Los Dodgers, ¡simplemente, superiores!
Con un juego agresivo, bateo oportuno y mejor béisbol, el equipo de Los Ángeles ganó la Serie Mundial. Los Yanquis, sin poder de reacción.
Antonio Andraus Burgos
No hay que buscarle más caminos a la recta que conduce al triunfo. Los Dodgers de Los Ángeles, sencilla y simplemente, fueron superiores en esta Serie Mundial 2024, frente a los Yanquis de Nueva York que sí, con una buena nómina en el equipo, no tuvieron capacidad ni poder de reacción, ni siquiera cuando el juego los favorecía.
Así es el béisbol, el deporte que se juega con pelota redondas, pero que viene en cajitas cuadradas.
Dave Roberts, el capataz de los Dodgers, manejó con más tino a su grupo, especialmente cuando tuvo que darles responsabilidad en el desarrollo de los partidos.
Aaron Boone, el estratega de los Yanquis, no encontró la fórmula para que sus muchachos pudieran ofrecer con su calidad, un mejor juego frente a un rival que nunca se amilanó. Los errores de campo y mentales, fueron determinantes en los momentos más cruciales de los encuentros.
Sin embargo, los cinco desafíos que se desarrollaron en este Clásico de Otoño, dejan sabor a buen béisbol, a lo mucho que ha evolucionado el juego, a la capacidad deportiva de los peloteros de la actualidad y a la responsabilidad que asumen cuando están en los diamantes de los diferentes estadios.
Los dos últimos
El cuarto juego en el Yankee Stadium, cuando los Yanquis desataron una poderosa ofensiva, para ganar por pizarra de 11 carreras a cuatro, apenas fue una simple bocanada de oxígeno que no contó con un segundo aliento, y que estuvo cerca de convertirse en realidad en el quinto juego, que finalmente perdieron siete carreras por seis, en un dramático cierre.
Los Yanquis empezaron el compromiso con soberanos tablazos de Aaron Judge, de dos carreras en el primer acto; otro tablazo de Jazz Chisholm Jr., en el mismo episodio; y Giancarlo Stanton sumó el tercero del compromiso, en la tercera entrada.
Fue en este quinto encuentro en donde, lastimosa e inexplicablemente, los Yanquis perdieron el norte del juego, cometiendo dos garrafales errores de campo, fuera de dos más mentales, que pesaron demasiado en la pizarra del juego: uno de Aaron Judge sobre batazo de Tommy Edman que tropezó su guante antes de caer a la grama, y el otro de Anthony Volpe sobre el batazo de Will Smith, tirando mal al tercer cojín, a donde llegaba Kike Hernández, para que se congestionaran las bases sin outs.
Las cinco carreras de los Dodgers en la quinta entrada del juego, parece mentira, todas fueron fabricadas contra el abridor Gerrit Cole, pero ninguna de ellas fue limpia; y las dos últimas anotaciones, en el octavo episodio, fue producto de buen béisbol, con las oportunidades que el propio juego le dio a los Dodgers, para capturar la corona de esta Serie Mundial.
El error de los expertos, fue considerar que el grupo de lanzadores abridores de los Yanquis podría sobreponerse a la capacidad del cuerpo de relevistas de los Dodgers, que fueron manejados con verdadera mano técnica y estratégicamente en los pasajes determinantes de los juegos, como ocurrió en el quinto y último.
Los Dodgers llevaron a la lomita de los sustos a un gran total de 8 lanzadores, empezando por su abridor Jack Flaherty hasta cerrar con formidable episodio de Mark Buehler; mientras que los Yanquis no le ofrecieron respaldo defensivo a Gerrit Cole, quien en cuatro actos no había permitido imparable, y sus relevistas no pudieron controlar la acción ofensiva de los ‘Esquivadores’ en los momentos cruciales.
Las ganadoras
Las carreras que finalmente le ofrecen el inobjetable triunfo a los Dodgers para llevar el título de la Serie Mundial, fue de buena factura y mejor béisbol.
Tommy Kahnle viene por los Yanquis en el octavo, cuando el equipo va ganando 6-5. Permite dos sencillos, de Kike Hernández y Tommy Edman, y llena las bases otorgándole base por bolas a Will Smith. Traen entonces al cerrador, Luke Weaver, para que se haga cargo de la delicada situación. Las bases congestionadas y sin outs.
Gavin Lux con elevado de sacrificio trae la del empate con Kike, y la victoria la sella la anotada por Edman, pero remolcada con otro sacrificio de Mookie Betts, después de que el japonés Shohei Ohtani llegara a la inicial para volver a congestionar las bases, por la interferencia de Austin Wells, cuando estaba bateando el astro oriental.
Los Yanquis se fueron en blanco en el cierre del octavo y también en el noveno, cuando apareció el veloz abridor, Mark Buehler, después del desfile por la lomita de los sustos de siete de sus compañeros, incluyendo al abridor Jack Flaherty, para colgar los tres últimos outs de manera dominante y segura, ante Anthony Volpe, Austin Wells y el mexicano, Alex Verdugo, que le permitió a los Dodgers ganar la Serie Mundial, frente a sus antagonistas y rivales de siempre, los Yanquis.
El último out de Buehler para ganar el juego, lo hace abanicando al zurdo mexicano, Alex Verdugo, utilizando una bola de nudillos en curva, a 77.5 millas por hora, para que Will Smith saliera detrás del pentágono camino al montículo, para darle el abrazo de la victoria a Mark. Todo se había consumado.
Así se juega el béisbol y así se gana o se pierde.
Octava corona
Para los Dodgers esta corona, la octava en su permanencia en la Gran Carpa, llega con la victoria de 6-3 en 10 entradas en el primer juego, con el inolvidable tablazo de Freddie Freeman con las bases llenas; en el segundo por 4-2, ambos en Los Ángeles; otra 4-2, en el tercero, pero ya en Nueva York, y pierde el cuarto, 11-4 con devastadora ofensiva de los ‘Bombarderos’, pero ganan el quinto, 7-6, un juego de quilates y aprovechando todos los errores de los ‘Mulos’.
En doce ocasiones, los Dodgers y los Yanquis se han enfrentado en Series Mundiales, con ocho triunfos para los del Bronx y cuatro para los ‘Esquivadores’, incluyendo la de este año.
En 1955, ganan la primera ante los Yanquis, triunfando en cuatro de los siete partidos, cuando jugaban por Brooklyn, la única que alcanzaron siendo vecinos de patio de los ‘Mulos’. Luego, en 1963, los barren con enormes figuras, como Sandy Koufax y Don Drysdale, en los cuatro partidos jugados.
En 1981, consiguen la tercera estrella derrotando a los Yanquis, en cuatro de los seis encuentros efectuados y ahora, en este 2024, los vencen en cuatro de los cinco partidos jugados.
Los otros títulos los han conseguido los Dodgers, en 1959, frente a los Medias Blancas de Chicago, venciéndolos en cuatro de los seis juegos efectuados; en 1965, ante los Mellizos de Minnesota, en gran serie, ganando cuatro de los siete encuentros; en 1988, ante los Atléticos de Oakland, la conocida gran final de California, triunfando en cuatro de los cinco partidos jugados; y en 2020, derrotan a los Rayas de Tampa, en cuatro de los seis juegos, en la recortada temporada de ese año, que apenas se desarrolló con 60 partidos en el calendario regular, por la pandemia del Covid-19.
El Más Valioso
Para el recuerdo, la explosión de felicidad de todos los integrantes de la novena, pero sobresaliendo los abrazos del astro japonés Shohei Ohtani con el capataz Dave Roberts; el de Will Smith con Mark Buehler al colgar el último out de la novena entrada; otro entre el dominicano Teoscar Hernández y Shohei Ohtani; y el profundo y emocionado, entre muchos otros, entre Mookie Betts y Freddie Freeman.
Por cierto, Freeman, una pieza valiosa, entusiasta y motivante de los nuevos campeones de la Serie Mundial, se llevó para su casa el trofeo Willie Mays como Jugador Más Valioso (MBP) de la contienda final de la temporada de las Grandes Ligas.
Y no podía ser otro. Freeman conectó cuatro tablazos de circuito completo, uno en cada uno de los cuatro primeros encuentros; remolcó 12 carreras en el Clásico de Otoño; bateó para 300, con seis imparables en 20 turnos, sumándole un triple a los 4 jonrones, con apenas un ponche recibido y 2 bases por bolas negociadas.
Latinos campeones
Si bien es cierto que el astro japonés, Shohei Ohtani, jugando lesionado, se ganó su primer anillo de Serie Mundial con los Dodgers, su capacidad ofensiva fue controlada en todo el clásico.
Pero como el mismo lo ha dicho, ‘’este puede ser el primero de otros tantos anillos con los Dodgers, porque tenemos un equipo competitivo, muy entusiasta y con gran sentido de juego y de compañerismo’'.
Dentro de ese grupo que exalta Ohtani, hay tres venezolanos, un cubano, un puertorriqueño y un dominicano, hicieron parte activa de la nómina de los nuevos campeones de la Serie Mundial.
Los venezolanos fueron Miguel Rojas, Brusdar Graterol y Edgardo Henríquez. El dominicano fue el destacado Teoscar Hernández; el cubano Andy Pagés y el puertorriqueño el versátil Kike Hernández.
Algunos numeritos
Para los amantes de las estadísticas, estas pueden ser útiles para la historia de la 120 edición de las Series Mundiales en el béisbol de las Grandes Ligas. El clásico entre los Dodgers y los Yanquis se ha jugado en 12 ocasiones, con ocho victorias para los Yanquis y cuatro para los Dodgers, incluida la de este año.
El mejor bateador fue el dominicano Teoscar Hernández, de los Dodgers, con 350 de promedio, con siete indiscutibles en 20 turnos. El segundo fue el también dominicano, Juan Soto, pero de los Yanquis, con 313 con el bate, producto de cinco imparables en 16 turnos.
Con cuatro estacazos de vuelta completa, Freddie Freeman, de los Dodgers, fue el mejor en cuadrangulares, lo escoltó Giancarlo Stanton, de los Yanquis, con dos ‘vuelacercas’ en la serie. Freddie Freeman fue el mejor en carreras impulsadas, con 12 remolcadas para los Dodgers; pero tres jugadores de los Yanquis, Giancarlo Stanton, Anthony Volpe y el mexicano Alex Verdugo, quedaron empatados en la segunda casilla de estas estadísticas, con cinco empujadas cada uno.
El dominicano Juan Soto, con siete bases negociadas, fue el líder en esa tabla, escoltado en la segunda casilla por sus compañeros de los Yanquis, Aaron Judge y Anthony Rizzo, con cuatro caminadas gratis a la primera base.
Y cuando todos creían que Aardon Judge, de los Yanquis, ocuparía la primera casilla en ponches recibidos, resulta que fue Max Muncy, de los Dodgers, quien abanicó en 10 ocasiones la brisa para ocupar ese lugar. Judge, con Anthony Volpe, Anthony Rizzo y Austin Wells, quedaron la segunda casilla, todos de los Yanquis, con 7 ponches recibidos cada uno.
El mejor lanzador de la Serie Mundial fue el relevista de los Dodgers, Blake Treinen, con dos ganados y 0 perdidos; mientras que el mejor serpentinero por efectividad lo fue Mark Buehler, de los Dodgers, entre siete otros lanzadores, con seis entradas sin permitir carreras, para 0.00 de efectividad; mientras por más trabajo desde la loma, Gerrit Cole, de los Yanquis, con 12.2 actos de labor, tuvo registro de 0.71 carreras limpias por juego.
Colectivamente
Las paradojas que depara el béisbol, se puede resumir en las estadísticas colectivas tanto de los Dodgers como de los Yanquis. Los Bombarderos tuvieron ofensiva colectiva de 212 contra 206 de los Dodgers, al conectar 36 imparables en 170 turnos, contra 33 indiscutibles en 160 turnos.
Los Yanquis despacharon nueve tablazos de circuito completo, contra siete de los Dodgers; pero los ‘Esquivadores’ remolcaron 25 carreras contra 24 de los ‘Mulos’. Quedaron igualados con siete dobles cada novena pero los Dodgers consiguieron dos triples y los Yanquis ninguno.
Con nueve bases estafadas, los Yanquis ocuparon la primera casilla, mientras que los Dodgers apenas sumaron tres robos; pero los ‘Mulos’ sumaron 44 ponches contra 34 de los ‘Esquivadores’; los Yanquis negociaron 44 bases por bolas y los Dodgers tuvieron registro de 19.
En los cinco desafíos de la Serie Mundial, de manera general, los lanzadores de los Yanquis registraron 3.83 carreras limpias por juego, contra 4.80 de efectividad de los Dodgers.
Los numeritos, en términos generales, favorecieron a los Yanquis; pero sobre el terreno de juego, los triunfos fueron para los Dodgers.
Y no digamos nada más. Los Dodgers, simplemente, fueron mejores que los Yanquis en esta 120 Serie Mundial del béisbol de las Grandes Ligas.
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No hay que buscarle más caminos a la recta que conduce al triunfo. Los Dodgers de Los Ángeles, sencilla y simplemente, fueron superiores en esta Serie Mundial 2024, frente a los Yanquis de Nueva York que sí, con una buena nómina en el equipo, no tuvieron capacidad ni poder de reacción, ni siquiera cuando el juego los favorecía.
Así es el béisbol, el deporte que se juega con pelota redondas, pero que viene en cajitas cuadradas.
Dave Roberts, el capataz de los Dodgers, manejó con más tino a su grupo, especialmente cuando tuvo que darles responsabilidad en el desarrollo de los partidos.
Aaron Boone, el estratega de los Yanquis, no encontró la fórmula para que sus muchachos pudieran ofrecer con su calidad, un mejor juego frente a un rival que nunca se amilanó. Los errores de campo y mentales, fueron determinantes en los momentos más cruciales de los encuentros.
Sin embargo, los cinco desafíos que se desarrollaron en este Clásico de Otoño, dejan sabor a buen béisbol, a lo mucho que ha evolucionado el juego, a la capacidad deportiva de los peloteros de la actualidad y a la responsabilidad que asumen cuando están en los diamantes de los diferentes estadios.
Los dos últimos
El cuarto juego en el Yankee Stadium, cuando los Yanquis desataron una poderosa ofensiva, para ganar por pizarra de 11 carreras a cuatro, apenas fue una simple bocanada de oxígeno que no contó con un segundo aliento, y que estuvo cerca de convertirse en realidad en el quinto juego, que finalmente perdieron siete carreras por seis, en un dramático cierre.
Los Yanquis empezaron el compromiso con soberanos tablazos de Aaron Judge, de dos carreras en el primer acto; otro tablazo de Jazz Chisholm Jr., en el mismo episodio; y Giancarlo Stanton sumó el tercero del compromiso, en la tercera entrada.
Fue en este quinto encuentro en donde, lastimosa e inexplicablemente, los Yanquis perdieron el norte del juego, cometiendo dos garrafales errores de campo, fuera de dos más mentales, que pesaron demasiado en la pizarra del juego: uno de Aaron Judge sobre batazo de Tommy Edman que tropezó su guante antes de caer a la grama, y el otro de Anthony Volpe sobre el batazo de Will Smith, tirando mal al tercer cojín, a donde llegaba Kike Hernández, para que se congestionaran las bases sin outs.
Las cinco carreras de los Dodgers en la quinta entrada del juego, parece mentira, todas fueron fabricadas contra el abridor Gerrit Cole, pero ninguna de ellas fue limpia; y las dos últimas anotaciones, en el octavo episodio, fue producto de buen béisbol, con las oportunidades que el propio juego le dio a los Dodgers, para capturar la corona de esta Serie Mundial.
El error de los expertos, fue considerar que el grupo de lanzadores abridores de los Yanquis podría sobreponerse a la capacidad del cuerpo de relevistas de los Dodgers, que fueron manejados con verdadera mano técnica y estratégicamente en los pasajes determinantes de los juegos, como ocurrió en el quinto y último.
Los Dodgers llevaron a la lomita de los sustos a un gran total de 8 lanzadores, empezando por su abridor Jack Flaherty hasta cerrar con formidable episodio de Mark Buehler; mientras que los Yanquis no le ofrecieron respaldo defensivo a Gerrit Cole, quien en cuatro actos no había permitido imparable, y sus relevistas no pudieron controlar la acción ofensiva de los ‘Esquivadores’ en los momentos cruciales.
Las ganadoras
Las carreras que finalmente le ofrecen el inobjetable triunfo a los Dodgers para llevar el título de la Serie Mundial, fue de buena factura y mejor béisbol.
Tommy Kahnle viene por los Yanquis en el octavo, cuando el equipo va ganando 6-5. Permite dos sencillos, de Kike Hernández y Tommy Edman, y llena las bases otorgándole base por bolas a Will Smith. Traen entonces al cerrador, Luke Weaver, para que se haga cargo de la delicada situación. Las bases congestionadas y sin outs.
Gavin Lux con elevado de sacrificio trae la del empate con Kike, y la victoria la sella la anotada por Edman, pero remolcada con otro sacrificio de Mookie Betts, después de que el japonés Shohei Ohtani llegara a la inicial para volver a congestionar las bases, por la interferencia de Austin Wells, cuando estaba bateando el astro oriental.
Los Yanquis se fueron en blanco en el cierre del octavo y también en el noveno, cuando apareció el veloz abridor, Mark Buehler, después del desfile por la lomita de los sustos de siete de sus compañeros, incluyendo al abridor Jack Flaherty, para colgar los tres últimos outs de manera dominante y segura, ante Anthony Volpe, Austin Wells y el mexicano, Alex Verdugo, que le permitió a los Dodgers ganar la Serie Mundial, frente a sus antagonistas y rivales de siempre, los Yanquis.
El último out de Buehler para ganar el juego, lo hace abanicando al zurdo mexicano, Alex Verdugo, utilizando una bola de nudillos en curva, a 77.5 millas por hora, para que Will Smith saliera detrás del pentágono camino al montículo, para darle el abrazo de la victoria a Mark. Todo se había consumado.
Así se juega el béisbol y así se gana o se pierde.
Octava corona
Para los Dodgers esta corona, la octava en su permanencia en la Gran Carpa, llega con la victoria de 6-3 en 10 entradas en el primer juego, con el inolvidable tablazo de Freddie Freeman con las bases llenas; en el segundo por 4-2, ambos en Los Ángeles; otra 4-2, en el tercero, pero ya en Nueva York, y pierde el cuarto, 11-4 con devastadora ofensiva de los ‘Bombarderos’, pero ganan el quinto, 7-6, un juego de quilates y aprovechando todos los errores de los ‘Mulos’.
En doce ocasiones, los Dodgers y los Yanquis se han enfrentado en Series Mundiales, con ocho triunfos para los del Bronx y cuatro para los ‘Esquivadores’, incluyendo la de este año.
En 1955, ganan la primera ante los Yanquis, triunfando en cuatro de los siete partidos, cuando jugaban por Brooklyn, la única que alcanzaron siendo vecinos de patio de los ‘Mulos’. Luego, en 1963, los barren con enormes figuras, como Sandy Koufax y Don Drysdale, en los cuatro partidos jugados.
En 1981, consiguen la tercera estrella derrotando a los Yanquis, en cuatro de los seis encuentros efectuados y ahora, en este 2024, los vencen en cuatro de los cinco partidos jugados.
Los otros títulos los han conseguido los Dodgers, en 1959, frente a los Medias Blancas de Chicago, venciéndolos en cuatro de los seis juegos efectuados; en 1965, ante los Mellizos de Minnesota, en gran serie, ganando cuatro de los siete encuentros; en 1988, ante los Atléticos de Oakland, la conocida gran final de California, triunfando en cuatro de los cinco partidos jugados; y en 2020, derrotan a los Rayas de Tampa, en cuatro de los seis juegos, en la recortada temporada de ese año, que apenas se desarrolló con 60 partidos en el calendario regular, por la pandemia del Covid-19.
El Más Valioso
Para el recuerdo, la explosión de felicidad de todos los integrantes de la novena, pero sobresaliendo los abrazos del astro japonés Shohei Ohtani con el capataz Dave Roberts; el de Will Smith con Mark Buehler al colgar el último out de la novena entrada; otro entre el dominicano Teoscar Hernández y Shohei Ohtani; y el profundo y emocionado, entre muchos otros, entre Mookie Betts y Freddie Freeman.
Por cierto, Freeman, una pieza valiosa, entusiasta y motivante de los nuevos campeones de la Serie Mundial, se llevó para su casa el trofeo Willie Mays como Jugador Más Valioso (MBP) de la contienda final de la temporada de las Grandes Ligas.
Y no podía ser otro. Freeman conectó cuatro tablazos de circuito completo, uno en cada uno de los cuatro primeros encuentros; remolcó 12 carreras en el Clásico de Otoño; bateó para 300, con seis imparables en 20 turnos, sumándole un triple a los 4 jonrones, con apenas un ponche recibido y 2 bases por bolas negociadas.
Latinos campeones
Si bien es cierto que el astro japonés, Shohei Ohtani, jugando lesionado, se ganó su primer anillo de Serie Mundial con los Dodgers, su capacidad ofensiva fue controlada en todo el clásico.
Pero como el mismo lo ha dicho, ‘’este puede ser el primero de otros tantos anillos con los Dodgers, porque tenemos un equipo competitivo, muy entusiasta y con gran sentido de juego y de compañerismo’'.
Dentro de ese grupo que exalta Ohtani, hay tres venezolanos, un cubano, un puertorriqueño y un dominicano, hicieron parte activa de la nómina de los nuevos campeones de la Serie Mundial.
Los venezolanos fueron Miguel Rojas, Brusdar Graterol y Edgardo Henríquez. El dominicano fue el destacado Teoscar Hernández; el cubano Andy Pagés y el puertorriqueño el versátil Kike Hernández.
Algunos numeritos
Para los amantes de las estadísticas, estas pueden ser útiles para la historia de la 120 edición de las Series Mundiales en el béisbol de las Grandes Ligas. El clásico entre los Dodgers y los Yanquis se ha jugado en 12 ocasiones, con ocho victorias para los Yanquis y cuatro para los Dodgers, incluida la de este año.
El mejor bateador fue el dominicano Teoscar Hernández, de los Dodgers, con 350 de promedio, con siete indiscutibles en 20 turnos. El segundo fue el también dominicano, Juan Soto, pero de los Yanquis, con 313 con el bate, producto de cinco imparables en 16 turnos.
Con cuatro estacazos de vuelta completa, Freddie Freeman, de los Dodgers, fue el mejor en cuadrangulares, lo escoltó Giancarlo Stanton, de los Yanquis, con dos ‘vuelacercas’ en la serie. Freddie Freeman fue el mejor en carreras impulsadas, con 12 remolcadas para los Dodgers; pero tres jugadores de los Yanquis, Giancarlo Stanton, Anthony Volpe y el mexicano Alex Verdugo, quedaron empatados en la segunda casilla de estas estadísticas, con cinco empujadas cada uno.
El dominicano Juan Soto, con siete bases negociadas, fue el líder en esa tabla, escoltado en la segunda casilla por sus compañeros de los Yanquis, Aaron Judge y Anthony Rizzo, con cuatro caminadas gratis a la primera base.
Y cuando todos creían que Aardon Judge, de los Yanquis, ocuparía la primera casilla en ponches recibidos, resulta que fue Max Muncy, de los Dodgers, quien abanicó en 10 ocasiones la brisa para ocupar ese lugar. Judge, con Anthony Volpe, Anthony Rizzo y Austin Wells, quedaron la segunda casilla, todos de los Yanquis, con 7 ponches recibidos cada uno.
El mejor lanzador de la Serie Mundial fue el relevista de los Dodgers, Blake Treinen, con dos ganados y 0 perdidos; mientras que el mejor serpentinero por efectividad lo fue Mark Buehler, de los Dodgers, entre siete otros lanzadores, con seis entradas sin permitir carreras, para 0.00 de efectividad; mientras por más trabajo desde la loma, Gerrit Cole, de los Yanquis, con 12.2 actos de labor, tuvo registro de 0.71 carreras limpias por juego.
Colectivamente
Las paradojas que depara el béisbol, se puede resumir en las estadísticas colectivas tanto de los Dodgers como de los Yanquis. Los Bombarderos tuvieron ofensiva colectiva de 212 contra 206 de los Dodgers, al conectar 36 imparables en 170 turnos, contra 33 indiscutibles en 160 turnos.
Los Yanquis despacharon nueve tablazos de circuito completo, contra siete de los Dodgers; pero los ‘Esquivadores’ remolcaron 25 carreras contra 24 de los ‘Mulos’. Quedaron igualados con siete dobles cada novena pero los Dodgers consiguieron dos triples y los Yanquis ninguno.
Con nueve bases estafadas, los Yanquis ocuparon la primera casilla, mientras que los Dodgers apenas sumaron tres robos; pero los ‘Mulos’ sumaron 44 ponches contra 34 de los ‘Esquivadores’; los Yanquis negociaron 44 bases por bolas y los Dodgers tuvieron registro de 19.
En los cinco desafíos de la Serie Mundial, de manera general, los lanzadores de los Yanquis registraron 3.83 carreras limpias por juego, contra 4.80 de efectividad de los Dodgers.
Los numeritos, en términos generales, favorecieron a los Yanquis; pero sobre el terreno de juego, los triunfos fueron para los Dodgers.
Y no digamos nada más. Los Dodgers, simplemente, fueron mejores que los Yanquis en esta 120 Serie Mundial del béisbol de las Grandes Ligas.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador