La reinvención de Sara López: cuando se ha ganado todo, solo queda seguir soñando
En entrevista con El Espectador, la mejor arquera de todos los tiempos habló de sus nuevos objetivos y los sueños que le quedan por cumplir. También habló de la nueva parada de la Copa Mundo de tiro con arco, que empezó este martes en Medellín e irá hasta el 18 de junio.
Fernando Camilo Garzón
Algo cambió para Sara López en Lima 2019. Era la primera vez que competía en unos Juegos Panamericanos, pues su deporte, el tiro con arco compuesto, no hacía parte del ciclo olímpico hasta que empezó a incluirse en los últimos años. La capital de Perú a la risaraldense, considerada la mejor arquera de todos los tiempos, se le hizo extraña. El cielo gris y encapotado, el frío que le helaba los dedos antes de lanzar la flecha y el campo lleno de lujos en medio de los barrios más marginales de Lima, hoy en día un escenario deportivo olvidado y entregado al abandono, embriagaron a López de una extraña sensación de tristeza.
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Algo cambió para Sara López en Lima 2019. Era la primera vez que competía en unos Juegos Panamericanos, pues su deporte, el tiro con arco compuesto, no hacía parte del ciclo olímpico hasta que empezó a incluirse en los últimos años. La capital de Perú a la risaraldense, considerada la mejor arquera de todos los tiempos, se le hizo extraña. El cielo gris y encapotado, el frío que le helaba los dedos antes de lanzar la flecha y el campo lleno de lujos en medio de los barrios más marginales de Lima, hoy en día un escenario deportivo olvidado y entregado al abandono, embriagaron a López de una extraña sensación de tristeza.
En esa oportunidad, la colombiana en la rama individual se llevó un oro histórico, por lo inédito del título, pero perdió en la competencia por equipos. Aunque se llevó el bronce junto a Daniel Muñoz Perez, su compañero de batallas, la derrota caló fuerte en la oriunda de Pereira.
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Hasta entonces, la carrera de Sara López nunca había dejado de asombrar por su relato de leyenda. Por los incontables títulos mundiales, las marcas sin precedentes y un dominio total de su deporte que pocos atletas en el mundo han logrado con tanto éxito. Pero, conseguido todo lo que había que por ganar en la rama individual, la colombiana empezaba a preguntarse, por aquellas épocas de Lima 2019, qué más le quedaba por delante. ¿Con qué soñar cuando ya has ganado todo? ¿Si ya no le quedaban marcas por romper como deportista individual, no era momento, precisamente, de dominar el tiro con arco también en la rama mixta? De ahí venían las dudas, que se asentaron con los años, y por eso la derrota en los Panamericanos dejó una huella especial en su cabeza.
El tiempo pasó, las medallas siguieron llegando y, aun después de consagrar un 2022 magnífico, con cinco récords guinness oficiales, el reconocimiento a la Deportista del año de El Espectador y el título en los Juegos Mundiales de Birmingham, aquella sensación melancólica no dejaba el cuerpo de Sara López.
La pereirana estaba en una encrucijada y las dudas venían de todos los frentes. Todavía no olvida los titulares de prensa que, cuando a principio del año pasado se empezaron a registrar algunas derrotas en la rama individual, se preguntaban si ella seguía vigente, si era la misma o si su tiempo, después de más de una década de dominio, ya había pasado.
“Yo leía eso y no entendía por qué los medios tenían que enterrarme para generar sus contenidos. No es que haya dejado de ganar como lo hacía antes, es que, del último año para acá, sobre todo después de la pandemia, entendí que mis objetivos habían cambiado. Si individualmente ya había ganado todo, ¿por qué no buscar lo mismo en las competencias por equipos? Esa se volvió mi prioridad”.
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Las dudas y las críticas, aunque sin duda injustas, podrían entenderse porque, desde que empezó su carrera profesional, Sara López nunca dejó de ganar. Solo habría que repasar su palmarés para perder el aire al intentar leerlo de corrido: siete veces campeona de finales de Copa Mundo y ganadora de 52 medallas de oro internacionales; 11 récords mundiales, 12 récords nacionales, 13 récords en América. Campeona mundial individual, mixta y equipos de World Games, y considerada, según el ránking global, la mejor arquera del mundo, y, según los expertos, también la mejor en la historia del arco compuesto.
Una historia que empezó 14 años atrás cuando, recién salida del colegio, le pidió de regalo de grado a sus padres que se ahorraran el dinero de excursión escolar para que la mandaran a una parada de la Copa Mundo de Tiro con Arco que se hizo en Salt Lake City, Estados Unidos. Compitió con lo que sabía, “me fue re mal”, recuerda. No obstante, conoció un mundo hasta entonces solo soñado. Se codeó con los mejores arqueros del mundo, entendió las dinámicas de la alta competencia y cultivó la ilusión de ser destacarse en su disciplina para viajar y recorrer el planeta.
Para ese entonces ni siquiera era mayor de edad. Fue un año después, ya con 18, cuando viajó en 2013 oficialmente con la selección de Colombia a la Copa Mundo en Antalya (Turquía), que su nivel llegó a la cúspide. Confiesa que no esperaba nada y que los títulos logrados en esa parada fueron una sorpresa nacional.
Incluso, la Federación nacional de Tiro con Arco no quería que ella viajara. A pesar de que para entonces ya poseía la marca nacional y era la campeona, los dirigentes la consideraron muy joven y carente de experiencia. Pero, ante los malos resultados de la selección en un torneo previo, una semana antes de la competencia en Turquía reconsideraron su postura y le pidieron que viajara, “para ver cómo le iba”.
Y Sara López, que al tiempo debía dividir su dedicación al tiro con arco con sus estudios de medicina en la universidad, fue a pedir permiso, en plenos exámenes finales, para poder viajar. La institución fue tajante: “No. O viaja a competir y retira sus materias, o se queda y presenta los exámenes”. Y la pereirana escogió la primera opción. Al volver de Antalya, recuerda, la universidad la recibió con bombos y platillos. Su cara estaba en carteles que estaban pegados por todo el campus. “Sara López, campeona del mundo”, nadie lo esperaba.
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“Me presionaba mucho. Por cumplir en la carrera y por ganar en el deporte. Eso me llevó a una crisis tremenda. Aprendí a las malas. Ya me permito sentirme mal, no me doy duro y no me importa fracasar”.e la llevó a ser la mejor del mundo, pesaba en el cuerpo. Las noches en vela, entre las lágrimas y la ansiedad por tratar de cumplir con sus dos mundos, la llevaron al agotamiento. Y cuando estalló la pandemia, por el miedo al contagio trabajando en un hospital, dejó la carrera cuando ya estaba a punto de terminar. Fue un quiebre duro, pero que, con el tiempo, le enseñó a dejarse llevar. A planear menos y disfrutar más, ahora está enfocada 100% en el arco y lo está disfrutando como nunca se lo había permitido.
“Me presionaba mucho. Por cumplir en la carrera y por ganar en el deporte. Eso me llevó a una crisis tremenda. Y aprendí a las malas. Ya me permito sentirme mal, no me doy duro y no me importa fracasar”.
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Sara López, la mejor arquera del mundo
Para ser la mejor en el tiro con arco compuesto, un deporte en el que la perfección es el principal objetivo, es difícil no ser exigente. Se diferencia en eso del tiro con arco recurvo, la rama de este deporte que sí está admitido en los Juegos Olímpicos. En la disciplina de López, explica, se pierde por milímetros: “Cuando en el recurvo alguien falla una flecha, todavía puede ganar. En el compuesto, un fallo significa que ya no hay nada que hacer”.
En palabras más sencillas: la diferencia entre los dos arcos es que uno, el de los Olímpicos, es el mismo arco que se usa en las películas —dice López—, mientras que el otro, en el que ella es experta, es propio de la cacería, la raíz de este deporte. “El arco compuesto tiene un objetivo más pequeño. Mientras que el recurvo tiene una distancia de 70 metros a una diana de 120 centímetros, el compuesto recorre 50 metros, con una diana de 180″, explica.
Esa perfección fue la que la enamoró la tarde de su niñez cuando acompañó a su hermano, que, ante la exigencia de su padre por escoger algún deporte, eligió el “más sencillo”, uno en el que no tocara moverse. Y estaba profundamente equivocado, dice Sara López, que desde entonces quedó enganchada a la disciplina en una época en la que a todas las niñas las mandaban a practicar recurvo. Pero ella quería hacer compuesto y nadie la hizo cambiar de idea.
Antes, con el arco compuesto se tiraba desde cuatro distancias: 70, 60, 50 y 30 metros. Y en todas Sara López era excelente, menos en los 50 metros, la que finalmente terminó siendo aceptada por la organización mundial de arquería como la única distancia válida. El cambio le costó noches de llanto y días de padecer para poner la flecha en el centro, pero en su capacidad de adaptarse, la colombiana encontró la clave de su éxito.
En eso y en la llegada de su entrenador Ever Mantilla, la persona que la llevó al otro nivel. Lo considera casi un padre porque fue quien le enseñó que para llegar tan alto como la inspiraban sus sueños debía trabajar el doble de duro. Y Mantilla le dio todo de sí para volverla la mejor del mundo, se convirtió en su nutricionista, su psicólogo y su preparador físico.
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De su mano, lo reconoce, fue que llegaron los títulos, los campeonatos mundiales y el reconocimiento. Él, terco y muchas veces incomprensivo por su obsesión con ganar, la dotó de un espíritu de sacrificio que nadie más le habría podido dar. “Entendí que para llegar a la perfección, había que entrenarla. Por eso, llevo 14 años entrenando”, dice López, quien todavía hoy, después de dominar el arco compuesto mejor que nadie en la historia, sigue los pasos y el entrenamiento que le indica Mantilla al pie de la letra.
“Él me dice que si le doy al centro, al 10, me suma dos puntos. Pero, si le doy al 9 son -2. Y hasta que no sume 80 puntos no puedo dejar de entrenar”, resume López al explicar uno de los tantos métodos que la han llevado a la perfección absoluta y el dominio de la técnica.
Mismas habilidades que le provocaron ese vacío que sintió en Lima, cuando la derrota le demostró que todo lo que había por ganar ya lo había ganado.
Hoy, entonces, los sueños están enfocados en otras gestas. En dominar lo que todavía le falta y, tal vez algún día, ir por una medalla olímpica. No le quita el aliento tampoco. Desde que empezó en el tiro con arco sabía que el compuesto no estaba en el calendario, pero no le importó. Nunca ha sido su motivación y nunca ha querido pasarse al arco recurvo por temor a perder todo lo que ha ganado en su campo.
Pero si llega la posibilidad, la abrazará con alegría. Poco a poco, el arco compuesto se ha metido en las competencias del ciclo olímpico. Primero en Sudamericanos, después en los Centroamericanos y finalmente en los Panamericanos. Ahora, dicen que llegará a los Olímpicos de los Ángeles 2028.
Si es así, irá con todo por el oro, su meta final. Pero, si no, a Sara López le preocupa más su legado. “¿Qué le dejo a los que llegan? ¿Cómo podemos hacer que el tiro con arco sea tenido en cuenta? He luchado toda mi carrera para lograr sueldos equitativos entre hombres y mujeres, porque en Colombia nos construyan mejores espacios, por mostrar nuestro país al mundo. Eso me parece mucho más importante que cualquier título, récord o medalla”.
Y lo más importante: ser feliz. En eso consiste la reinvención de Sara López. En seguir soñando cuando parece que no hay nada más que soñar. Que más que ganar, lo importante es dfisfrutar de lo que se hace y lo que se vive.
La Copa Mundo de Medellín
Sara López es la capitana de la selección de Colombia que representará a Colombia en la Copa Mundo que se realiza en Medellín desde este martes hasta el próximo 18 de junio. Es la séptima vez que este evento, uno de los eventos más importantes del mundo del tiro con arco (2013, 2014, 2015, 2016, 2019, 2022 y 2023), está en la capital antioqueña.
El certamen, de arco recurvo y compuesto, es de entrada gratuita y participan 316 arqueros provenientes de 40 países, con presencia de campeones olímpicos y mundiales.
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