Los Celtics quieren dejar de vivir del ayer: el recuerdo del último anillo de Boston
Tras vencer a Cleveland (4-1 en el global de la serie), el cuadro de Massachusetts es el primer finalista de conferencia de la NBA. Con 17 títulos, son el equipo, junto a Los Ángeles Lakers, más ganador en la liga estadounidense. Sin embargo, el campeonato les es esquivo desde 2008.
Fernando Camilo Garzón
El TD Garden todavía recuerda la noche de ese 2008, la del último título, como si fuera ayer. El pabellón se queda en silencio ante el testimonio de esa memoria. Ya han pasado más de 15 años desde que Boston Celtics alzó su último título de la NBA, las 17 coronas que en su momento lo convirtieron en el máximo estandarte del baloncesto a nivel mundial. Desde entonces, la sequía atormenta a los seguidores del equipo del trébol de tres hojas, el desafortunado conjunto que en los últimos años se olvidó de la mística ganadora que, sobre todo en los 60, llenó su palmarés de trofeos y trofeos.
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El TD Garden todavía recuerda la noche de ese 2008, la del último título, como si fuera ayer. El pabellón se queda en silencio ante el testimonio de esa memoria. Ya han pasado más de 15 años desde que Boston Celtics alzó su último título de la NBA, las 17 coronas que en su momento lo convirtieron en el máximo estandarte del baloncesto a nivel mundial. Desde entonces, la sequía atormenta a los seguidores del equipo del trébol de tres hojas, el desafortunado conjunto que en los últimos años se olvidó de la mística ganadora que, sobre todo en los 60, llenó su palmarés de trofeos y trofeos.
El que lo cambió todo fue Bill Russell. Su llegada en 1956, tras un histórico traspaso, llevó a Boston Celtics a obtener su primer campeonato en la temporada 1956-57. A partir de 1959, Russell lideró al equipo en una racha de ocho campeonatos consecutivos. Una de las dinastías más brillantes de las que se tenga recuerdo en la historia del deporte. Entre 1960 y 1969, los Celtics ganaron nueve títulos de la NBA, gracias a la colaboración de jugadores destacados como Bob Cousy, Bill Sharman, Tom Heinsohn, y los Jones (Sam y K.C.), además de incorporaciones clave como John Havlicek. Esta década gloriosa culminó con la retirada de Russell en 1969, quien dejó un legado de 11 campeonatos, el mayor en la historia de la NBA.
La sombra del legado de Russell jamás dejó de perseguir a los Celtics. No obstante, tras su adiós, Boston no perdió brillo. Durante los años 70, la franquicia experimentó una transformación, marcada por la llegada de jugadores destacados como Dave Cowens y el liderazgo de Tom Heinsohn desde el banquillo. A pesar de algunos tropiezos iniciales, los Celtics resurgieron, alcanzando su récord absoluto de victorias en la temporada regular en 1973 y logrando el título de la NBA en 1974 y 1976.
El nuevo decenio, en 1980, marcaría una nueva era dorada para los Celtics, liderada por la incorporación de Larry Bird, el otro histórico de la franquicia. Junto a otros jugadores clave como Kevin McHale y Robert Parish, formaron el famoso “Big Three”, llevando al equipo a múltiples éxitos, incluidos los títulos de la NBA en 1981, 1984 y 1986. Fue una época tan deslumbrante, la segunda más recordada en la historia del equipo, que el destello tardaría años en dejar de brillar. Fue después de ese anillo, el del 86, que llegó la sequía más recordada en la historia de los Celtics: 22 años sin alzar la copa. A los inalcanzables los terminaron cazando los feroces angelinos de los Lakers. Y donde antes hubo un rey indiscutido, de repente la lucha por el trono de la NBA terminó siendo una batalla de dos.
El recuerdo imborrable de 2008
La pesadilla acabaría en 2008, luego de un prolongado trasegar de derrotas. Boston Celtics, un equipo grandioso en la primera era de la Liga, vio eclipsado su legado, pues tras sus épocas de gloria llegaría la verdadera cumbre de la NBA. Pasaron Magic Johnson y sus Lakers, Michael Jordan y sus Bulls, los Pistons de Isiah Thomas y los Rockets de Hakeem Olajuwon. Más tarde vendrían los Spurs de Manu Ginóbili, Tony Parker y Tim Duncan, y por supuesto los Lakers de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant. Mientras la NBA se abrió al mundo, Boston quedó rezagado.
La historia cambiaría sobre el final de la primera década del nuevo milenio. En 2008, los Celtics se reconfiguraron completamente con la adquisición de Ray Allen y Kevin Garnett. Ambos se unieron a Paul Pierce para formar un nuevo “Big Three”, el sueño de revivir la época dorada de los años 80 alimentó la ilusión de un equipo que, por fin, volvió a los primeros planos.
La poderosa combinación lideró al equipo durante una temporada regular impecable, culminando con un récord de 66 victorias y 16 derrotas. En los playoffs, superaron desafíos significativos, incluidos los Cleveland Cavaliers de LeBron James, para enfrentarse a sus eternos rivales, Los Ángeles Lakers, en las finales de la NBA. La final colmó el morbo de todos los seguidores del baloncesto, pues se revivía la gran rivalidad que formó la épica de la Liga. Los Celtics dominaron la serie 4-2, asegurando su anillo número 17, récord absoluto de la NBA. Paul Pierce fue nombrado MVP de las finales, convirtiéndose en una figura inolvidable para la franquicia. Sobre todo, después de episodios que marcaron la serie de la final, como su lesión en el primer juego o la impresionante remontada en el cuarto partido.
El resurgimiento de los Celtics hacía soñar con una nueva era dorada para el equipo de Boston. Sin embargo, la historia no fue tan afortunada como lo había sido antes. Continuaron siendo contendientes fuertes en los años siguientes, pero el título se empezó a escapar de nuevo.
En la temporada 2008-2009, a pesar de las bajas sensibles como las de PJ Brown y James Posey, el equipo alcanzó un récord de 62 victorias y 20 derrotas, conquistando la división atlántica. Sin embargo, las lesiones de Kevin Garnett afectaron su desempeño en los playoffs y fueron eliminados por Orlando Magic en las semifinales de la conferencia este. En la temporada 2009-2010, los Celtics demostraron su determinación al eliminar a los favoritos de la conferencia, Cleveland y Orlando, en los playoffs. Aunque llegaron a las finales de la NBA nuevamente, enfrentándose a los Lakers, esta vez cayeron derrotados en el séptimo partido de la serie, marcando el final de una era destacada para el equipo. El sueño se apagó hasta nuestros días, pues 16 años después de su última corona, los reyes de la NBA jamás volvieron a festejar el gran título.
Este podría ser el año
Boston Celtics lleva años siendo protagonista de la NBA. Sobre todo desde 2019, el cuadro de Massachusetts ha sido contendiente al título todas las temporadas. La cima de la nueva camada, liderada por Jayson Tatum, Jaylen Brown, Marcus Smart y Al Horford, fue en 2022, cuando el equipo volvió a una final de la NBA después de 12 años. Sin embargo, el título se escapó con un humillante 4-0 en la serie contra los Golden State Warriors de Stephen Curry.
Esa derrota, y la del año posterior contra el Miami Heat de Jimmy Buttler, marcó un antes y un después en la histórica franquicia. Tanto que llevó a la reconstrucción del equipo para la actual temporada, la 2023-24, pues los Celtics se desprendieron de uno de sus mejores jugadores defensivos, Marcus Smart, para permitir la llegada de Kristaps Porziņģis, hombre clave que le ha dado un nuevo impulso a los Celtics.
Boston este año terminó primero de la conferencia Este de la NBA y actualmente se dirige rumbo a una nueva final de la Liga. Ya llegó a la final de conferencia, en la que espera o a New York Knicks o a Indiana Pacers. En duda por los problemas físicos de algunas de sus figuras, hablando de Porziņģis, para muchos es una incógnita si este año llegará la hora de vencer la mala racha. Boston Celtics, uno de los equipos de baloncestos más grandes de la historia, se cansó de vivir del recuerdo y ahora aspira a retornar a esas viejas épocas de gloria.
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