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A los dos años, John McEnroe ya golpeaba pelotas de tenis con su bate de plástico de juguete. Su papá, quien lo vio nacer el 16 de febrero de 1959 en Wiesbaden (Alemania), cuando trabajaba para la Fuerza Aérea de Estados Unidos, se sorprendía con la evolución diaria del pequeño, quien creció en el vecindario Douglaston, de Queens, en Nueva York, ciudad donde sigue viviendo.
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A los cuatro años impactaba el objeto redondo verde con la raqueta y lo enviaba lejos. Corría a buscarlo con emoción para repetir ese movimiento con la muñeca izquierda, que se volvería legendaria. Esa misma que brilló y sorprendió en All England Club en 1977, cuando alcanzó su primera semifinal de Wimbledon. El torneo más prestigioso del tenis lo ganó en 1981, 1983 y 1984.
Fue ahí donde, en junio de 1981, lanzó la frase más famosa de su carrera y una de las más históricas en la existencia del deporte. “You cannot be serious”, le dijo al juez de silla Edward James, después de haber hecho un saque válido que levantó la cal de la línea, pero que dieron como mala bola. “No puedes hablar en serio, viejo. ¡Tú no puedes estar hablando en serio! La pelota pegó en la línea, saltó tiza. ¡Fue claramente buena! ¿Cómo puedes cantar eso como mala? ¿Cuántas más así vas a fallar?”, le reclamó a la autoridad del partido.
McEnroe protagonizó otras polémicas en su exitosa vida deportiva. Rompía raquetas, insultaba y en las canchas hacía su catarsis al mismo tiempo que deleitaba con una de las mejores izquierdas de todos los tiempos. Así conquistó cuatro Abiertos de Estados Unidos y tres Torneos de Maestros, además de nueve Grand Slam más en la modalidad de dobles. Solo le quedó pendiente Australia, pues ganó Roland Garros en 1977 en dobles mixtos.
Ahora tiene 63 años y le sigue fascinando hablar de tenis, y jugarlo. Recientemente disfrutó en Nueva York de un partido contra él mismo, aprovechando las versiones digitales del McEnroe joven que la cerveza Michelob Ultra le puso a disposición tras cientos de análisis de sus movimientos como profesional, con ayuda de la inteligencia artificial. En esa ciudad estadounidense, Michelob Ultra realizó un evento en el que McEnroe entregó sus sensaciones sobre dicho suceso. Allí conversó con El Espectador acerca del deporte en el que es eterno.
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En este desafío virtual jugó contra cinco versiones virtuales de sí mismo. ¿Cuál fue la mejor versión de su carrera?
La mejor versión de mi carrera fue en 1984. Fue entonces cuando toda mi experiencia dio frutos después de haber estado en una constante búsqueda de aprendizaje en los primeros seis o siete años en el ATP Tour. Uní todos los aspectos y conocimientos de una manera hermosa, así que, en especial en ese año, fue en el que sentí que realmente estaba en la cima del mundo.
¿Qué diferencias observa entre el tenis de la época que jugaba y el de la actualidad?
Solíamos usar diferentes implementos, como soportes de madera en diferentes cuerdas de la raqueta, por lo que el juego era más lento y estratégico. Ahora es un juego más veloz, porque hay mucho más poder en las raquetas y en la tecnología para que las cosas sucedan precisamente así: más rápido.
¿Qué sabe del tenis colombiano y latinoamericano?
Tengo algunos amigos en Suramérica, estuve en muchos países de allí y jugué contra varios de sus representantes. Recuerdo un partido de Copa Davis contra Colombia, a finales de la década del 70.
Disputó históricos duelos contra Bjorn Borg, Jimmy Connors e Ivan Lendl. ¿Cuál es el partido de su carrera que más recuerda?
La final de Wimbledon de 1980 contra Bjorn Borg. La gente me habla mucho de ese partido y es el que más recuerdo, a pesar de que lo perdí.
¿Qué opina de que se refieran a usted como uno de los tenistas más conflictivos de la historia?
Tal vez si no fuera controvertido no estaría sentado aquí hablando contigo en este momento, así que tal vez algo de eso fue bueno. Estaba tratando de jugar con mucha emoción y, con suerte, cambiar el juego para bien. Eso es lo que estaba tratando de hacer. Algunas personas pueden no estar de acuerdo con eso, pero solo sé que fueron momentos divertidos cuando estaba jugando.
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¿Quién es el mejor tenista que ha visto?
En la actualidad, no hay duda de que son Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic. Pensando en el pasado, de los mejores que he visto son Rod Laver y Pete Sampras. Después podemos revisar otros nombres y hay un montón: Ivan Lendl, Guillermo Vilas, justamente de Argentina, quien fue un gran jugador. Esos son los que se me vienen a la mente. Uno de ellos es el mejor de la historia. Pero la historia todavía no termina.
¿Y en el circuito femenino?
Para mí, la mejor de la historia es Serena Williams. Mencionar a otra de la actualidad es difícil, porque ella se ha lastimado y no está jugando, y Ashleigh Barty se retiró hace poco.
¿Cuál fue la mayor enseñanza que le dieron sus padres cuando era niño?
Ser honesto y salir y dar tu mejor esfuerzo siempre, porque, si sales y das tu mejor esfuerzo, con optimismo pasarán las cosas buenas. Y no solo en el tenis, en todo trabajo. Mi madre me hablaba de que quería que fuera médico o abogado, y mi padre quería que fuera jugador de tenis; sin embargo, ambos nunca dejaron de hablarme sobre la importancia de una educación adecuada. Y ahora intento transmitirles eso a mis hijos. No tengo que preocuparme porque ninguno de ellos es tenista. Tuve muchos hijos y me preocupaba porque fueran buenas personas. Ya son adultos y sí que lo son. Ya se cuidan solos.
¿Cómo califica esta experiencia de jugar contra usted mismo cuando era uno de los mejores tenistas del mundo?
Estoy entusiasmado con toda esta experiencia. De alguna manera, se siente como si estuviera en The Matrix o algo así. Pienso que la gente que lo verá dirá que es una gran idea y luego verás a otras personas haciendo algo similar. En mi opinión, es una situación única. Me interesé mucho porque me gusta la cerveza; Michelob Ultra es buena [risas]. Ahora solo puedo pensar en celebrar, porque me siento en un momento bastante bueno en mi vida. No obstante, también puedo mirar hacia mi pasado cuando jugaba mejor al tenis, pero tal vez no era tan buena persona.