiempo y ya. Siempre me ha gustado cocinar. Me di cuenta de que, además de patinar, quería hacer pasteles.
¿Y cómo le va con eso?
Pues muy bien. Un día le hice uno a una niña con la que entreno, ella regó la voz de que me quedaban ricos y empezaron a llegar más pedidos. De hecho, en la familia, cuando hay una fiesta de cumpleaños, los hago.
¿Cuánto se demora haciéndolos?
Una hora, una hora y media, si hay que decorar, algo para lo que también me he vuelto muy buena. Me queda increíble las tortas de vainilla y la de banano.
¿Todavía compra ropa y zapatos de manera descontrolada?
No, ya no. Ahora mi pensamiento es más central. Si me gano cinco pesos, hago de cuenta que obtengo tres y no cuento con los dos restantes. Ya no se puede despilfarrar, mucho menos cuando hay otras prioridades, otros sueños.
¿Como cuáles?
Terminar de estudiar repostería, que comencé en la Escuela de Occidente cuando vivía en Cali, y continuar con la administración deportiva.
Algunos atletas han aprovechado para visitar la Ciudad Amurallada. ¿Usted, que nació en Cartagena, hace cuánto no va?
Uy, no me acuerdo. Uno pasa todos los días, la ve, pero no entra. Además ya la conozco y me aburre ir porque hay mucha gente. Eso sí, al que no haya ido se la recomiendo, porque es una zona increíble y muy hermosa. Y no se pueden privar de ir al Castillo de San Felipe.
Entonces, tampoco va mucho a la playa…
Nada. Hace dos años que no me meto al mar. Tengo que volver. Quizá después de los Juegos me anime.
Aunque muchas cosas han cambiado en la vida Jercy Puello desde que participó por primera vez en unos Juegos Nacionales (2004), lo que ancla a las raíces sigue siendo lo mismo. Por ejemplo, no se ha mudado del barrio San Fernando de Cartagena (ha tenido la oportunidad de hacerlo) y todavía ve mucha televisión, como cuando sus papás no la dejaban salir a jugar en la calle por miedo a que le diera una crisis asmática. Ya no tiene inhaladores, pero duerme sin aire acondicionado para no correr el riesgo de que las vías respiratorias se inflamen, se congestionen. “Apenas lo prendo un par de horas para que se refresque la habitación y listo”. De la adolescente que quería ser odontóloga queda una mujer más pausada y con mayor oralidad, que ahora quiere dedicarse a la repostería y a la administración deportiva.
Puello, la ganadora de 28 títulos mundiales de patinaje, habló con El Espectador de la edición XXI de la cita más importante del deporte en el país y que se lleva a cabo en la capital de Bolívar. Por supuesto, se refirió al patinódromo que tiene su nombre, a lo que ha sido entrenar durante meses para su aparición en estas justas y de lo que viene más adelante para quien es considerada como una de las mejores exponentes en esta disciplina.
¿Es verdad que su entrenador le dañó la sorpresa de que el patinódromo de Cartagena llevaría su nombre?
Se le salió de la emoción. Un mes antes, luego de un entrenamiento, me dijo que me tenía una buena noticia, y se regó. Eso sí, me pidió que cuando me comunicaran de manera oficial me asombrara para que él no quedara mal. Y eso hice cuando el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, me contó.
¿Qué tal le ha parecido el escenario?
Es muy lindo. Tiene las medidas reglamentarias, el mejor material para una pista de patinaje y una grada muy grande. Cartagena quedó con un patinódromo impecable.
¿Ahí fue donde se cayó hace un par de meses?
Uy, sí, fue un golpe duro. Sin mentirte, no me caía hacía años. Y me dio una rabia, porque por el descuido de una persona, que no estuvo pendiente, varios del grupo terminamos en el suelo. Y lloré porque me raspé muy feo. Duré dos semanas sin patinar por el dolor y para recuperarme del todo.
Hablando de Juegos Nacionales, ¿qué se acuerda de sus primeros, en 2004?
Que fueron en Fusagasugá, que era una peladita que iba dizque a sumar experiencia y que terminé quedándome con una medalla de oro y una de plata. Gané en los 3.000 metros, una prueba en la que estaban Cecilia Baena, Berenice Moreno, Jénnifer Caicedo, entre otras. Ese día, por estar vigilándose entre ellas, me dieron un espacio, lo aproveché y les gané.
¿Y estos serán los últimos?
Sí, hay que ser coherentes y realistas. Vienen niñas muy fuertes atrás, y es el ciclo normal de la competencia. Es el turno de ellas y hay que seguir con el relevo generacional. Uno no puede ser obstinado con las cosas inminentes de la vida.
Habla de otras patinadoras que tienen futuro. ¿Cuáles?
Kerstinck Sarmiento, de Magdalena; Paola Segura y Yesenia Escobar, del Valle; Geinny Pájaro, de Bolívar, y otras. Muy rápidas, muy técnicas, muy inteligentes para correr.
¿Cómo le ha ido compitiendo contra ellas?
En los Nacionales de Valledupar, hace un mes y medio, cogí dos medallas de plata. Esa fue mi última competencia antes de estos Juegos.
¿En qué pruebas estará?
No sé todavía. El entrenador no me ha dicho.
¿Dónde tiene esas medallas, y las de campeonatos mundiales, por supuesto?
En una mochila en la casa. Hace poco las iba a sacar para tomarles una foto, y del polvero las volví a guardar. Solo fue que estornudada una vez para arrepentirme.
¿Por qué cambió la odontología por la repostería?
Lo de la odontología fue algo pasajero, que me llamó la atención por un tiempo y ya. Siempre me ha gustado cocinar. Me di cuenta de que, además de patinar, quería hacer pasteles.
¿Y cómo le va con eso?
Pues muy bien. Un día le hice uno a una niña con la que entreno, ella regó la voz de que me quedaban ricos y empezaron a llegar más pedidos. De hecho, en la familia, cuando hay una fiesta de cumpleaños, los hago.
¿Cuánto se demora haciéndolos?
Una hora, una hora y media, si hay que decorar, algo para lo que también me he vuelto muy buena. Me queda increíble las tortas de vainilla y la de banano.
¿Todavía compra ropa y zapatos de manera descontrolada?
No, ya no. Ahora mi pensamiento es más central. Si me gano cinco pesos, hago de cuenta que obtengo tres y no cuento con los dos restantes. Ya no se puede despilfarrar, mucho menos cuando hay otras prioridades, otros sueños.
¿Como cuáles?
Terminar de estudiar repostería, que comencé en la Escuela de Occidente cuando vivía en Cali, y continuar con la administración deportiva.
Algunos atletas han aprovechado para visitar la Ciudad Amurallada. ¿Usted, que nació en Cartagena, hace cuánto no va?
Uy, no me acuerdo. Uno pasa todos los días, la ve, pero no entra. Además ya la conozco y me aburre ir porque hay mucha gente. Eso sí, al que no haya ido se la recomiendo, porque es una zona increíble y muy hermosa. Y no se pueden privar de ir al Castillo de San Felipe.
Entonces, tampoco va mucho a la playa…
Nada. Hace dos años que no me meto al mar. Tengo que volver. Quizá después de los Juegos me anime.