Juan David Vivas, el caleño que conquistó las aguas en Italia
Este joven nadador de 16 años se colgó este mes dos medallas de oro en el Mundial de Natación con Aletas en Aguas Abiertas 2022.
Daniel Bello
Juan David Vivas se sentía cansado, su cabeza le decía que no podía seguirle dando, pero era consciente de que había entrenado bastante tiempo para esa prueba y que no podía disminuir su ritmo. Vio que sus rivales estaban pisándole los talones y vio a otros nadadores, de la categoría mayor, tomarle distancia. “Si ellos pueden, yo también”, pensó, y se lanzó a rematar su carrera.
Le dio con todo lo que tenía a sus brazadas y cuando volteó a mirar, sus competidores estaban bastante detrás. Al terminar, Vivas, de tan solo 16 años, se sintió inquieto porque quería saber los resultados de la prueba cuanto antes. Su equipo le dijo que era el ganador, pero él no lo quería creer hasta verlo plasmado en un documento oficial, que al cabo de unas horas llegó: campeón mundial juvenil de natación con aletas en la prueba de tres kilómetros.
Esa no fue la única hazaña que consiguió Juan David en Italia. Hubo otra prueba en aguas abiertas en la que participó, más corta, pero más intensa, los 1.000 metros. El joven caleño sintió que iba a quemarse. Sus piernas le ardían y estaba inmerso en un duelo mano a mano contra un rival de Grecia. Juan David se mantuvo cerca de la cadera de su rival y en los últimos 50 metros remató para quedarse con la victoria.
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Al principio no se lo creía, fue cuando se subió al podio y escuchó el himno de Colombia, con sus compañeros al frente, algunos cantando, otros llorando, que una sensación muy indescriptible le recorrió el cuerpo. “Te sientes como empoderado, con una fuerza que te motiva a lograr aún más cosas”, recuerda Vivas.
El nadador vallecaucano logró posicionarse primero tanto en la prueba de un kilómetro como en la de tres, en la categoría bialetas juvenil en las aguas del Lago di Viverone, ubicado en el norte de Italia. De esta manera, contribuyó a que la delegación colombiana finalizara quinta en el medallero.
Para afrontar estas pruebas no basta con tener un físico resistente, también hay que trabajar la cabeza. En este tipo de pruebas nada está decidido hasta el último momento y quien mejor concentrado esté y sepa sobrellevar las barreras del agotamiento y sus constantes “detente”, es quien se lleva la victoria. Gracias a Indervalle, Juan David conoció a Adriana Gallego, su psicóloga. Ella le ha permitido mejorar su fortaleza mental y, en conjunto con su entrenador, le han ayudado a ser el deportista de alto rendimiento que es hoy.
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Juan David empezó con el fútbol en el mundo del deporte. Sus papás lo llevaron a una escuela que quedaba cerca de su casa y allí entrenaba. Cuando la pelota no parecía suficiente, quiso experimentar con otros deportes y así conoció la natación. Al principio lo hacía por diversión, era su hobby, pero Diego Claros, uno de sus profesores, le vio condiciones y le dijo que fuera al Club Deportivo Narval del Valle para explotar su potencial.
Con solo 12 años supo que el agua era su elemento y fue en el Club que conoció la natación con aletas, disciplina a la que se lanzó con toda de cabeza. Empezó sin presión y por amor al arte, pero luego llegaron las competencias y allí su talento rindió frutos, por lo que la Federación Colombiana de Natación le puso el ojo encima.
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Los entrenamientos se volvieron parte de su rutina y le toca combinar la piscina con el gimnasio y el colegio, en el que está cursando grado 11°. Tras quedar campeón juvenil en ambas categorías, tuvo que llegar a Cali para rendir sus exámenes. Sin tiempo para descansar, volvió al salón de clases, donde compañeros y profesores lo recibieron con aplausos, pero también con sus pendientes.
Se ve bastantes años más luchando contra la corriente. Ve sus logros como parte de un proceso que apenas arranca y se siente agradecido por lo que ya ha podido disfrutar y cosechar. Reconoce con humildad que el camino apenas empieza y que puede dar más. Le apunta a ser campeón mundial en la categoría de mayores y a establecer una nueva marca.
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Juan David Vivas se sentía cansado, su cabeza le decía que no podía seguirle dando, pero era consciente de que había entrenado bastante tiempo para esa prueba y que no podía disminuir su ritmo. Vio que sus rivales estaban pisándole los talones y vio a otros nadadores, de la categoría mayor, tomarle distancia. “Si ellos pueden, yo también”, pensó, y se lanzó a rematar su carrera.
Le dio con todo lo que tenía a sus brazadas y cuando volteó a mirar, sus competidores estaban bastante detrás. Al terminar, Vivas, de tan solo 16 años, se sintió inquieto porque quería saber los resultados de la prueba cuanto antes. Su equipo le dijo que era el ganador, pero él no lo quería creer hasta verlo plasmado en un documento oficial, que al cabo de unas horas llegó: campeón mundial juvenil de natación con aletas en la prueba de tres kilómetros.
Esa no fue la única hazaña que consiguió Juan David en Italia. Hubo otra prueba en aguas abiertas en la que participó, más corta, pero más intensa, los 1.000 metros. El joven caleño sintió que iba a quemarse. Sus piernas le ardían y estaba inmerso en un duelo mano a mano contra un rival de Grecia. Juan David se mantuvo cerca de la cadera de su rival y en los últimos 50 metros remató para quedarse con la victoria.
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Al principio no se lo creía, fue cuando se subió al podio y escuchó el himno de Colombia, con sus compañeros al frente, algunos cantando, otros llorando, que una sensación muy indescriptible le recorrió el cuerpo. “Te sientes como empoderado, con una fuerza que te motiva a lograr aún más cosas”, recuerda Vivas.
El nadador vallecaucano logró posicionarse primero tanto en la prueba de un kilómetro como en la de tres, en la categoría bialetas juvenil en las aguas del Lago di Viverone, ubicado en el norte de Italia. De esta manera, contribuyó a que la delegación colombiana finalizara quinta en el medallero.
Para afrontar estas pruebas no basta con tener un físico resistente, también hay que trabajar la cabeza. En este tipo de pruebas nada está decidido hasta el último momento y quien mejor concentrado esté y sepa sobrellevar las barreras del agotamiento y sus constantes “detente”, es quien se lleva la victoria. Gracias a Indervalle, Juan David conoció a Adriana Gallego, su psicóloga. Ella le ha permitido mejorar su fortaleza mental y, en conjunto con su entrenador, le han ayudado a ser el deportista de alto rendimiento que es hoy.
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Con solo 12 años supo que el agua era su elemento y fue en el Club que conoció la natación con aletas, disciplina a la que se lanzó con toda de cabeza. Empezó sin presión y por amor al arte, pero luego llegaron las competencias y allí su talento rindió frutos, por lo que la Federación Colombiana de Natación le puso el ojo encima.
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Se ve bastantes años más luchando contra la corriente. Ve sus logros como parte de un proceso que apenas arranca y se siente agradecido por lo que ya ha podido disfrutar y cosechar. Reconoce con humildad que el camino apenas empieza y que puede dar más. Le apunta a ser campeón mundial en la categoría de mayores y a establecer una nueva marca.
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