Laura Vargas, la pionera de Colombia en el mundo del skeleton

Los relatos de migración y los deportes de invierno van de la mano en la historia de los atletas olímpicos de Colombia. A ese listado de se quiere sumar Laura Vargas, de 23 años, quien destaca en una disciplina exótica para nuestro público.

Los relatos de migración y los deportes de invierno van de la mano en la historia de los atletas olímpicos de Colombia. A ese listado de se quiere sumar Laura Vargas, de 23 años, quien destaca en una disciplina exótica para nuestro público.

Por cuestiones del trabajo de su padre como vendedor de maquinaria, su familia se trasladó a México, donde Laura nació. Pasó su infancia en el Distrito Federal y cuando cumplió 10 años se mudó a Calgary, Canadá, donde reside en la actualidad.

En enero de este año, Laura logró una hazaña histórica para el país al convertirse en la primera colombiana en participar en el Campeonato Mundial de Skeleton, que se celebró en St. Mortiz, Suiza. “Fue una competencia muy emocionante. Estar allá y poder competir contra las mejores del mundo fue un logro. Me da más motivación para seguir adelante y seguir mejorando”, reflexionó.

Ha sido un recorrido que le ha involucrado tiempo, esfuerzo e inversión. Lo que empezó sin presión como un pasatiempo hace casi ocho años, se convirtió en algo serio luego de que ganara su primera competencia en Calgary.

Creció en medio de una mezcla de culturas. Su familia le heredó su identidad como colombiana mientras vivían en Ciudad de México. Al crecer en el Distrito Federal, nunca le faltaron las novenas, las arepas y el ajiaco. Ya en Canadá se terminó de formar escolarmente y conoció el skeleton, deporte que la dejó fascinada.

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El skeleton -disciplina en la que Vargas es pionera para Colombia-, también conocido como trineo simple o sencillo, es la modalidad más antigua que existe de este deporte. El objetivo es descender de la manera más rápida posible un circuito con varias curvas, en el que se alcanzan velocidades superiores a los 100 km/h.

Al principio los trineos no estaban en sus planes. Antes de meterse en el mundo de la velocidad practicaba la danza artística, pero con el tiempo se alejó de dicha disciplina. Poco después, y por casualidad, Laura se topó con un anuncio en el que se enteró de que había una escuela que quería reclutar atletas de skeleton. Lo intentó y le gustó.

Empezó a practicarlo con 15 años, pero le tocó parar a los 18 porque se fue a Vancouver a la universidad. Tras concretar sus estudios en ingeniería biomédica, Laura retomó con mayor impulso su pasión por el skeleton. En ese proceso conoció a Joseph Cecchini, su entrenador, quien participó en las Olimpiadas de Invierno de 2018 y actualmente es formador de talentos en Calgary.

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Antes de irse a estudiar, Vargas participó en representación de Canadá en los Juegos Olímpicos de Invierno de la Juventud en Lillehammer (Noruega), en 2016. Allí conoció a los atletas del Comité Olímpico Colombiano (COC), quienes la alentaron a representar al país de sus orígenes.

Cuando terminó la universidad se comunicó con Sebastián Uprimny, quien representó a Colombia en las justas invernales de Pekín 2018, y le ayudó a entrar en contacto con el COC para hacer posible competir en nombre del país.

“Me pareció muy chévere representar al país de donde son mis raíces y mostrar que hay lugares que no son invernales y pueden ser parte de las Olimpiadas”, comentó Laura sobre la posibilidad de representar a Colombia. El Comité Olímpico Mexicano también le propuso que los representara, pero vestir de amarillo, azul y rojo la emocionaba más.

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Su sueño es competir en las próximas Olimpiadas de Invierno, que tendrán sede en Milán-Cortina d’Ampezzo (Italia), en febrero de 2026. El primer escalón de esa ruta lo alcanzó tras participar en el Mundial de Skeleton. A ese evento clasificó tras ubicarse entre las mejores 50 del mundo, luego de promediar buenas participaciones en distintas competiciones, destacando un quinto lugar que consiguió en Corea del Sur.

A diferencia de otras disciplinas, el escenario en el skeleton es cambiante, dependiendo de la sede. Quienes conocen de antemano las pistas tienen una ventaja sobre sus competidores. En Suiza, para el Mundial, Laura tuvo seis intentos de práctica antes de entrar a competencia.

También influye en su preparación la época del año, pues solo puede entrenar desde mediados de octubre hasta finales de marzo en pista. El resto del año, sobre todo en los meses de verano, ella y sus colegas trabajan en otras variables como la fuerza y la explosividad, con el fin de mejorar la carrera que toman para impulsarse en cada tanda.

Para clasificar a las Olimpiadas, Laura tendrá que ubicarse entre las mejores 25 del mundo. De promediar un buen puntaje, será merecedora de un boleto a la máxima cita de los deportes de invierno.

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