La esperanza de Estados Unidos en volver a convertirse en la potencia del tenis
El desempeño de los estadounidenses en la United Cup vuelve a poner a soñar a las nuevas generaciones de jugadores.
Valentina Fajardo
Durante décadas Estados Unidos fue la fábrica de grandes tenistas. Primero fue en los años 80: Jimmy Connors, John McEnroe, Chris Evert y la checa nacionalizada estadounidense, Martina Navratilova. Diez años después llegaron Andre Agassi, Pete Sampras, Jennifer Capriati, Lindsay Davenport y las hermanas Williams.
Le recomendamos: Novak Djokovic se perderá los primeros Masters 1000 de 2023 por no estar vacunado
Pero a inicios de los años 2000 empezaron a llegar tenistas de otros países y los jugadores estadounidenses pasaron a un segundo plano. Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray acabaron con los últimos años de reinado de Agassi y Sampras.
A pesar de que en la WTA aparecieron figuras como la rusa María Sharapova y la bielorrusa Victoria Azarenka, el dominio fue de Venus y Serena Williams. La encargada de seguir con el legado de Estados Unidos fue Serena, la menor de las hermanas, quien logró dejar la vara alta para las tenistas llevándose 23 títulos de Grand Slam durante su exitosa carrera.
Pero el retiro de Roger Federer y Serena Williams, jugadores que marcaron una época del deporte blanco, es la muestra que empezó el recambio generacional en el tenis. Durante los últimos dos años se han visto surgir a jugadores como Carlos Alcaraz, Felix Auger-Aliassime, Iga Swiatek y Aryna Sabalenka, y Estados Unidos no se queda atrás.
En la WTA la principal exponente es Coco Gauff de tan solo 18 años. Nacida en Atlanta, Georgia creció bajo el ejemplo de Venus y Serena lo que la llevo a enamorarse del tenis. En marzo de 2019 debutó como profesional en Indian Wells gracias a una wilcard y un par de semanas más tarde ganó su primer encuentro en el Abierto de Miami.
Dos meses más tarde aceptó una invitación para jugar Wimbledon y en el sorteo le toco enfrentarse Venus Williams. Logró lo inesperado y venció a una de sus inspiraciones de la niñez 6-4 y 6-4, siendo la número 313 del escalafón, teniendo 15 años y sin haber pisado en su vida el All England Club.
A pesar de su corta edad se siente como si la estadounidense hubiera estado en el circuito profesional durante una década. Gauff fue finalista en Roland Garros 2022 donde cayó ante Iga Swiatek, la actual número uno del escalafón.
Pero su juventud es un arma de doble filo. A pesar de su versatilidad y atletismo superior, Gauff no es un producto terminado: ni su personalidad ni su estilo de juego están completamente formados. Sin embargo, lo que Coco tiene es tiempo para acabar de moldearse como tenista.
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En el otro lado de la moneda, la ATP tiene a tres grandes figuras. Taylor Fritz se puso en el ojo del mundo el 20 de marzo en el Masters 100 de Indian Wells. En la final del torneo se enfrentó con Rafael Nadal, lo venció en dos sets corridos y se convirtió en el primer estadounidense en ganar desde que Andre Agassi triunfó allí en 2001.
El progreso a veces ha sido lento para Fritz, quien durante mucho tiempo ha sido considerado miembro de la próxima generación. El estadounidense tuvo un buen cierre el 2022: llegó al top 10 del escalafón, tal como lo hizo su madre Kathy May en los años 70.
Esa presión aumentará, porque su éxito ha creado mayores expectativas para su futuro. Además de lo que depare para la United Cup y el Abierto de Australia, el tenista de 25 años tiene el gran reto de defender el título del primer Masters 1000 de 2023.
La otra gran apuesta del tenis estadounidense es Frances Tiafoe. Hijo de migrantes de Sierra Leona, fue un niño pobre que se enamoró del deporte de ricos. Tiafoe hizo su debut en el tenis profesional en 2015. Curiosamente, fue en ese mismo año de novato cuando ingresó al cuadro principal de Roland Garros y el US Open.
El nacido en Maryland había tenido un recorrido discreto, pero en el Abierto de Estados Unidos del 2022, sorprendió cuando eliminó a Nadal en cuartos de final 6-4, 4-6, 6-4, 6-3. A partir de ese momento, el jugador de 24 años, se ha venido abriendo camino en el tenis un paso a la vez.
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Actualmente ocupa la casilla número 20, pero ya ha hecho parte del equipo de Estados Unidos en la Copa Davis. También ha llegado a cuartos de final en torneos de Masters 1000 y se ganó la confianza de John McEnroe para ser parte del Equipo Mundo en la Laver Cup 2022.
El tercero de ellos es Sebastian Korda, el más silencioso de la generación. El joven de 22 años es hijo del checo Petr Korda, pero tener un padre que tuvo éxito no es garantía de su propio éxito personal. El estadounidense poco a poco ha abierto su camino en el deporte, pero tal vez no con tanto éxito como sus compatriotas. Sin embargo, cuenta con un as bajo la manga.
Además de su padre, Korda ha recibido entrenamiento del ocho veces campeón de Grand Slam Andre Agassi y su esposa Steffi Graf, ganadora de 22 de los cuatro grandes. También Ivan Lendl, gran estrella de los años 80 que estuvo en la primera posición durante 270 semanas, ha sido uno de sus tutores.
El tenis estadounidense ha estado esperando a su próximo ganador masculino de Grand Slam desde que el ex número uno del mundo Andy Roddick se retiró en 2012. La oportunidad de los estadounidense en posicionarse en lo más alto no depende más que de ellos mismos.
Con jugadores importantes al borde del retiro, este 2023 es la oportunidad perfecta para trabajar duro e incluso llegará ser más grandes como sus maestros. Puede que suene un poco utópico alcanzar llegar a ese punto, pero se ha demostrado que en el tenis no hay nada imposible
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Durante décadas Estados Unidos fue la fábrica de grandes tenistas. Primero fue en los años 80: Jimmy Connors, John McEnroe, Chris Evert y la checa nacionalizada estadounidense, Martina Navratilova. Diez años después llegaron Andre Agassi, Pete Sampras, Jennifer Capriati, Lindsay Davenport y las hermanas Williams.
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Pero a inicios de los años 2000 empezaron a llegar tenistas de otros países y los jugadores estadounidenses pasaron a un segundo plano. Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray acabaron con los últimos años de reinado de Agassi y Sampras.
A pesar de que en la WTA aparecieron figuras como la rusa María Sharapova y la bielorrusa Victoria Azarenka, el dominio fue de Venus y Serena Williams. La encargada de seguir con el legado de Estados Unidos fue Serena, la menor de las hermanas, quien logró dejar la vara alta para las tenistas llevándose 23 títulos de Grand Slam durante su exitosa carrera.
Pero el retiro de Roger Federer y Serena Williams, jugadores que marcaron una época del deporte blanco, es la muestra que empezó el recambio generacional en el tenis. Durante los últimos dos años se han visto surgir a jugadores como Carlos Alcaraz, Felix Auger-Aliassime, Iga Swiatek y Aryna Sabalenka, y Estados Unidos no se queda atrás.
En la WTA la principal exponente es Coco Gauff de tan solo 18 años. Nacida en Atlanta, Georgia creció bajo el ejemplo de Venus y Serena lo que la llevo a enamorarse del tenis. En marzo de 2019 debutó como profesional en Indian Wells gracias a una wilcard y un par de semanas más tarde ganó su primer encuentro en el Abierto de Miami.
Dos meses más tarde aceptó una invitación para jugar Wimbledon y en el sorteo le toco enfrentarse Venus Williams. Logró lo inesperado y venció a una de sus inspiraciones de la niñez 6-4 y 6-4, siendo la número 313 del escalafón, teniendo 15 años y sin haber pisado en su vida el All England Club.
A pesar de su corta edad se siente como si la estadounidense hubiera estado en el circuito profesional durante una década. Gauff fue finalista en Roland Garros 2022 donde cayó ante Iga Swiatek, la actual número uno del escalafón.
Pero su juventud es un arma de doble filo. A pesar de su versatilidad y atletismo superior, Gauff no es un producto terminado: ni su personalidad ni su estilo de juego están completamente formados. Sin embargo, lo que Coco tiene es tiempo para acabar de moldearse como tenista.
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En el otro lado de la moneda, la ATP tiene a tres grandes figuras. Taylor Fritz se puso en el ojo del mundo el 20 de marzo en el Masters 100 de Indian Wells. En la final del torneo se enfrentó con Rafael Nadal, lo venció en dos sets corridos y se convirtió en el primer estadounidense en ganar desde que Andre Agassi triunfó allí en 2001.
El progreso a veces ha sido lento para Fritz, quien durante mucho tiempo ha sido considerado miembro de la próxima generación. El estadounidense tuvo un buen cierre el 2022: llegó al top 10 del escalafón, tal como lo hizo su madre Kathy May en los años 70.
Esa presión aumentará, porque su éxito ha creado mayores expectativas para su futuro. Además de lo que depare para la United Cup y el Abierto de Australia, el tenista de 25 años tiene el gran reto de defender el título del primer Masters 1000 de 2023.
La otra gran apuesta del tenis estadounidense es Frances Tiafoe. Hijo de migrantes de Sierra Leona, fue un niño pobre que se enamoró del deporte de ricos. Tiafoe hizo su debut en el tenis profesional en 2015. Curiosamente, fue en ese mismo año de novato cuando ingresó al cuadro principal de Roland Garros y el US Open.
El nacido en Maryland había tenido un recorrido discreto, pero en el Abierto de Estados Unidos del 2022, sorprendió cuando eliminó a Nadal en cuartos de final 6-4, 4-6, 6-4, 6-3. A partir de ese momento, el jugador de 24 años, se ha venido abriendo camino en el tenis un paso a la vez.
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Actualmente ocupa la casilla número 20, pero ya ha hecho parte del equipo de Estados Unidos en la Copa Davis. También ha llegado a cuartos de final en torneos de Masters 1000 y se ganó la confianza de John McEnroe para ser parte del Equipo Mundo en la Laver Cup 2022.
El tercero de ellos es Sebastian Korda, el más silencioso de la generación. El joven de 22 años es hijo del checo Petr Korda, pero tener un padre que tuvo éxito no es garantía de su propio éxito personal. El estadounidense poco a poco ha abierto su camino en el deporte, pero tal vez no con tanto éxito como sus compatriotas. Sin embargo, cuenta con un as bajo la manga.
Además de su padre, Korda ha recibido entrenamiento del ocho veces campeón de Grand Slam Andre Agassi y su esposa Steffi Graf, ganadora de 22 de los cuatro grandes. También Ivan Lendl, gran estrella de los años 80 que estuvo en la primera posición durante 270 semanas, ha sido uno de sus tutores.
El tenis estadounidense ha estado esperando a su próximo ganador masculino de Grand Slam desde que el ex número uno del mundo Andy Roddick se retiró en 2012. La oportunidad de los estadounidense en posicionarse en lo más alto no depende más que de ellos mismos.
Con jugadores importantes al borde del retiro, este 2023 es la oportunidad perfecta para trabajar duro e incluso llegará ser más grandes como sus maestros. Puede que suene un poco utópico alcanzar llegar a ese punto, pero se ha demostrado que en el tenis no hay nada imposible
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