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La impresionante historia de Jeison “Goku” López, el nuevo medallista olímpico

Tras su medalla de plata en el levantamiento de pesas, repasamos la historia del chocoano, que habló con El Espectador antes del inicio de los Juegos Olímpicos. Desplazado por la violencia de su natal Bajo San Juan, el pesista se formó en el Valle del Cauca. En Cali cultivó el sueño olímpico que coronó en las justas de París 2024.

Fernando Camilo Garzón
09 de agosto de 2024 - 06:12 p. m.
Jeison López logró su clasificación en Tailandia, donde hizo récord mundial en el arranque de los 89 kg. / IWF
Jeison López logró su clasificación en Tailandia, donde hizo récord mundial en el arranque de los 89 kg. / IWF
Foto: Instagram @jeison_lopez99
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Todavía retumbaba en el escenario el eco de los parlantes que anunciaron su nombre. Jeison López entró en escena. “¡Duro, Goku!”, se escuchó un grito lejano y perdido, preludio del absoluto silencio. El chocoano, absorto frente a la barra, miraba los 182 kilos que nadie en su categoría, los 89 kilogramos, había levantado jamás. Goku avanzó, superando la nube de polvo que quedó en el aire después del aplauso que dio con sus manos llenas de tiza de magnesio. Tomó la pesa, miró al frente y bajó el cuerpo. Como en un trance, el reloj se paró unos segundos hasta que el embrujo se rompió cuando llegó el jolgorio, la celebración por el récord mundial. Así fue su sobrada clasificación olímpica a París 2024, justas en las que coronó su anhelada medalla.

Gracias a esa actuación se sabía que López iba a hacer una gran participación en los Juegos Olímpicos, como terminó sucediendo. Su presea de plata era esperada y una recompensa a su gran historia.

Esa clasificación fue este año en Phuket, Tailandia. Desde entonces, la ilusión de subirse al podio olímpico se volvió real y este viernes se cumplió la promesa. “Por los resultados que traía, era candidato a medalla. No importaba lo que hice hasta ahora. Sabía que tenía que trabajar más fuerte que antes, para conseguir la medallita”, le dijo el pesista a este diario.

Jeison López recuerda especialmente la clasificación a París, dice. Pues, tras los aplausos, las medallas, las luces, las cámaras y las entrevistas, llegó la nostalgia. En sus cimas más altas, el deportista siempre tuvo la maña de mirar el pasado, las horas más bajas que construyeron los anhelos del ahora. Tenía 12 años cuando empezó a levantar pesas. Su papá no tenía dinero para sustentar su talento y entonces, después del colegio, empezó a vender dulces en una choza en Cali para poder reunir los $3.000 que le costaban los pasajes del bus que lo llevaba al entrenamiento.

Le dijeron que le veían talento, y López les creyó. No llevaba ni tres meses entrenando cuando lo llevaron a sus primeros Juegos Departamentales. “Soy chocoano, pero me hice atleta representando al Valle”, recuerda el pesista. Los rivales le sacaban muchísima ventaja. Ante su preparación de años, el precoz deportista solo podía exhibir semanas. Sin embargo, cuando se enfrentó a la barra, confirmó el presagio: levantó 62 kilos en arranque y 72 en envión. El resultado: quedó último. “No me importó. La clave de ese día fue que me di cuenta de la satisfacción que da cumplir los objetivos. Descubrí mi pasión. Estaba hecho para competir. Lo entendí ese día y entonces empecé a entrenar con más ganas”.

El ascenso fue continuo y descollante. Muy joven se ganó el apoyo económico del Ministerio del Deporte, en aquel entonces Coldeportes, y del Valle del Cauca, departamento que hoy todavía financia la preparación del atleta.

Por su fuerza descomunal, y el cabello largo de esos años, los amigos con los que se formó en el gimnasio, Luis Javier Mosquera y Andrés Mauricio Caicedo, empezaron a llamarlo Goku. Y como Kakaroto, el personaje de Akira Toriyama que llegó a la Tierra desde el planeta Vegeta, el chocoano se convirtió en un prometido. Uno de los elegidos de las pesas colombianas para renovar la historia de gloria olímpica de las últimas décadas. Hoy, cuando piensa en sus inicios, Jeison López se pone nostálgico. Dice que la halterofilia fue la oportunidad que le cambió la vida.

Chocó, la tierra añorada de Jeison López

Era en aquellas tardes, mirando a través del cristal del bus que lo llevaba al entrenamiento, que la tristeza llegaba de repente y las lágrimas pesaban más que los discos que levantaba en el gimnasio. De frente a la urbe impuesta, el paisaje citadino lo hacía extrañar las gotas de lluvia que decoraban su pueblo natal. Cerraba los ojos y escuchaba el murmullo de los pájaros en la selva o el parsimonioso correr del río del Bajo San Juan, la tierra de sus ancestros de la que lo obligaron a salir huyendo.

Antes de las pesas no había hecho ningún deporte. Su cuerpo terso y fornido se formó del trabajo en la finca de su papá, sembrando pancoger y plantas de colino, cargando bultos o abonando la tierra. Con poco, recuerda, eran felices. Al lado del río, que en la añoranza de los recuerdos cada día se le hacía más bonito, pensaba en las risas de los juegos de infante, del hambre saciada cuando el estómago se ponía famélico o del suave arrullo del agua que se golpeaba contra las piedras.

Tenía 12 años el día en el que con su papá y su hermano tuvieron que salir corriendo de su tierra. No alcanzaron ni siquiera a recoger sus cosas cuando, pavorosos, huyeron con la misma ropa que tenían puesta. La diáspora la siguió toda la familia. En cinco meses, ya ninguno se bañaba en el Río San Juan. Cali, entonces, se convirtió en una ciudad desgarradora para Jeison López. No había ni una cuadra que no le recordara el amor de su rancho, la felicidad de la inocencia y la saudade de su tierra ultrajada.

El sueño olímpico de “Goku”

Dos años antes de la tragedia, Jeison López se enamoró de las pesas. Su mamá, que enferma había viajado a Cali, volvió a casa con un periódico en el bolso. Había un artículo que hablaba de su primo, el muñeco Wílmer Torres. Y asombrado del portentoso hombre en la fotografía, con el que le dijeron que compartía su sangre, la extraordinaria fuerza del extraño, que levantaba con sus gruesos brazos la retadora barra, despertó en el niño la curiosidad que alimentaría su sueño olímpico.

Recién llegado a Cali, fue el primo, de ojo clínico, quien lo llevó al gimnasio para forjar su futuro atlético y, desde entonces, Goku jamás abandonó el anhelo. A París llegó en el pico de su rendimiento, un avance progresivo que lo ha llevado a mejorar sus marcas, competencia tras competencia. “Jeison es un deportista que conocemos desde las juveniles. Su progreso ha sido impresionante y su hambre de triunfo es descomunal. Su récord mundial, obviamente, nos puso a soñar con la medalla olímpica. Si no pasa nada extradeportivo, él es nuestra principal carta en París 2024”, explicó en su momento Luis Arrieta, entrenador de la selección nacional de levantamiento de pesas. ¡Tenía razón!

Jeison López le dio a Colombia su segunda medalla olímpica en París 2024, pues Ángel Barajas ya había “bajado bandera” con su plata en la gimnasia artística. Es la décima medalla olímpica del levantamiento de pesas para el país, que gracias a la halterofilia acumula podios de forma ininterrumpida desde Sídney 2000.

Antes estuvieron: Óscar Figueroa, que logró una medalla de oro en Río de Janeiro 2016 y una de plata en Londres 2012; María Isabel Urrutia, que ganó la primera medalla de oro para Colombia en Sídney 2000; Luis Mosquera, con una plata en Tokio 2020 y un bronce en Río de Janeiro 2016; Diego Salazar, que obtuvo una medalla de plata en Pekín 2008; Leidy Solís, quien también se llevó una medalla de plata en Pekín 2008; Mabel Mosquera, que ganó un bronce en Atenas 2004; y Ubaldina Valoyes, quien se colgó un bronce en Londres 2012.

En total, los pesistas colombianos han acumulado 10 medallas olímpicas, que estaban distribuidas en dos de oro, cuatro de plata y tres de bronce. Ahora se suma una nueva plata, un nuevo podio que es histórico.

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Elizabeth(24957)10 de agosto de 2024 - 01:11 p. m.
Felicitaciones por el logro. Lindo escrito!
Pablo(88449)09 de agosto de 2024 - 10:41 p. m.
Felicitaciones ¡campeón! qué siga los éxitos.
Guillermo(n5sqs)09 de agosto de 2024 - 10:24 p. m.
¡ Excelente crónica !. Ese es el relato de nuestros campeones.
conrado(xybxp)09 de agosto de 2024 - 08:33 p. m.
Un abrazote.
Alberto(3788)09 de agosto de 2024 - 06:25 p. m.
Muy buena.
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