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Julien Alfred y Noah Lyles: los reyes de la velocidad

Los velocistas se colgaron la medalla de oro en los 100 metros planos, la prueba reina de los Juegos Olímpicos.

Luis Guillermo Ordoñez
05 de agosto de 2024 - 01:37 a. m.
Los velocistas Julien Alfred (izq.) y Noah Lyles se colgaron la medalla de oro en los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Los velocistas Julien Alfred (izq.) y Noah Lyles se colgaron la medalla de oro en los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Foto: Agencia AFP

La prueba de los 100 metros es la más prestigiosa del atletismo y, probablemente, una de las más importantes de los Juegos Olímpicos. Las jornadas en las que se realizan las finales, tanto la femenina como la masculina, son las que primero agotan la boletería. Son apenas 10 segundos en los que los corazones de 80.000 aficionados en el estadio y cientos de millones en todos los rincones del mundo dejan de latir.

Justo antes del pistoletazo de partida, el silencio conmueve, emociona, así como el ruido que va creciendo a medida que los atletas van avanzando hasta que, cruzada la meta, la multitud estalla en júbilo. Es el momento cumbre de las justas, la coronación de los reyes de la velocidad.

Y en París 2024 ocurrió este fin de semana. El sábado, con un desenlace inesperado, la victoria de Julien Alfred, de la isla caribeña de Santa Lucía, a la que le dio la primera medalla olímpica. La morena corredora de 23 años, graduada en Estudios Comunitarios de la Universidad de Texas, se convirtió en la persona más famosa de su país, que tiene apenas 200.000 habitantes.

Entrenada por el canadiense Eldrick Floreal, exatleta olímpico especialista en saltos, se dio el lujo de superar a la superfavorita, la estadounidense Sha’Carri Richardson, y a su compañera Melissa Jefferson. Julien dio la vuelta olímpica sonriente, con la bandera azul claro, que representa el mar, con unos triángulos superpuestos blanco, negro y amarillo, que significan riqueza y mezcla de razas, apenas cayó en cuenta de su hazaña el domingo, cuando sonó su himno en el Stade de France y su bandera ondeó en el centro, en lo más alto. Entonces se quebró y dejó escapar algunas lágrimas.

Hizo historia, pero quiere más. Ayer, en las clasificaciones de los 200 metros ocupó la sexta casilla y hoy, a la 1:45 p.m., disputará la semifinal, ya como una de las favoritas.

A rey muerto, rey puesto

En la final masculina de los 100 metros, en cambio, no hubo sorpresa. Se impuso el favorito, el estadounidense Noah Lyles, a quien a los 27 años de edad le llegó la consagración definitiva, en la definición más apretada de la historia, de esas que se recordarán por siempre.

Marcó 9,79 segundos, el mismo tiempo del jamaiquino Kishane Thompson, al que superó apenas por cinco milésimas (.784 a .789). Fue tan cerrada la carrera que entre los seis primeros hubo siete centésimas de diferencia y ninguno se atrevió a celebrar hasta que el foto finish reflejó el resultado.

Campeón mundial de 100 y 200 metros en Budapest, el año pasado, Lyles era el candidato a la victoria y a quedarse con el trono que dejó el italiano Lamont Marcell Jacobs, ganador en Tokio 2020 y a quien su mejor marca del año le alcanzó para ser quinto.

Lyles, de familia de atletas, comenzó en la gimnasia y probó en el salto alto, pero a los 12 años de edad se dio cuenta de que lo suyo era la velocidad. Carismático, adicto a las cámaras y especialista en vender su imagen, está obsesionado con lograr tres oros en París, pues participará además en los 200 metros y en el relevo de 4 x 100.

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