La ambición de Colombia en el Mundial de Fútbol para Ciegos
En Birmingham (Inglaterra), un grupo de once futbolistas tiene el sueño de poner a nuestro país entre los mejores del mundo en esta disciplina. La meta es luchar por un cupo a los Juegos Paralímpicos y, por qué no, levantar el trofeo de la cita orbital.
Daniel Bello
La pasión por el balón es tan fuerte que puede trascender los sentidos. Así lo han demostrado los once jugadores que representan a la selección de Colombia de fútbol para ciegos, quienes luchan por dejar en alto el nombre del país en el Mundial de esta disciplina, que se disputa en Birmingham (Inglaterra).
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La pasión por el balón es tan fuerte que puede trascender los sentidos. Así lo han demostrado los once jugadores que representan a la selección de Colombia de fútbol para ciegos, quienes luchan por dejar en alto el nombre del país en el Mundial de esta disciplina, que se disputa en Birmingham (Inglaterra).
Conscientes del proceso que llevan, los futbolistas se sienten listos para dar el siguiente salto de calidad y así cumplir su principal objetivo: clasificar a los Juegos Paralímpicos de París 2024. La ambición les corre por las venas y el pasado miércoles arrancaron su camino mundialista con el pie derecho tras vencer a España 3-0.
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El fútbol para ciegos es una adaptación del fútbol 5 en el que participan personas con capacidad visual limitada o nula. Cada equipo posee cuatro personas ciegas que deben jugar con cubreojos y un portero, con visión convencional, que cumple el rol de organizar a sus compañeros sobre el campo. La pelota tiene unos cascabeles adentro y en los bordes laterales de la cancha hay unas barreras que también producen sonido al contacto.
Una de las particularidades de este deporte es el llamador, una persona que está detrás del arco durante un cobro —puede ser un tiro libre o un penalti— y golpea los postes para que el pateador tenga una referencia de a dónde mandar la pelota.
En el Mundial, Colombia es parte del grupo C, donde también tiene como rivales a Malí (viernes) y Francia (domingo). Una victoria los pondría en los cuartos de final, instancia que los acerca al objetivo propuesto por su entrenador Fernando Carrillo, que es meterse entre los cuatro mejores del certamen.
Carrillo lleva en este deporte desde 2009, cuando asumió como entrenador de la selección de Santander. En 2012 fue subcampeón nacional y un año después dirigió al equipo que se consagró campeón de Colombia. Desde 2017 ha estado al mando del combinado tricolor, en mayores y juvenil.
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Aunque la base de la selección es el departamento de Santander, la nómina incluye entre sus filas a deportistas de Bogotá, Cundinamarca, Valle del Cauca y Tolima. “Lo más retador es que hay muy pocos torneos a nivel nacional, entonces la frecuencia de competencia ellos es baja, lo que los lleva a buscar competir en torneos internacionales”, explicó el estratega sobre el proceso de convocatoria.
En el campeonato mundial pasado —disputado en Madrid (España)— Colombia fue sexta, entre 16 selecciones. “Merecimos quedar más arriba, porque fuimos el equipo revelación en la primera fase del campeonato”, subrayó Carrillo. El entrenador santandereano confía en que podrán mejorar dicha actuación, pues sus jugadores afrontan este torneo con mayor experiencia y madurez.
La figura en el debut del pasado miércoles fue Juan David Pérez, autor de dos goles y parte de la base santandereana. Él era muy aficionado al fútbol antes de quedarse ciego. Tras perder la vista estuvo cuatro años sin jugar hasta que supo de la existencia de este deporte. En 2012 fue parte de la selección departamental, siendo segundo máximo goleador del país. Un año después, con 17 años, jugó por primera vez con la tricolor.
“Cuando yo veía, jugaba muy bien y siento que eso me da ese plus en esta categoría”, resalta el atacante bumangués, quien pese a llevar el 10 en la espalda y ser considerado la figura del equipo, prefiere ignorar esas etiquetas y centrarse en el trabajo en equipo. Aunque opta por atacar porque dice, en tono de broma, que “no marca ni un cuaderno” siempre trata de aportarle a sus compañeros.
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En este deporte es crucial el rol del portero, pues, al ser el único con visión convencional, tiene la responsabilidad de ser los ojos de sus compañeros en el campo. Señalar las marcas, anunciar un pase o generar juego desde atrás son algunos aspectos que los guardametas controlan.
Uno de los arqueros del equipo nacional es Jhohan Ardila, que arrancó en esta disciplina gracias a Juan David Pérez, quien era su vecino y lo veía entrenar a lo lejos. Un día, el delantero no podía hallar el balón sonoro y él le indicó dónde encontrarlo.
El 10 de la selección le dijo que si en vez de darle indicaciones iba y le tapaba, algo que siempre le gustó. Así comenzó su camino por el fútbol para ciegos. “Ellos confían mucho en lo que uno les indica, es una responsabilidad muy grande porque somos los ojos de la selección de Colombia”, resaltó Ardila.
Entre los más experimentados del equipo está Duvián López, de 38 años, que quedó ciego a los 12. A finales de los años 90 fue al Instituto Nacional para Ciegos, donde conoció a las personas que lo invitaron a practicar este deporte, el cual le ha permitido participar en cinco mundiales, contando el de Birmingham 2023.
En el campo Duvián habla mucho, es el organizador de sus compañeros y con el tiempo ha desarrollado un gran posicionamiento, controla las pausas y sabe como correr la cancha. En sus más de dos décadas como futbolista destaca que no tuvo que enfrentar prejuicios, pero sí problemas logísticos. “Las dificultades son de tiempo. Nadie vive de esto, entonces tienen que sacar tiempo de su trabajo. Esto, aunque lo queremos mucho, no está lamentablemente en nuestro primer escenario”.
Apenas en julio, en una cancha ubicada en la zona industrial de Bogotá, la selección de Colombia pudo hacer su primera concentración. Pese a las dificultades, viajaron a Inglaterra con la convicción de que van a pelear por el título mundial. Estar entre los cuatro mejores les garantizaría el cupo a París 2024, pero ese grupo ha demostrado que, mientras esté de pie, dará todo por la victoria para quedarse con un trofeo que nunca han levantado.
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