Jossimar Calvo: el equilibrio entre el talento y la humildad
El experimentado gimnasta está listo para seguir extendiendo su legado en territorio egipcio. El cucuteño ha logrado equilibrar el deporte y su diario vivir para convertirse en un referente nacional.
Valentina Fajardo
Jossimar Calvo, al igual que la mayoría de los atletas, tiene una doble vida. La mayor parte de su tiempo está en el Coliseo de gimnasia Eustorgio Colmenares, de Cúcuta, y cuándo no está ahí se encuentra en el gimnasio, pero como él mismo dice: “esa es la vida que decidí tomar”.
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Jossimar Calvo, al igual que la mayoría de los atletas, tiene una doble vida. La mayor parte de su tiempo está en el Coliseo de gimnasia Eustorgio Colmenares, de Cúcuta, y cuándo no está ahí se encuentra en el gimnasio, pero como él mismo dice: “esa es la vida que decidí tomar”.
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La gimnasia, que empezó como un pasatiempo a los cinco años, terminó por convertirse en un compromiso por gran parte de su vida. Sin embargo, en más de una ocasión, el cucuteño de 29 ha tenido que sacrificarse y perderse de algunos momentos por estar totalmente concentrado en el deporte.
“La palabra sacrificio no me gusta mucho. Porque más que todo es un esfuerzo para alcanzar tus logros personales y sabes que tarde o temprano dará sus frutos. En ocasiones donde no puedes compartir con tu familia fechas especiales ni estar con tus amigos. Pero todo esto es por amor al deporte y el día que te cuelgas una medalla, te darás cuenta de que valió la pena”, dice Calvo.
Y para él, estos esfuerzos dieron grandes frutos representados en siete preseas panamericanas que hoy cuelgan en su palmarés. El nortesantandereano ha sido cuatro veces medallista de oro en dos ediciones de los Juegos Panamericanos. En su primera participación, en Guadalajara 2011, a los 17 años se subió al primer escalón del podio tras ser el mejor en la rama masculina individual. Cuatro años después, en Toronto, logró cuatro metales dorados, además de dos bronces.
El evento canónico
Antes de que Jossimar Calvo se convirtiera en lo que es hoy, hubo un hecho en especial que marcó un antes y un después. A sus 15 años se estaba preparando para la clasificación a los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2010. Antes de lograr ese prestigioso cupo debió enfrentarse a Jhonny Muñoz. Desafortunadamente, el también cucuteño le arrebató la oportunidad de llegar a las Justas que se celebraron en Singapur.
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“Uno siempre espera la victoria, pero nunca estamos preparados y estamos enseñados para la derrota, no es una opción. En ocasiones como esas hay que seguir con pasión como y saber levantarse con más fuerza de esa caída. Tirar la toalla fue algo que nunca estuvo en mis planes”, afirma.
Dos años después, decidió que era momento de buscar llegar a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero tampoco lo logró. Sin embargo, la tercera fue la vencida y tuvo la oportunidad de participar en las justas de 2016 que fueron celebradas en Río de Janeiro.
Su llegada a unos Olímpicos lo convirtieron en el segundo gimnasta colombiano en hacerlo, después del antioqueño Jorge Hugo Giraldo. Lo que pocos saben es que Calvo venía de una lesión y aún no estaba del todo recuperado, pero él se enfocó en vivir el momento. A pesar de que estaba muerto del miedo, recordó que esto era con lo que siempre había soñado. Todo ese amor se vio reflejado en lo que logró: aquella cita mundial, Calvo ocupó el décimo en la gimnasia artística individual.
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“Dejar una huella en el deporte colombiano, ser un referente de la gimnasia, es una alegría muy grande. Cumplí con mis expectativas y aunque no alcancé la mención Olímpica, quedé décimo entre todos los gimnastas del mundo. Fue la mejor experiencia de mi vida. Me he sentido feliz y orgulloso de todo lo que he hecho en mi carrera deportiva. Los 24 años de practicar este deporte me dieron ese momento de gloria”.
Todo está marcado en la piel
Además de las llagas en sus manos y las múltiples cicatrices por cirugías, en su cuerpo tiene tatuadas tres palabras: resistencia, gratitud y valentía. Estas tres cualidades son sus claves para poder seguir adelante, no solo como deportista, sino como persona. Para el gimnasta, hay que ser fuerte en los momentos de crisis y sentirse agradecido independiente de lo que cada día traiga consigo.
“Me siento agradecido con Dios y conmigo mismo. Pienso que nos olvidamos de darnos amor propio, de querernos a nosotros mismos. Es muy importante estar en armonía en los aspectos de la vida, estar tranquilo con uno mismo”, explica Calvo respecto a su forma de ver la vida. “Si uno está bien o no, hay que sentirse agradecido, sabiendo que todo va a mejorar en cualquier momento”.
El cucuteño se ve a sí mismo como un valiente que tiene la fuerza suficiente para salir de cualquier hueco (como él lo llama) en el que se encuentre. No dejar que ningún problema, por pequeño que sea, le impida cumplir sus metas tanto fuera como dentro de los coliseos. Y precisamente esa valentía fue la que lo llevó a no quedarse callado.
El pasado 23 de enero, Calvo denunció en las redes sociales en la cual manifestó que no contaba con los recursos para asistir a las Copas del Mundo de Gimnasia, las cuales entregarán cupos a los Juegos Olímpicos de París 2024. Estas declaraciones generaron grandes críticas hacia el Presidente Gustavo Petro y a Astrid Rodríguez, la ministra del Deporte. Todo ese revuelo tuvo un resultado positivo, ya que para la Copa de El Cairo, que se disputará del 15 al 18 de febrero, se tuvo un apoyo que le permitió participar de esta.
“Quiero dar un agradecimiento especial por apoyo a la Federación Colombiana de Gimnasia, al Comité Olímpico Colombiano y al Ministerio del Deporte”, dijo cuando se le preguntó respecto al tema. “También agradezco a la Liga Nortesantandereana de Gimnasia, a la Gobernación de mi departamento [Norte de Santander] y también a la alcaldía municipal por creer en el deporte”.
“Acá en el exterior, en estas Copas del Mundo, tenemos una gran expectativa de poder clasificar y llegar a unos juegos olímpicos. Qué bonito y qué honor el representar el deporte, cada uno de nuestros departamentos y también al país”, agregó Jossimar Calvo.
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