La histórica Teresa Perales: ejemplo de valentía


En las piscinas de París 2024, Teresa Perales estaba segura de que iba a escribir un nuevo capítulo de su historia. La española, una leyenda en la paranatación, logró esa tarde su medalla número 28 en los Juegos Paralímpicos, igualando el récord de Michael Phelps en la natación olímpica. Desde que salió a escena, se dio cuenta de que el ambiente estaba listo para su gesta. Cada movimiento, cada brazada de la campeona, la cargó de emoción. Y al cruzar la meta, se dio cuenta del sueño cumplido. Antes, estaba tensa. A su equipo le dijo: “Si no gano, no hay lágrimas”. Sin embargo, a medida que se acercaba la competencia empezó a relajarse: “Eso sí, si gano, tiene que haber muchas”. Cuando salió del agua, con la medalla de bronce asegurada, miró a su equipo y todos estaban llorando. Y la quebraron, porque entonces se dio cuenta de lo que había hecho: “No podía parar de llorar. Todos estábamos llorando. Fue la medalla más emocionante de toda mi carrera deportiva”.

En las piscinas de París 2024, Teresa Perales estaba segura de que iba a escribir un nuevo capítulo de su historia. La española, una leyenda en la paranatación, logró esa tarde su medalla número 28 en los Juegos Paralímpicos, igualando el récord de Michael Phelps en la natación olímpica. Desde que salió a escena, se dio cuenta de que el ambiente estaba listo para su gesta. Cada movimiento, cada brazada de la campeona, la cargó de emoción. Y al cruzar la meta, se dio cuenta del sueño cumplido. Antes, estaba tensa. A su equipo le dijo: “Si no gano, no hay lágrimas”. Sin embargo, a medida que se acercaba la competencia empezó a relajarse: “Eso sí, si gano, tiene que haber muchas”. Cuando salió del agua, con la medalla de bronce asegurada, miró a su equipo y todos estaban llorando. Y la quebraron, porque entonces se dio cuenta de lo que había hecho: “No podía parar de llorar. Todos estábamos llorando. Fue la medalla más emocionante de toda mi carrera deportiva”.

La primera vez que saltó a la piscina no pensó que iba a llegar tan lejos. Así lo confesó en una entrevista con el canal olímpico, rememorando sus inicios. “Yo empecé con un chaleco salvavidas a nadar con 19 años. Quién me iba a decir que un día aprendería a nadar, que podría ir a competir a unos Juegos, que podría ganar medallas, que podría convertirme en la deportista española con más medallas”, contó la paranadadora. Lo que comenzó como una rehabilitación física para superar una discapacidad terminó convirtiéndose en una de las carreras más impresionantes en la historia del deporte adaptado.

Teresa Perales Fernández nació en Zaragoza el 29 de diciembre de 1975. A los 19 años, su vida dio un giro drástico cuando una neuropatía le provocó pérdida total de movilidad en las piernas. Ante la adversidad, la española encontró en la piscina un refugio. Aprendió a nadar y, de manera casi inmediata, su primer entrenador vio el potencial que tenía. La alentó a competir y, poco después, comenzaron los campeonatos. La deportista destacaba en cada prueba, ascendiendo rápidamente en la paranatación y demostrando que su fuerza mental superaba cualquier barrera física.

La neuropatía periférica, la enfermedad que le cambió la vida, es una afectación que perjudica los nervios fuera del cerebro y la médula espinal, impidiendo que las señales motoras lleguen de manera adecuada a las extremidades. En su caso, esto provocó la paraplejia que la dejó sin movilidad en las piernas. A pesar de ello, nunca dejó de buscar maneras de desafiar sus limitaciones físicas. La neuropatía periférica no es degenerativa en todos los casos, y aunque su condición no progresó rápidamente, la campeona paralímpica siempre estuvo consciente de que su cuerpo podría cambiar con el tiempo.

Con los años, sí experimentó una progresión en su enfermedad. En los últimos Juegos Paralímpicos, de hecho, Perales confesó que subirse al podio fue uno de los retos más complicados de toda su carrera debido a los obstáculos que tuvo que enfrentar. “Fue la medalla más emocionante de toda mi carrera, por lo que me tocó vivir”, declaró.

Según el canal olímpico, la española se vio obligada a cambiar radicalmente su estilo de nado en el último año y medio. En 2023, perdió gran parte de la movilidad en su brazo izquierdo, lo que la llevó a adaptar su técnica para poder seguir compitiendo. Tuvo que cambiar de categoría y aprender de nuevo a nadar con una capacidad física distinta. Sin embargo, la española nunca dejó que eso la frenara, mostrando una resiliencia que ha marcado toda su vida.

Desde sus inicios en la paranatación, la campeona luchó no solo en el agua, sino también por el reconocimiento de su deporte. Hace años, los atletas paralímpicos no eran considerados deportistas. Hoy es diferente, eso cambió con el tiempo. “Cuando yo empecé a competir no éramos considerados atletas de alto nivel (...). Y una de las cosas que más ilusión me ha hecho ha sido poder cambiar la forma en la que la gente nos mira. En la que me miran a mí, que ya no me miran con esa condescendencia y esa lástima, sino que me miran con orgullo”, explicó en entrevista para Olympics.com. La española no solo cambió su vida, sino que también transformó la percepción del deporte adaptado en España y el mundo.

Los resultados hablaron por sí mismos. Con 28 medallas en Juegos Paralímpicos —distribuidas entre siete oros, 10 platas y 11 bronces—, Teresa Perales se convirtió en una de las deportistas más ganadoras de todos los tiempos. Desde su debut en Sídney 2000, pasando por Atenas, Pekín, Londres, Río de Janeiro, Tokio y finalmente París 2024, la zaragozana siempre se mantuvo en la élite. Su dominio no se limitó a los Juegos; también brilló en campeonatos mundiales, en los que logró 20 medallas, incluidos cinco récords mundiales. En campeonatos de Europa, acumuló 37 preseas, de las cuales 10 fueron de oro. La española ha dejado una huella imborrable en la paranatación, convirtiéndose en un ícono del deporte.

El legado de Teresa Perales es incuestionable. Ha demostrado que la valentía y la determinación pueden romper cualquier barrera. Será uno de los personajes de la ceremonia de El Espectador y Movistar que premia al mejor deportista del año en Colombia. Su capacidad para superar adversidades, reinventarse y seguir compitiendo al más alto nivel es un ejemplo para deportistas de todo el mundo. Incluso después de haberlo ganado todo, su ambición sigue intacta. “Siempre tengo algo más por lo que pelear. 28 medallas era algo que estaba muy bien, era lo que quería. Me habría encantado superarlas, pero bueno, el ciclo ha sido muy difícil y habrá que esperar. Así tengo la excusa para ir a Los Ángeles”.

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