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José Gregorio Lemos, el hombre de los pasos victoriosos

Sentía que tenía dos pies izquierdos, pero no dejaba de intentar seguir la estela de su hermana. Hace tres años pasó del deporte convencional al paralímpico y ahora es medallista de oro en Tokio. Su historia.

28 de agosto de 2021 - 01:49 p. m.
José Gregorio Lemos con la medalla de oro que conquistó en Tokio.
José Gregorio Lemos con la medalla de oro que conquistó en Tokio.
Foto: Comité Paralímpico Colombiano

Cuando José Gregorio Lemos era niño, sus padres le amarraban los pies con una toalla y así lo hacían caminar. No obstante, fue hace tres años cuando le diagnosticaron un tipo de parálisis cerebral.

El profesor Alonso Mina, el metodólogo David Gómez, la fisioterapeuta Diana escobar, y su ex entrenador de atletismo convencional, Osmani García Cuba, le encontraron anormalidades en la forma de caminar.

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Desde entonces, José Gregorio pasó del deporte convencional al paralímpico. Y no ha dejado de ganar. En los Juegos Paranacionales Bolívar 2019 conquistó dos medallas de oro, en salto largo y lanzamiento de bala. Además, una de plata en los 100 metros masculinos categoría T38.

Y el jueves en la noche se convirtió en campeón paralímpico con su triunfo en el lanzamiento de jabalina categoría F38. En Tokio sonó el himno colombiano gracias a José Gregorio, quien le envió un mensaje al país: “Sigan el deporte paralímpico, así sabrán y entenderán muchas cosas, somos personas maravillosas, vamos a dar el todo por el todo, estoy seguro de que el deporte paralímpico, poco a poco, va a hacer historia”.

Es un hombre alegre que dice amar la recocha y que comenzó a correr a los nueve años intentando seguir los pasos de su hermana, Sandra Lemos, quien se ha dedicado al lanzamiento de bala. “Recuerdo que cuando era pequeño le decía a mi hermana que me llevara al estadio a entrenar, allí conocí todo de ese mundo y me gustó mucho”.

Pero él sentía que tenía dos pies izquierdos, se caía constantemente. Y siempre se levantaba, no dejaba de luchar por él y por su familia. “Cuando mi padre falleció sentí que la responsabilidad de todo quedó sobre mí y sobre mi mamá. Ella siempre quiso que estuviéramos bien, pero sí pasamos carencias, por eso mi motivación es mi mamá. Todo es para ella, se merece todos mis logros”, dice el medallista dorado paralímpico que nació el 4 de junio de 1991 en Pradera (Valle del Cauda), un ser que sabe dar pasos victoriosos.

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