El entrenador en jefe Phil Jackson, de Los Angeles Lakers, durante el juego contra los Dallas Mavericks en las semifinales de la Conferencia Oeste durante los Playoffs de la NBA 2011, en el American Airlines Center, en Dallas, Texas.
Foto: AFP - RONALD MARTINEZ
Con frecuencia me piden que revele el secreto de los Bulls de la temporada 1995-96, que algunos consideran el mejor equipo de baloncesto que ha existido. ¿Cómo es posible que un equipo que en mayo no tenía nada que hacer se transformase, en cuestión de meses, en un conjunto imbatible? La respuesta sencilla consistiría en afirmar que tuvo que ver con las superestrellas: Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman. En este deporte, el talento solo te permite llegar hasta cierto punto.
Por Phil Jackson y Hugh Delehanty * / Especial para El Espectador
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