José Quintana y el hito que consiguió en Estados Unidos para el béisbol colombiano
Una marca, un nombre: ¡José Quintana! El pelotero colombiano llegó a los 100 triunfos en las Grandes Ligas. Corto recuento para una marca.
Antonio Andraus Burgos
Alguna vez, algunos colegas de la prensa que cubren el béisbol de las Grandes Ligas nos preguntaron por qué Colombia no producía lanzadores para la Gran Carpa, pero sí buenos jugadores de posición.
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Alguna vez, algunos colegas de la prensa que cubren el béisbol de las Grandes Ligas nos preguntaron por qué Colombia no producía lanzadores para la Gran Carpa, pero sí buenos jugadores de posición.
Nuestra respuesta, refiriéndonos a una inquietud planteada por los compañeros hace más o menos veinte años, fue muy sencilla: carecemos de escuelas de béisbol, y nuestros serpentineros necesitan un buen apoyo de formación para poder aspirar a la jerarquía de estar en el mejor béisbol del mundo.
Nos pareció, en ese momento, una respuesta adecuada para resolver la duda. Pero, años más tarde, el béisbol colombiano empezó a observar con interés cómo podría formar peloteros con las características necesarias para llegar a las Grandes Ligas.
Más adelante, comenzó a florecer un puñado de jugadores con buenas proyecciones para llegar a la Gran Carpa, ocupando el montículo, con características especiales para conseguir un puesto en la nómina de los serpentineros de una novena del mejor béisbol del mundo.
El primero en debutar fue Emiliano Fruto, con los Marineros de Seattle, con una semblanza muy buena para desarrollarse en la Gran Carpa, con algo de esfuerzo y mucha disciplina. Pero no cuajó. Y lo tenía todo: estatura, peso, condiciones, brazo e inteligencia. Apenas jugó en 2004 y nada más.
Emiliano debutó el 14 de mayo de 2006, a los 21 años y 342 días. Pesaba 230 libras y medía 1.90 metros.
En su primera aparición, el 14 de mayo de 2006, lanzó 3.2 episodios frente a los Angelinos de California: permitió un indiscutible, dio una base por bolas, no propinó ningún ponche y no le anotaron carreras.
Se retiró el 29 de septiembre de ese mismo año 2006, lanzando frente a los Vigilantes de Texas. Lanzó una entrada, permitió tres imparables, otorgó dos bases por bolas y abanicó a dos bateadores. Le anotaron cuatro carreras, todas limpias. Perdió el juego.
Fue, en ese momento, el octavo jugador colombiano en llegar a las Grandes Ligas, después de Luis Castro, Orlando “Ñato” Ramírez, Joaquín “Jackie” Gutiérrez, Édgar Rentería, Orlando Cabrera, Jolbert Cabrera y Yamid Haad. Ninguno de ellos fue lanzador.
Algunas consideraciones
Fruto, como ya señalamos, tenía las condiciones para forjarse en las Grandes Ligas. Bueno, llegó, pero no se quedó. Así de sencillo.
Para nosotros, y probablemente estemos equivocados, el primer colombiano que debió llegar a las Grandes Ligas como lanzador es Javier Ortiz, el derecho de algo más de 1.85 metros de estatura y 200 libras de peso, cuya recta superaba las 90 MPH.
Miembro de las “granjas” en las divisiones menores de los Yanquis de Nueva York entre 1997 y 2004, nadie entiende ni se explica por qué Javier Ortiz no llegó a la Gran Carpa. Solo él lo sabe. Y posiblemente, él tampoco pueda dar explicaciones fundamentadas del porqué no alcanzó a estar en la crema y nata del béisbol.
Y hay uno más, antes de referirnos a los que ya han sido lanzadores de la élite del béisbol: Johnny Pantoja. También fue firmado por los Yanquis, quizá un poco tarde, con unos 28 años. Estaba brillando en la clase “AA” de la organización, pero por indisciplina —se fue para Colombia sin permiso de la franquicia— fue suspendido por cinco años.
Aparece Frieri
Más tarde apareció quien, para nosotros, ha sido una figura importante para el béisbol colombiano: el relevista derecho Ernesto Frieri Gutiérrez.
Frieri llegó con el uniforme de los Padres de San Diego para la temporada de 2009, donde permaneció por tres largos años. Pero es cuando llega a los Angelinos de California donde logra desarrollarse como brazo dominante en el relevo.
El colombiano marcó una tarjeta de 37 salvados en 2013, de 41 oportunidades para asegurar el partido, con 98 abanicados en 68.2 actos de labor, con 3.80 carreras limpias por juego, con dos ganados y cuatro perdidos. Fue, indiscutiblemente, su mejor año.
En sus ocho años, terminó con 11 ganados, 14 perdidos, 3.59 carreras limpias por juego; participó en 304 encuentros, salvando 73 partidos en 84 oportunidades, con 387 abanicados en 303.1 actos laborados; otorgó 143 bases por bolas, 13 de ellas intencionales.
Los abridores
Es el derecho Julio Teherán, con los Bravos de Atlanta, quien debutó el 7 de mayo de 2011 como el primer lanzador abridor colombiano en las Grandes Ligas, y un año exactamente después, el 7 de mayo de 2012, aparece el zurdo José Quintana, con los Medias Blancas de Chicago, también como abridor.
Teherán se convierte en el décimo jugador colombiano en llegar al mejor béisbol del mundo, y Quintana en el undécimo.
Ese mismo año de 2012, los hermanos Donovan y Jonathan Solano llegaron al mejor béisbol del mundo. Donovan, con los Marlins de Miami, el 21 de mayo, y Jonathan el 29 de mayo, con los Nacionales de Washington. Ambos, como peloteros de posición, no como lanzadores.
Teherán, quien hasta la fecha tiene un registro de 81 ganados y 82 perdidos, con 3.85 carreras limpias por juego en sus 13 años de actividad en el béisbol de las mayores, es casi improbable que pueda regresar a las Grandes Ligas, dadas sus actuaciones en los últimos cuatro años.
El colombiano Teherán actualmente presta sus servicios al béisbol profesional mexicano.
La marca de José Quintana
Por eso, el registro de las primeras 100 victorias de José Quintana como lanzador en las Grandes Ligas es una marca histórica para el béisbol colombiano, un país que ha contado, hasta la fecha, con 32 peloteros en la crema del béisbol mundial.
Desde cuando Luis Castro llegó a la Gran Carpa en 1902 hasta hoy, Colombia no había contado con un abridor de las características de Quintana, un zurdo que hace mucho daño con los lanzamientos deslizantes hacia los lados del pentágono y, con su cambio de velocidad, es dominante frente a los bateadores.
A sus 35 años de edad y luego de estar fuera la mitad de la temporada del año pasado, el colombiano encontró en los Mets la opción de un contrato por dos años, que culmina al finalizar la campaña 2024. Quintana ha mostrado solvencia desde la lomita, y si bien es cierto que tiene más derrotas que triunfos, hay que señalar que, a veces, los números no son tan ciertos como parecen.
En su carrera en las Grandes Ligas, vistiendo los uniformes de los Medias Blancas, los Cachorros de Chicago, los Angelinos de California, los Gigantes de San Francisco, los Piratas de Pittsburgh, los Cardenales de San Luis y los Mets, el zurdo colombiano no ha tenido decisión en nada más y nada menos que en 128 desafíos, lo que significa que esa cifra representa más que sus triunfos o derrotas en las estadísticas individuales.
Constancia y disciplina
El colombiano José Quintana es un ejemplo de constancia, disciplina, perseverancia, trabajo y superación desde que inició sus actividades en el béisbol.
Nació en Arjona, población cercana a Cartagena, la capital de Bolívar, en donde, según él, “se elaboran los mejores bollos de mazorca del mundo y que existen en el país”. Quintana se forjó beisbolísticamente en los campos de Barranquilla, la capital del Atlántico, con un apoyo que salía del corazón de su señora madre, Maribel Guardo, quien siempre creyó que, más temprano que tarde, su hijo podría ser un gran beisbolista.
Y doña Maribel no se equivocó. Todos sus sacrificios y todo su apoyo se convirtieron en una verdadera realidad para el béisbol de Colombia, su tierra natal, y para las Grandes Ligas.
Naturalizado en Estados Unidos hace apenas unos días, Quintana llegó a la organización de los Yanquis de Nueva York en 2009, y dos años más tarde firmó con los Medias Blancas cuando era agente libre.
Su trayectoria
“El Lelo”, como apodan a Quintana, ha participado en 356 juegos, de los cuales, 330 han sido como abridor en el béisbol de las Grandes Ligas. En sus 13 años de carrera, ha lanzado 1,951.1 actos, con 100 ganados y 102 perdidos, 128 partidos sin decisión, con 4.09 carreras limpias por juego, y 1,701 bateadores abanicando la brisa. Ha otorgado 587 bases por bolas, 23 de ellas intencionales.
Quintana se convierte en una figura legendaria para el béisbol colombiano e inscribe su nombre en el grupo selecto de los más grandes entre los grandes de su país y América Latina, como serpentinero abridor.
Si se analiza su labor en el mejor béisbol del mundo, José Quintana ocuparía la tercera casilla entre los mejores peloteros de todos los tiempos de Colombia en las Grandes Ligas, detrás del “Niño” de Barranquilla, Édgar Rentería, con sus dos anillos de Serie Mundial, y del formidable Orlando Cabrera, el ‘mimado’ de Cartagena, con un anillo de Serie Mundial.
Y eso es lo que le falta a José Quintana para inscribir su nombre entre los peloteros latinos más grandes de todos los tiempos: un anillo de Serie Mundial.
No estaría tan lejos ese anillo si, de pronto, los Mets ingresan a la postemporada de la Liga Nacional este año, como ciertamente puede ocurrir, y, por esas cosas del béisbol, puedan disputar y ganar el Clásico de Otoño.
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