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Los Juegos Olímpicos de Tokio entraron en su recta definitiva y de a poco se acaban las competencias en la capital japonesa. Uno de los últimos atletas colombianos que entrará en acción es John Alexander Castañeda, quien competirá en los 20 kilómetros marcha el próximo jueves a las 2:30 a.m., hora colombiana.
Aprovechando que los medios lo han buscado para hablar de su vida y de lo que será la prueba, Castaño usó sus redes sociales para contar un poco de su historia y resumir lo que ha sido su batalla para cumplir el sueño de estar en Tokio.
Este fue el texto que compartió el marchista colombiano:
Muchos periodistas me han entrevistado recientemente y varios coinciden en preguntar: ¿Quién es John Alexander Castañeda? En su momento contesté de rapidez, pero hoy, de manera más profunda, digo:
Más allá del deporte, soy un joven estudiante de Universidad pública, salido de colegio público y jardín de cuadra, criado en un barrio estrato dos del sur de Bogotá. Hijo de padres separados de clase baja trabajadora, papá tendero, mamá costurera, primera generación de familia campesina radicada en la ciudad por las pocas oportunidades.
Sin techo propio ni ahorros, pago arriendo con mi familia y uso bicicleta como medio de transporte. Soy un trabajador sin experiencia, pues en este mundo laboral no se tiene en cuenta lo que se suma siendo cajero, mesero, rematador, revendedor, tendero, vendedor informal, dishwasher, puller, delivery, entre otras cosas.
Vendí dulces en el colegio desde quinto de primaria hasta 11. Hoy trabajo con productos de suplementación deportiva y dietaria, también a manera de emprendimiento en diseño y confección de ropa deportiva con una marca propia o en lo que salga según la temporada.
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Además, como instructor de atletismo en escuelas de formación deportiva, he alentado los sueños de jóvenes que quieren transformar su vida con el deporte así como yo lo he hecho.
Soy el orgullo de la familia por mi forma de ser y por los varios logros que he obtenido, como lo es sumar más de 200 vuelos en avión sin poner un peso, más de 20 países conocidos sin familiares en el extranjero, cuatro títulos académicos con becas y honores.
En pocas palabras he salido adelante gracias al apoyo que he recibido de mi familia. Soy uno mas del montón, uno de los muchos ignorados del día a día, alguien de la plebe, del común, un ciudadano de a pie, un paisano de abajo, un colombiano auténtico, un socio del barrio, uno más de ese 70% de colombianos que ha crecido en adversidad y lucha a diario superando obstáculos para cumplir sueños y metas.
Con el adicional que mi labor es algo más reconocida que la de la mayoría, es una pena que no todos puedan tener este privilegio. Por eso mis triunfos se los dedico a ellos, a los invisibles que mantienen este país a flote.