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Cuando se fue de Tokio 2020, Simone Biles pensó que no volvería a competir. Un bloqueo mental le había quitado las referencias en el aire, dejándola sin oros que añadir a los cuatro con los que había maravillado al mundo en Río de Janeiro 2016. Sin embargo, luego de dos años de recuperación, quiso volver, porque la gimnasta más condecorada de la historia se había ganado el derecho a decidir cuándo se iba.
Y el esfuerzo valió la pena. Brillante desde las clasificaciones en París, la estrella estadounidense, de 27 años, reconquistó el oro por equipos, el del concurso individual y el de salto, aclamada por las repletas tribunas del Arena Bercy.
Biles volvió a demostrar, sin embargo, que es humana y no pudo completar su campaña soñada en París porque el último día se le resistió la viga de equilibrio, donde quedó fuera del podio, y la final de suelo (plata), dejándola a dos oros de los nueve de la leyenda soviética de la gimnasia Larissa Latynina, junto a la nadadora estadounidense Katie Ledecky las mujeres con más títulos olímpicos.
Pero con once medallas ganadas en los Juegos, siete de ellas de oro, y 23 triunfos mundiales, su nombre está ya en la historia de esta disciplina que nunca conoció una gimnasta como ella.
“He conseguido mucho más que en mis sueños más locos, no solo en estos Juegos, sino en el deporte”, indicó.
Su futuro ahora depende de ella. “Nunca digas nunca”, respondió divertida sobre si se ve en Los Ángeles-2028. “Pero me estoy haciendo muy mayor”, agregó entre risas.
¿Qué dijo la madre de Simone Biles?
Shanon, de 52 años, es la madre biológica de Simone Biles y tras abandonarla a los seis años por su adicción a las drogas y al alcohol, tiene la esperanza de acercarse a ella para ser perdonada.
“Fue difícil renunciar a mis hijos, pero tenía que hacer lo que tenía que hacer. No pude cuidar de ellos. Todavía consumía y Ronald (abuelo de Simone) no quería que yo entrara y saliera de sus vidas cuando no estaba bien”, explicó a Daily Mail.
Las adiciones de Shanon marcaron una infancia difícil para Simone y sus hermanos. Estuvieron bajo la custodia de las autoridades y fueron enviados a casas de acogida durante varias ocasiones. Ante esto, los abuelos de Biles la acogieron y la criaron junto a su hermana menor.
“Solo le pediría que me perdone. ¿Podemos seguir adelante? No me juzgues por mi pasado, sigamos adelante”, dijo Shanon.
“Estoy esperando la oportunidad, pero estoy esperando que ella pueda venir a mí. Sentémonos. Solo tengo que tener paciencia”, añadió.
Shanon vive en Columbus, Ohio en Estados Unidos y tiene graves problemas económicos. De hecho, solicitó a los tribunales que la declarasen insolvente en 2018 a causa de múltiples deudas y ha tenido varios problemas con las autoridades. Pese a que se muestra orgullosa por los logros de su hija, se siente muy triste por perderse momentos claves de la vida de Simone Biles como su matrimonio.
“Soy una adicta en recuperación y siempre lo seré. Pero hay un camino (hacia la recuperación). Tienes que aprender a alejarte de las personas, los lugares y las cosas. Cambia tu rutina y vive tu vida. Vive tu mejor vida (...) No soy la persona que solía ser. Hoy estoy bien. Soy una persona cariñosa. Te daría la camisa que llevo puesta. Soy muy diferente a lo que me han retratado”, mencionó.
Sin embargo, las distancias entre Shanon y Simone todavía siguen presentes. “Lo que oigo sobre Simone lo oigo a través de mi padre. Hablo con él todo el tiempo. Ahora estamos bien. Era justo su cumpleaños y lo llamé para desearle un feliz cumpleaños”.
Pese a que Shanon tiene el número de Simone Biles, nunca la ha llamado y espera para que la gimnasta lo haga. “Quiero hacerle saber que la amo y que estoy muy orgullosa de ella, pero todavía estoy esperando. No puedo seguir pensando en eso. Cuando ella esté lista, estaré aquí y dispuesta a recibirla. Aún no ha sucedido, pero tengo paciencia. La estoy esperando”, dijo.
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