La cima de Camila Osorio en los Juegos Olímpicos de París 2024
La cucuteña se metió a la tercera ronda del tenis olímpico. Con esta, solo tres veces Colombia ha llegado a esta instancia, lo que convierte el logro de la tenista en un hito para el deporte.
Fernando Camilo Garzón
Enviado especial a París
Al otro lado, el ruido era ensordecedor. María Camila Osorio competía en la cancha siete de Roland Garros, mientras en la Philippe Chatrier, escenario principal del complejo francés que estaba a reventar, Novak Djokovic se medía contra Rafael Nadal en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos.
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Al otro lado, el ruido era ensordecedor. María Camila Osorio competía en la cancha siete de Roland Garros, mientras en la Philippe Chatrier, escenario principal del complejo francés que estaba a reventar, Novak Djokovic se medía contra Rafael Nadal en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos.
Aunque poquitos, los colombianos que seguían a la cucuteña se hacían sentir, cuando les permitían, con gritos y cánticos. Sin embargo, el calor era tan sofocante, a escasos metros de la arcilla, que poco a poco los coterráneos de la jugadora se fueron acurrucando a un costado de las gradas, el único lugar con sombra en una cancha destechada. Y los que no alcanzaron al frescor de la pequeña pared se amarraron sus banderas y chaquetas a la cabeza, improvisando gorras para seguir alentando a la colombiana, que derrotó a Dayana Yastremskay, la número 28 del mundo, y se metió a los octavos de final del tenis olímpico. Este martes, en la madrugada de Colombia, Osorio enfrenta un reto todavía más difícil, contra la número nueve del mundo, la estadounidense Danielle Collins, una cima olímpica que pocos tenistas nacionales han alcanzado.
Tuvieron que pasar, de hecho, 20 años para que una colombiana se metiera a los cuartos de final en individual, pues Fabiola Zuluaga, que estaba ahí en la cancha mirando a Osorio, fue la última en lograrlo, en Atenas 2004. Había sido también la primera, en Sídney 2000. Y las dos, Osorio y Zuluaga, han sido las únicas tenistas nacionales que han llegado tan lejos en sencillos. ¡Históricas!
En la zona mixta, María Camila Osorio intentó bajarse la presión. En el cachete tenía una pegatina de estrella y ante la pregunta de si había traído las suficientes para que le alcanzaran hasta la final, la cucuteña soltó la risa y dijo: “¡Traje las suficientes!”. Justo en ese momento, mientras respondía las preguntas de la prensa, se le paró al lado Rafael Nadal. Un poco antes de la victoria de la colombiana, el mallorquín cayó derrotado en dos sets contra Djokovic en el que pudo ser su último partido en las canchas de Roland Garros. No fue una despedida oficial, pues, molesto, el español les respondió a los periodistas que no sabía cuándo dirá adiós: “Siempre que vengo me hacen la misma pregunta y no voy a recuperar nunca un nivel óptimo si debo preguntarme, todo el tiempo y todos los días, si esta fue la última vez. No lo sé. Me interesa seguir encontrando mi mejor forma”.
Cuando llegó Rafa, en manada, todos los periodistas internacionales se le fueron encima. No veía ningún rostro entre los celulares apilados frente a su cara. Entonados, tras una entrevista que llevaba minutos, los periodistas colombianos seguían concentrados en Osorio. Y hablaban tan fuerte, algunos que estaban en vivo para la radio, que los que estaban hablando con Nadal empezaron a molestarse y a pedirles silencio a los comunicadores que entrevistaban a la colombiana que venía de hacer historia.
Ajena, Osorio, todo el tiempo sonriente, respondió las preguntas: “Me emociona vivir esto. Sacar los partidos adelante es lo importante. Cumplí con todo lo que habíamos analizado antes del partido y considero que si volvemos a hacerlo para el siguiente juego podemos seguir viviendo este sueño”. Su victoria contra Jelena Ostapenko el domingo ya había sido valiosa, era la número 11 del escalafón de la WTA. Sin embargo, su triunfo en la segunda ronda fue más importante por la instancia que alcanzó la tenista.
“Representar a tu país es lo máximo a lo que puede aspirar un deportista. Siempre quise jugar por estos colores. Me impresiona mucho la gente que me acompaña y les agradezco mucho cada mensaje y cada voz de aliento”, dijo la tenista al recordar a las personas que la apoyaron en su victoria en la cancha siete. Hasta Roland Garros se acercaron decenas de colombianos y cada uno le pidió una foto a la deportista al borde de la pista. No dejó a ninguno sin atender, agradeciéndoles, entre abrazos y sonrisas, el acompañamiento bajo el caluroso sol parisino.
Un día antes, cuando consiguió la primera victoria, María Camila Osorio se puso el sombrero vueltiao, festejó con la bandera, con Ricardo Sánchez (su entrenador) y Fabiola Zuluaga, su predecesora. Celebró una victoria que muchos creían que no llegaría. Estaba dichosa de conseguir su primer éxito en unos Juegos Olímpicos, en Roland Garros, rodeada de banderas colombianas. Este lunes, cuando se metió en octavos, la algarabía fue menor, pero la emoción no. Sentada en la banca, bajo la sombrilla que la protegía de los rayos inclementes del sol, la cucuteña se puso a llorar. Cada paso es un recuerdo, el camino transitado para llegar a su cima olímpica, la aspiración más grande de cualquier deportista.
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